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- AU Moderno.

- Kyojuro, jefe de la mafia (32)

- Akaza, estudiante de medicina (22)

- Akaza, estudiante de medicina (22)

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- ¡Kyojuro...! - sus palabras sonaban arrastradas, la cabeza le daba vueltas y se apoyaba en su rubio compañero - Oye que lindos ojos.

- Akaza estás borracho, vamos a casa - le recriminó, su grupo de amigos los habían invitado a un bar, pero no creyó que el pelirosa sería tan intolerante al alcohol.

- ¡Aburrido...! - se quejo, mientras inclinaba su rostro en el hombro del más alto - Pero también lindo, oye... ¿Tienes novia?

El rubio soltó una risa ahogada, sujeto de la cintura a su acompañante y empezaron a caminar hacia el auto de Kyojuro, bueno, el rubio caminaba y el pelirosa era prácticamente arrastrado por este.

- "Nota mental: Nunca dejar a Akaza a cargo de Tengen y jamás dejar que tomé más de una botella de alcohol" - pensó el rubio mientras dejaba al chico semi dormido en el asiento del copiloto.

- Entonces... ¿Tienes novia? - insistió, sus ojos ámbar empezaban a cerrarse por el efecto del líquido que pronto le causaría problemas.

- Tu sabes que no tengo, es imposible - le respondió con una sonrisa.

- Pero eres muy guapo, seguro mucha gente va tras de ti - dijo mientras inclinaba su cabeza a la izquierda, haciendo un puchero y con sus ojos nublados por el sueño.

- Akaza, nosotros somos pareja - pronunció como lo más obvio del mundo, acercándose al rostro del pelirosa - Y aunque varias personas vengan tras de mi, nadie se compara a ti - dejó un fugaz beso en la mejilla contraria y prendió el auto para emprender el viaje a casa.

El silencio se instaló enseguida, aunque una canción sonaba de fondo, ninguno de ellos volvió a pronunciar palabra, disfrutando del hermoso ambiente. El chico había caído inconsciente en el asiento del copiloto, mientras el rubio se estacionaba afuera de la mansión en la que ambos vivían. Ser el jefe de una de las mafias más poderosas del país era un trabajo difícil y peligroso.

Aun así, aquella tarde en que conoció a su hermoso cerezo, su mundo pareció iluminarse.

Aun así, aquella tarde en que conoció a su hermoso cerezo, su mundo pareció iluminarse

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One-shots: RenkazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora