- Capítulo veinte -

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—¿Podemos vernos después del colegio? —preguntó Jensen cuando estábamos por entrar a la última clase, no habíamos hablado en todo el día porque había estado con Lex, Alison y Sam, y él no se presentó en ninguna ocasión, supuse que estaba ocupado haciendo algo del colegio.

—No puedo —contesté mientras me dirigía a mi asiento habitual.

—¿Por qué? —volvió a preguntar con ambas cejas levantadas cuando se sentó delante de mí.

—Porque le prometí a mamá que iría a elegir el vestido con ella. —Jensen suspiró.

—Pero cuanto antes hablemos de esto, mejor. Es importante.

—Para mi mamá también es importante que vaya de compras con ella —dije, Jensen negó con el cabeza, reacio a que eligiera pasar tiempo con mi mamá antes que hablar con él—. Podemos vernos otro día. —Asintió.

—Por cierto, ¿cómo te fue en la prueba? —preguntó cambiando de tema, hice una mueca recordando que de diez ejercicios solamente había hecho tres.

—Mmmm, ¿qué puedo decir? —dije deslizándome por el asiento. Jensen rió.

—Te ayudaré a prepararte para la próxima.

—Gracias. 

En aquel momento, dejamos de hablar y esperamos a que el profesor entrara para darnos la clase.

Deseaba que terminara cuanto antes para poder ir de compras con mi mamá.

Estaba dentro del probador, esperando a que mi mamá hiciera las elecciones que creía que me sentarían bien. 

Cuando la puerta se abrió, mamá tenía encima lo que parecía una bolsa enorme de telas de todos los colores, con brillos sin brillos, cortos, largos, de todo.

—¿Tendré que probarme todo esto? —le pregunté a mamá, mirando con miedo a los vestidos.

—¡Obvio que sí! —exclamó felizmente. No pude decir nada, porque no quería arruinar su felicidad. Tomé los vestidos, los puse sobre el pequeño sillón que había en la esquina, y tomé el primero.

En cuanto vi el color, mentalmente, lo rechacé. Era un verde manzana brillante, aunque no tenía lentejuelas en toda la tela, solamente en la parte del corpiño, donde el brillo formaba dos «C», que se entrecruzaban entre sí, recorriendo el borde y llegando hasta debajo de mis pechos.

Me miré al espejo.

No quería salir.

—Gabby, ¿ya te probaste uno? —preguntó mamá emocionada desde el otro lado. Dudé unos minutos antes de salir—. ¡Por Dios, te queda hermoso! —chilló mamá con una sonrisa en el rostro. Quería decirle que era horrible, y que no era la única que pensaba eso, ya que la vendedora que estaba parada junto a mi madre, me miraba con los ojos abiertos como dos naranjas y una mueca en la boca, en señal de disgusto.

—Mamá, no tengo cuerpo para esto —dije sincera. Aquel vestido era para alguien que tuviera pechos, y yo apenas y tenía. No era alta, y no tenía una figura esbelta para vestir eso.

Mamá bufó.

—Está bien, pruébate otro. 

Entré felizmente al probador de nuevo, y tomé uno violeta que era aún más horrible que el anterior: era corto, apenas me tapaba el trasero, y estaba cubierto de lentejuelas. Tenía un moño del mismo color aunque sin brillo, en la cintura. Y, como si fuera poco, del moño salían dos tiras de tutú rosadas y violetas que tocaban el suelo. Totalmente horrible.

Salí sin esperar a que mi mamá me lo pidiera, y esta vez no saltó emocionada, me miró de arriba abajo e hizo la misma mueca que la vendedora, quien ya no se encontraba allí, había hecho al verme con el primer vestido.

—Pruébate otro —dijo simplemente. Me di la vuelta y miré toda la pila que había allí, no quería probarme todos porque ninguno me llamaba la atención.

—Mamá, ¿puedo buscar uno yo? 

—¡Pero si ahí hay muchos!

—Ninguno me gusta mamá, lo siento —contesté, tratando de sonar lo mejor posible. Mamá suspiró.

—Supongo que no tengo buen gusto para esto. Si hubieras ido a todos los bailes anteriores, seguramente ya sería una experta. —Ambas reímos—. Pruébate uno más. Hay uno rosa que tiene detalles de brillo cubriendo todo el corpiño hasta parte de la cintura.

—Está bien. Uno más. Eso solo. —Mamá asintió, esperanzada por que me gustara el último vestido.

Entré nuevamente al probador, y tomé el vestido que me había dicho, más que rosa, era coral, pero estaba hermoso. Me lo puse, y el brillo que tenía también quedaba divino. Además, la tela se iba frunciendo cuando llegaba la punta del brillo que solamente cubría mitad de mi cintura.

De repente, vi que había una abertura en el vestido, sobre mi pierna derecha.

Salí. 

—Parezco Jessica Rabbit —dije, acusando a mi mamá por elegirme un vestido que dejaba a la vista mi pierna. 

Ella rió.

—¡Pero es sexy! —No pude evitar sino reír también.

—Está bien. Es mi turno —dije saliendo de mi lugar, yendo hacia donde estaban todos los vestidos colgados.

—¿No te gustó ninguno? —preguntó una voz, me di la vuelta para ver a la vendedora. Negué con la cabeza—. Deberías ir por allá —dijo señalando un perchero pequeño que estaba casi en el medio del local y colgaban pocos vestidos. Fui a mirar, había uno amarillo, otro rojo, otro negro, ninguno me llamaba la atención. Hasta que llegué al último. 

Lo tomé y lo llevé sin pensarlo hasta el probador para ponérmelo.

Era de color lila, tenía pequeños dobladillos de tela, parecido al tutú, que hacía del vestido más esponjoso. Los dobladillos cubrían todo, el corpiño, que era en forma corazón, y la pollera, menos una parte debajo del corpiño, donde había una tela común de un lila más claro, parecía cumplir la función de una faja. Y la rodeaba una cinta violeta oscuro que se ataba adelante en un moño largo y desarmado. Me llegaba hasta por debajo de las rodillas.

Era hermoso.

Cuando salí mamá quedó boquiabierta, y la vendedora sonrió de oreja a oreja.

—¿Les gusta? —pregunté, la vendedora asintió.

—Te queda hermoso, Gabby —dijo mamá, aún sin poder quitar los ojos del vestido.

—Y quedarían bien con estos. —La vendedora me alcanzó unos tacones de color crema.

Me miré al espejo, y no podía creer qué hermoso quedaba el conjunto.

—Ya nos estamos llevando todo —dijo mamá, aún encandilada. Sonreí.

Definitivamente, compramos ambas cosas.

—¿Ya pensaste qué peinado te harás? —preguntó mamá cuando llegamos a casa. Negué con la cabeza. —Deberías.

—Falta una semana mamá.

—Se pasará volando, ya verás.

MoonlightWhere stories live. Discover now