Prólogo

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Nací en un lugar mágico y viví muchos años creyendo que todo a mi alrededor era normal. Ahora que vivo entre las personas comunes entiendo que fui privilegiada de poder vivir y aprender todo lo que sé. No importa que casi no lo pueda emplear, el solo hecho de saberlo me da poder.

Extraño mi hogar y a mi familia, pero no lo suficiente para regresar. El tormento que viví sigue persiguiéndome y el constante deseo de desaparecer de la faz de la tierra no se apacigua con el tiempo. Debo confesar que más de una vez pensé en quitarme la vida. Parecía lo más fácil. Aquel sentimiento de que todas las dudas y el dolor acabarían de un momento a otro era tranquilizante. Esa idea aún pasa por mi mente cuando me permito hurgar en mis recuerdos o cuando despierto de una pesadilla tan vívida que no puedo siquiera distinguir mi realidad. Es ahí cuando llegan mis momentos de flaqueza.

Ahora vivo un día a la vez. He llevado esta lucha interna el tiempo suficiente para aprender que solo manteniéndome física y mentalmente agotada durante el día puedo aspirar a disfrutar de un par de horas de sueño por la noche.

Mi padre solía decirme que no hay nada que el tiempo no cure, pero en mi caso se equivocó. El pasar de los años no ha podido calmar el fuego que siento dentro de mí, este arde con la misma intensidad que la del día en que partí de mi hogar. Ahora puedo controlar mis impulsos y acciones un poco mejor, sin embargo, dirigir toda esa energía y aprender a frenarla no ha sido tarea fácil.

Me niego a creer que mi vida siempre será así, espero que algún día logre superarlo. Debe haber algún modo de encontrar paz en mi vida. Enloquecí por un tiempo, pero la cordura ha regresado y hoy estoy más lúcida y decidida que nunca.

Me llamo Victoria Guilliard. Mi historia es complicada, pero he decidido ponerla en papel para no olvidar de dónde vengo y hacia dónde voy. Y, tal vez, si todo sale según lo planeado, las futuras generaciones podrán aprender de estos errores. Siento que algo de rabia se desvanece a medida que las palabras se imprimen y quedan marcadas en estas hojas.

El camino es largo y debo tener paciencia si quiero que mis acciones me lleven al éxito que tanto anhelo. Ahora sé que, cuando ataque, estaré preparada para una victoria segura, aunque muchos todavía la crean imposible. Sé que lo haré, tengo que lograrlo. La victoria lleva mi nombre. Nací para esto.

Legio Élite - Punto de quiebre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora