16.- Penitencia

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El dolor atravesó a Taeyang como si una saeta incendiada le hubiera impactado justo en el costado, sin embargo fue más el asombro que el dolor lo que le sorprendió

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El dolor atravesó a Taeyang como si una saeta incendiada le hubiera impactado justo en el costado, sin embargo fue más el asombro que el dolor lo que le sorprendió. Retrocedió un par de pasos, sus ojos agrandados por el miedo vieron su reflejo en la expresión de terror del mayor.

De un momento a otro ya tenía a Hwiyoung y a Rowoon a cada lado, sujetándole mientras él iba perdiendo su fuerza. Aún alcanzó a ver el miedo, el dolor y la culpa que desdibujaron el rostro de Zuho antes de que echara a correr para escapar de aquel lugar.

Entonces ya no pudo resistir más, sus piernas dejaron de sostenerlo y perdió toda la fuerza mientras el dolor iba creciendo candente en su cuerpo. Con cuidado Hwiyoung y Rowoon lo sujetaron hasta que terminó recostado en el suelo, al bajar la mirada notó la sangre que seguía brotando del lado derecho de su abdomen, podía sentirla saliendo de su cuerpo y encharcándose debajo de él.

El pitido creado por la explosión del arma comenzó a abandonar sus oídos y pudo escuchar así las voces desesperadas de las criaturas, quienes llamaban su nombre con desesperanza, sobre todo Hwiyoung, pues el otro había movido su mirada hacia la puerta abierta.

Se esforzó entonces para poder levantar el brazo izquierdo y tomar la mano de Rowoon, aún tuvo que forzar su voz para que esta saliera de su pecho, pero tenía que decirlo antes de que fuera demasiado tarde.

—Rowoon...

—Tranquilo Tae, estoy aquí, estarás bien.

—Ro, ve por, Zuho, él es, sólo es el mismo chico perdido, lastimado, necesitas ayudarlo. No debe, no debe haber más venganza, no más culpa, todo debe, acabar aquí...

Dejó de hablar pues sentía que se ahogaba, pronto la sangre comenzó a salir por su boca también. Rowoon asintió.

—Lo haré, solo si prometes esperarme a que regrese. Regresaremos los dos, pero tienes que aguantar y esperarme ¿sí? —Rowoon casi lloraba mientras le rogaba aquello, pues en efecto quería ir por otro humano pero temía que fuera la última vez que viera con vida a su pequeño amigo.

Taeyang asintió con dificultad.

—Ve por ese maldito, yo cuidaré de Tae —le dijo Hwiyoung en voz muy baja.

—Aquí es donde debes ser testarudo ¿sabes? Debes seguir siendo mi pequeño bribón —insistió Rowoon.

Al final terminó por levantarse y utilizar su velocidad sobrenatural para intentar alcanzar al humano prófugo.

Por su parte, Hwiyoung estaba aterrado, más aún cuando, al quedarse solos, parte de la tensión en el cuerpo de Taeyang pareció desaparecer y el humano se relajó por completo en sus brazos.

—Ey, ey, Taeyang, resiste, —le pidió, pero él incluso había cerrado ya los ojos.

Recordó de pronto algo que había visto hacer a Bobby, así que en un intento desesperado tomo su propia muñeca y la mordió con brusquedad, en cuanto abrió una herida considerablemente grande la acercó para que el chorro de sangre oscura cayera sobre la herida del humano.

Taeyang siseó, el entumecimiento había estado ocupando el lugar del dolor en su cuerpo y su mente hasta que aquella sustancia helada cayó en su interior y lo despertó. Volvió a abrir los ojos solo para encontrarse con la cara preocupada de Hwiyoung, él incluso lloraba.

Con un esfuerzo logró levantar la mano derecha, quería limpiar las lágrimas que caían por el blanco rostro contrario y que reflejaban el violeta de sus ojos, sin embargo terminó manchándolo con sangre.

—Hwiyoung, no llores.

La criatura tomó su mano y se restregó un poco contra ella, ni siquiera pudo pensar en la sangre tan dulce y tentadora que lo llenaba, solo era consciente del terror y la impotencia que sentía por perder a su Taeyang ahora que lo tenía en sus manos.

—Te pondrás bien, solo aguanta un poco ¿sí? Y pronto estarás bien.

Aunque en realidad Hwiyoung no podía estar seguro de eso, no sabía qué tan profunda era la herida ni qué tan poderosa su sangre como para poder ayudarlo. Taeyang le sonrió, aunque sus ojos entrecerrados comenzaban a verse opacos.

—Lo estaré, solo quiero dormir. No llores, está bien... —Y terminó por desvanecerse.

Hwiyoung dejó con cuidado la mano a su lado, intentando con todas sus fuerzas no volverse loco. Aunque el peliblanco había quedado inconsciente aún podía escuchar el corazón constante de su Taeyang, eso lo tranquilizaba un poco, además que al parecer había dejado de sangrar tan profusamente.

Lo levantó con cuidado para recostarlo en uno de los sillones abandonados del lugar, así al menos no estaría sobre el suelo frío y húmedo. Se inclinó para tomar los restos de la playera que había portado el peliblanco cuando lo trajeron y con ella limpió lo mejor que pudo la herida de bala así como las demás partes lastimadas.

Durante todo ese rato él rogaba que el pequeño peliblanco se recuperara, que la herida se cerrará y él volviera a ser ese humano alegre y sonriente que había visto de lejos. Quería que siguiera hablando con él, que pudieran vivir juntos y así él pudiera morderlo cuantas veces quisiera, cuantas veces él se ofreciera pues esa sangre entregada era lo mejor que había probado jamás.

No se dio cuenta de que seguía llorando, recargó la frente contra el hombro tibio en un intento de recomponerse y fue entonces que la mano exangüe de Taeyang cayó a un lado, revelando el brillo plateado del collar que había mantenido oculto en su puño.

Por algunos momentos la plata lo repelió, sin embargo aquello era algo tan importante como para que lo hubiera mantenido así sujeto.

Lo tomó con cuidado de la parte del dije para no quemarse con la plata: se trataba de un pequeño reloj de arena que contenía un líquido rojo en lugar de polvo.

—¿Qué es esto? —se preguntó, observando con cuidado el dije.

Aun en medio de su inconsciencia Taeyang se quejó de pronto y se sujetó el costado herido, tan débil como estaba no podía hacer nada contra aquel dolor salvo sumergirse en él. Aquel sonido distrajo a Hwiyoung, que se acercó preocupado a su Tae.

No se dio cuenta que, en medio de su preocupación y su falta de atención, terminó por oprimir de más el pequeño dije, logrando que el centro delgado se rompiera.

En el instante en que la sustancia roja quedó libre, Hwiyoung sintió la oleada de poder que llenó el pequeño cuarto como si convirtiera el aire en agua helada. La sensación lo golpeó con dureza, logrando que trastabillara hacia atrás y se alejara así de su Taeyang, aunque quería protegerlo la sensación era demasiado intensa.

Aquella fuerza externa que parecía seguir girando dentro del cuarto se concentró de pronto en su cabeza, como si se estuviera metiendo en ella. Hwiyoung gritó, pero era incapaz de oír su propia voz; cayó de rodillas, sujetándose la cabeza con ambas manos, sentía que esta terminaría por explotar debido a la presión que la fuerza ejercía.

Apenas fue consciente de que aquella fuerza parecía tener voluntad propia y que iba arrancando los recuerdos de su memoria como si fueran tiras de su piel, aquella tortura le hacía azotar la misma cabeza contra el suelo sin lograr ni el más mínimo alivio.

La fuerza siguió escarbando, viendo toda su vida desde que era humano y sus actos como criatura, la admiración que había sentido por Bobby, el dolor de perder a su hermano Sunwoo y la esperanza que había llegado a su vida al hablar con Taeyang.

Con la misma celeridad con la que había llegado la energía opresiva desapareció, sin embargo conforme se diluía pareciera que la propia energía de Hwiyoung se iba con ella, dejándolo débil e indefenso. Sintió que había terminado tirado en el suelo muy cerca del sillón donde reposaba su Taeyang; aunque casi no podía verlo a causa de su vista tan nublada, aún así intentó alcanzarlo, acercarse a él, pero la oscuridad de la inconsciencia terminó por arrancarle toda la fuerza y dejarlo allí tirado.

Venganza feérica (ZuRo / TaeHwi)Where stories live. Discover now