Capítulo II

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Holis. Mañana estaré ocupada así que he decido subir el capítulo hoy.
Para aquellos que crean que los hechos se suceden demasiado rápido, recuerden que historia estaba pensada para un oneshot.

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Los días se convirtieron en semanas y el invierno se hacía más crudo. La noche de aquel día indeseable quedó grabada a fuego en su mente por dos motivos diferentes. Primero estaba el descubrimiento de la traición. Cuando llegó a casa en medio de una fuerte ventisca su madre estaba a punto de llamar a las autoridades presa de la preocupación; al verla entrar por la puerta sana y salva corrió hacia ella para abrazarla mientras la regañaba por el susto de muerte que había pasado desde horas antes, solo se detuvo al sentirla desmoronarse en su pecho, llorando cual niña chica asustada. No le hizo preguntas indeseadas en ese momento, solamente la estrecho con mayor fuerza, acariciando sus rubios cabellos mojados por los copos derretidos ante el calor del hogar, le hizo un té de hierbas y le preparó un relajante baño de agua caliente que le ayudó a liberar gran parte del estrés del día. Esa misma noche se juró a si misma que nunca más derramaría una lágrima por quien no lo merecía y que no volvería a cometer los mismos errores.

El segundo motivo era mucho más demandante y desconcertante que el anterior. No podía olvidar la impresionante figura de aquella criatura. Recordaba con pasmosa claridad sus hipnotizantes ojos verdes sobre ella. Si cerraba los ojos aún podía sentir su cálido aliento en su piel provocándole escalofríos que recorrían la extensión de su columna vertebral haciéndola estremecer. Creía que el incidente la dejó traumada y le tomaría tiempo borrar la atemorizante escena de su memoria. No le contó a su madre sobre ello, pues no quería preocuparla o que la encerrara en casa cuando lo que más necesitaba era salir a despejar su mente, justo como en este momento.

Cubierta por una gruesa capa roja que le llegaba a los pies anduvo con pasos distraídos el camino que conduce al pueblo. Le resultaba ridículamente irónico que su madre le hiciera llevar justamente esa capa y no otra. A pesar de lo absurdo que le sonaba no podía quitarse la sensación de que ello le hacía parecerse a la niña de los hermanos Grimm, solo que ella no quería toparse con el lobo feroz y la idea de que pudiera pasar le hacía sentir un nudo en el estómago. Miró hacia el lado derecho y el bosque pareció observarla desde lo lejos, sacudió su cabeza de un lado a otro para desprenderse de tales pensamientos.

Tras media hora de caminata finalmente pudo atisbar las primeras casas del poblado. Las altas chimeneas despedían el humo grisáceo del fuego hogareño hacia el cielo. Un grupo de niños corrían de un lado a otro lanzándose bolas de nieve entre risas y gritos entusiastas, mientras otros decoraban un gran muñeco con piedras y ramitas o hacían ángeles en el suelo. Una sonrisa afloró en sus labios ante la vista de los más chicos.

Siguió avanzando al darse cuenta de que se detuvo. Su madre le indicó algunos mandados y sabía que la estaría esperando lo antes posible. Demorarse no era una opción, su visita a la biblioteca tendría que esparar a otro día.

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El tiempo había pasado y su mente aún estaba enfrascada en aquel instante. Cuando regresó a los suyos todos notaron la confusión en su mirada. No podía aceptarlo. ¿Cuántas veces se imaginó ese momento tan esperado por cada lobo? ¿Cuántas veces deseó conocer esos sentimientos y emociones arrolladores que eran capaces de desarrollar los seres como él? La frustración lo estaba volviendo loco, se había aislado en si mismo en una profunda meditación, pero por más vueltas que le daba al tema seguía sin obtener las respuestas a sus inquietantes preguntas.

Un toque en la puerta lo sacó de sus cavilaciones. Sabía quien era sin necesidad de preguntar y también era consciente de que no lo dejaría en paz hasta que le abriese. Con pasos desganados se dirigió a la entrada y apenas abrió un par de ojos rojos lo escrutaron con intensidad.

Invierno Carmesí - Lobos en Magnolia IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora