Capitulo 4

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Sentimientos






2 días para la prueba

En la mañana temprana.
Territorios de la Academia U.A.



Vivir en el exageradamente inmenso campus de una academia tan prestigiosa como lo es la U.A. tiene sus ventajas, por ejemplo el poder explorar los acres de arboles y diferente vegetación con cierta libertad, recostarse en el suave cesped humedecido por el rocío y apreciar los ases de luz que se filtran entre las incontables hojas verdes.

Sin dudas era un ambiente agradable para llevar a cabo una conversación.

N-nos encontramos de nuevo— Un sudado y agitado peliverde se sorprende al ver a su compañera solos una vez más en menos de 24hs.

Supongo que no es casualidad si venimos por la mísma...— Su mirada bajaba por un irresistible instinto para apreciar la playera del chico que se pegaba a su cuerpo por la humedad —...R-razón—.

¿V-viniste a-a entrenar?— Preguntó con algo de nerviosismo —"¡ES OBVIO QUE VA A ENTRENAR! ¡Solo mira lo que trae puesto! ¡Se ve muy bien!"— Pensó a mil por hora mientras esperaba su respuesta —¡OhPorDiosEsperoNoHaberDichoEsoEnVozAltaEllaMeMataríaSiMeEscuchara...!— Empezó a murmurar.

Ehm... Sí jaja, solo son ejercicios báscos pero lo que sea para mejorar un poco— Pensó que haber aceptado sus ineviables emociones le haría más fácil las cosas, pero parece que fue todo lo contrario —B-bueno iré a otro lugar para no molestarte—.

¿E-eh? ¡N-no! Puedes hacerlo aquí, no hay problema— Él no quería que se vaya.

Literalmente hay kilometros de espacio libre para ejercitarse solo— Había pasado un tiempo desde que se presentaba una oportunidad para reirse de su timidez —A menos que quieras verme entrenando, claro— Dejó sus pertenencias en el suelo y comenzó a elongar.

¡N-NONONO! ¡No quiero verte! ¡Es decir! No es que no quiera, sí quiero, pero NO así—.

Mientras el peliverde seguía justificandose y tratando de que se vea lo menos raro posible, la pelimorada estaba disfrutando de un ataque de risa del tipo que no había tenido desde que se mudaron a los dormitorios.

Una vez las risas y los murmuros acabaron Kyoka decidió repasar una vez más su pequeña rutina de fortalecimiento y resistencia, ese día tocaba empezar con un inicialmente suave trote que iría poniendose más intenso progresivamente.

Afortunadamente para ella, esta vez tendría un compañero de ejercicios, uno caracteristicamente verde.

Asi que...— Ambos iban trotando a la par del otro —¿Q-qué tal está el clima?—.

Midoriya, te esfuerzas demasiado— Respondió riéndose —¿Y si hablamos del por qué tanto interes en hablar conmigo?— No se quejaba —N-no es que tenga curiosidad o algo así— era porque le daba curiosidad.

A-ay... ¿Se nota tanto?— Él era así, actuar, hablar, preguntar antes de pensar, por lo que se esperaba ver la expresión en el rostro de Jiro-san al voltear —E-es que... Quiero ser amigo de todos, de la clase quiero decir, y nos hemos estado viendo muy seguido, a-asi que pensé en aprovechar la oportunidad de conocerte mejor— confesó aún trotando, con su vista al frente y sonriéndo un poco.

Eso es obvio, vivimos juntos jajaja— Rió un poco y avergonzó al chico —Pero mira nada más, epenas empezamos a hablar y ya nos confesamos nuestros más oscuros secretos— Volteó a ver a su compañero esperando que se riera con ella, pero su rostro expresaba tristeza —L-lo siento, no quise burlarme, solo quería- —.

No Se Puede Cambiar El DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora