CAPITULO 20

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"¡HARRY!"

"¡Es Potter, es POTTER!"

"¡Ron!"

"¡Hermione!"

Hermione Granger parpadeó sorprendida cuando de pronto se sintió rodeada por una enorme ola de afecto y gratitud.Esa ciertamente no era la bienvenida que esperaba, sobre todo después del día que acababa de tener. Como si irrumpir en Gringotts no hubiera sido suficiente, habían tenido que soportar un largo viaje en la espalda de un dragón, una emboscada en Hogsmeade, una reunión con el disgustado hermano de Dumbledore quien les dijo la horrible verdad sobre el pasado de Dumbledore, y finalmente, un maltratado y magullado pero sorprendentemente alegre Neville Longbottom, había llegado de dentro de un retrato y les  había llevado de vuelta a su hogar:  Hogwarts, la Escuela de Magia y Hechicería. Después de todos los malos recibimientos que habían tenido -exceptuando a Neville-, Hermione esperaba esquivar hechizos de aturdimiento y calumnias debido a su ascendencia muggle; pero en su lugar, Hogwarts parecía tan acogedor y amigable como siempre. Tal vez y después de todo, algunas cosas no habían cambiado.

Pero, cuando Neville les habló alegremente de cómo y porqué estaba utilizando la Sala de los Menesteres, Hermione supo que  Hogwarts realmente había cambiado. Siempre lo supo, por supuesto, gracias a sus conversaciones con Phineas Nigellus, pero también siempre lo había desterrado a los confines de su mente. El mundo que les rodeaba estaba cambiando tan terriblemente que nunca le agradó la idea de guardar en su memoria la imagen de un Hogwarts totalmente manchado por los horrores de la guerra. Pero eso era un simple sueño, porque  no podía ni quería ser una realidad. Hogwarts había cambiado, y horriblemente, era casi una prisión para esos  pobres y valientes estudiantes que no les importaba sentirse agotados por aferrarse a sus creencias, ni tampoco les importaba ser  golpeados por sus propios maestros. Hermione no pudo evitar sonreír un poco al pensarlo. Era bueno saber que ella, Ron, y Harry no eran los únicos en la lucha.

"... así es, bueno, la comida es una de las cinco excepciones a la Ley de Gamp de la Transfiguración Elemental", dijo Ron con prudencia en respuesta a los comentarios de Neville cuando explicaba que  la Sala de los Menesteres era  incapaz de producir alimentos para ellos.

Algo que sin duda golpeó todos los otros pensamientos de la cabeza de Hermione. Ella lo miró con los ojos abiertos  mientras Seamus y Lavender continuaban su historia. Hermione se recordaba vívidamente tratando de enseñarle a Ron las cinco excepciones a la Ley de Gamp de  la Transfiguración Elemental. Él había contestado correctamente dos de las cinco y había evadido el resto, diciendo que cuál era el punto de memorizarlos todos  cuando bien podía fácilmente abrir un libro, o mejor aún, sólo preguntarle a ella. En ese momento Hermione había replicado, y le había dicho que tal vez ella no estaría cerca para que le pudiese preguntar; eso había sido a finales de marzo de sexto año, cuando aún estaba saliendo con Lavender  pero habían reanudado su amistad y ligero coqueteo; Hermione se había molestado un poco y habían tenido una pequeña discusión que terminó con Ron  saliendo de la biblioteca.  La Ley de Gamp no se había vuelto a mencionar y Hermione supuso que Ron  no conocía  ninguno de los cinco principios, o incluso que se había olvidado de cuántas excepciones había.

Ron  captó su mirada y levantó las cejas como diciendo 'siempre ese tono de sorpresa'. Hermione le negó con la cabeza una vez. No es sopresa, le dijo con el pensamiento, es orgullo. Ese era el nivel de instrucción de  EXTASIS que Ron era capaz de realizar. Hermione le dedicó una sonrisa que era mucho más audaz  a lo que él estaba acostumbrado. Realmente estaba muy orgulloso de él.

Hermione Granger Y Las Reliquias de La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora