halloween

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Narra Baji

Toco la puerta de la casa de los Sano y me abre el tata. Le tengo cualquier cariño al viejo, pa mi es como mi papá.

— Viejitooo —nos abrazamos— ¿cómo tai?

— Bien po cabrito que me teni botao, hace cualquier rato que no me veni a ver —me tira la oreja, concha que duele— ¿acaso te robaron el corazón que ya no veni a ver a tu tata?

— No he venido por falta de tiempo, perdoname —le pongo carita de pena y me suelta— y sí me robaron el corazón.

— Ya entra pa que comamos eso que te gusta y me contai todo con detalles —asiento y entramos.

El tata tiene fotos de todos nosotros de cuando eramos brocacochis. Los más enanos somos la Emma, el Mikey y yo que nos conocemos como desde los cinco porque venía al dojo que tienen. Me pegaba las meas peleas con el Mikey, a muerte las weas.

Preparamos el yakisoba y nos sentamos en la mesa a hablar.

— ¿Cómo se llama la niña o el niño que te tiene enamorado? —pregunta con la boca llena.

— Hoshi, es más linda, de hecho ya estamos pololeando -sonrío como aweonao— aunque la semana pasada peleamos y no hemos hablado desde eso.

— ¿Qué caga te mandaste? —lo miro feo por asumir que fue culpa mía. Aunque sí lo fue pero no me tiene fe este caballero.

— Es que es complicado, muy larga la historia.

— Tengo todo el tiempo del mundo, suelta la pepa.

Primero le cuento como conocí a la marquesita y como no me pescó por tres meses, luego de como nos pusimos a pololear y al último le conté la pelea que tuvimos. Me siento terrible culpable por esa wea pero por más que le mande mensajes no me pesca o me deja en visto.

La fui a buscar a su casa tres días seguidos y la mamá me dijo que no estaba. Mañana iría otra vez pero es la pelea.

— Puta que eri weon cabrito –me pega un paipe— ta bien que querai cuidarla pero te fuiste en vola.

— Sí sé tata —me paso la mano por el pelo— pero tu cachai que puede quedar la caga y yo no quero que le pase algo.

— Teni que creer en ella noma —me da una palmada en la espalda— anda a buscarla mañana, sigue el consejo de esta pasa con patas.

Tiene razón, ojalá mañana me pesque sipo porque si no lo hace no puedo hacer nada.

Con el tata hablamos harto rato más hasta que mi mamita me dijo que me fuera pa la casa. Agarré mi moto y partí pa alla.

Pasé por fuera de la casa de la Hoshi y su pieza se veía iluminada por la tele. Me bajo y toco el timbre pa ver si ahora quiere hablar conmigo.

— Hola mi niño —me abre la mamá, mi suegra— si viene a ver a la Ho, está durmiendo.

— Pucha —pongo carita triste— ¿no la podría despertar?

— Se quedó hasta tarde haciendo un trabajo y llegó hace poco del liceo, estaba muy cansada y me dijo que si se dormía no la despertara —se encoge de hombros y empieza a susurrar— mañana va a estar sola todo el día así que demás la encontrai —guiña un ojo y entra a su casa.

Gracias suegrita.

[...]

Parezco payaso buscándola sin que me pesque. La fui a buscar otra vez y no había nadie en su casa, me siento terrible aweonao.

¿me podi dar tu ig? [TR chilensis] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora