17.- Castigo

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Nada era lo que debería ser, o al menos no se sentía como se suponía que se sentiría

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Nada era lo que debería ser, o al menos no se sentía como se suponía que se sentiría. Durante todo aquel tiempo desde que escapó de la casa de Daesung y el resto de criaturas, el terror se había mantenido oculto y controlado en su interior, como si con todo lo que había aprendido pudiera defenderse.

Al ser un factor externo, podía mantenerse atento y así dejar fuera el miedo; y con un objetivo claro y específico era fácil centrarse en él y olvidar todo lo demás.

Pero nada había servido, parecía que conforme más se acercaba a aquel objetivo más crecía la desesperación en su interior.

Así que allí estaba entonces, huyó después de lastimar a aquel chico que había confiado en él, ni siquiera sabía si había sobrevivido. Y sin saber muy bien a dónde ir, dónde podría escapar de su propio sufrimiento y de aquel que había causado, terminó subiendo las escaleras hasta el final del mismo edificio

—Mi pecado es mucho más grande que el suyo, Taeyang confiaba en mí, he sido mucho peor de lo que fue Rowoon, de lo que fue ninguno de ellos —confesó al aire.

Se acercó entonces hasta la orilla de la azotea, mirando las luces parpadeantes de la ciudad debajo de él. ¿Cuántas personas estarían en sus casas en ese momento, disfrutando de la paz y la seguridad que da un hogar? ¿Por qué él no podía tener lo mismo?

Pero para eso momento no lo merecía, menos que nunca. Se sentía tan trastornado que no escuchó que alguien se acercaba hasta que una voz dijo su nombre con suavidad. Zuho volteó de golpe y levantó su arma.

Allí estaba la misma criatura que lo había iniciado todo, y que en ese momento le miraba con la preocupación implantada en sus ojos, aunque supuso que estaba dedicada a su menor y no a él.

—¿Qué haces aquí? Taeyang, él... —su voz se cortó por un sollozo.

—Él estará bien, es testarudo. Y Hwiyoung se ha quedado a su lado.

La mano de Zuho no dejaba de temblar, aunque no bajó la guardia por completo.

—Debería matarte ahora y acabar con todo esto —sentenció, aunque Rowoon ni siquiera parpadeó—. Solo quiero que esto acabe.

Lo último lo susurró para sí mismo, su mente febril olvidando por un momento al vampiro frente a él. En su lugar miraba su pistola, de un momento a otro la giró, como si quisiera asomarse por el cañón.

Por fin Rowoon se movió, antes de que Zuho se diera cuenta ya lo tenía junto a él y tomó con cuidado el arma, ni siquiera pareció importarle el siseo de su piel quemada, solo la empujó hasta que por fin Zuho la soltó, ésta terminó en el suelo y Rowoon con su mano en la suya.

—¿Y qué haces aquí? ¿Vienes por venganza? —volvió a preguntar el peliblanco.

Sabía que así era, debía de serlo y casi lo esperaba, sentía que merecía aquello, sin embargo Rowoon negó con la cabeza suavemente. Todos sus movimientos y su voz parecían suavizados para tranquilizar a Zuho.

Venganza feérica (ZuRo / TaeHwi)Where stories live. Discover now