Capitulo 13

259 6 0
                                    

Era lunes por la mañana, un día de nerviosismo. Hoy Luhan pediría el permiso a mis padres de estar conmigo el resto de su vida, ser mi esposo. Realmente no sé cómo reaccionen ellos, tal vez lo aprueben ya que no nos casaremos ahora, si no hasta cuándo estemos listos y terminemos nuestras carreras. Luhan va a ser empresario ya que su padre maneja una empresa familiar y él quiere que Luhan se haga cargo de ella también. Él está de acuerdo en estudiar esa carrera porque dice que le permitirá darme el nivel de vida que merezco.

—Cariño —habló Luhan a mi lado.

—¿Sí? —respondí quitando mi vista del pizarrón para mirarlo a él.

—Estoy nervioso —me confesó mordiendo su lápiz.

—¿Por qué? —pregunté retirándole el lápiz de la boca.

—Porque tengo miedo a que no me den el permiso tus padres —respondió mirándome a los ojos.

—No te preocupes, estoy segura de que ellos aceptarán, sólo que tal vez haya reglas —le contesté animándolo.

—De acuerdo —me respondió sonriendo.

—Chicos pueden irse, que tengan excelente tarde y nos vemos mañana —se despidió la profesora cuándo el timbre para salir sonó.

Salimos de la universidad y nos dirigimos hacia mi casa para hablar con mis padres. Cuándo llegamos hasta mi hogar, nos dimos cuanta de que sólo se encontraba mi madre.

—Cariño... —me habló mi mamá desde la cocina cuándo cerré la puerta de la casa.

—Ya he llegado, mamá —contesté dirigiéndome hacia la cocina con Luhan a mi lado.

—Buenas tardes, señora —saludó mi novio a mi mamá haciendo una reverencia cuando estuvimos en la cocina.

—Hola Luhan, que bueno que nos visitas —saludó mi madre sonriendo—. ¿Nos acompañas en la comida?

—Sí, con gusto —respondió él.

Ayudé a mi madre a poner los vasos en la mesa y Luhan ayudó a llevar los platos con comida. Nos sentamos frente a mi mamá y cuando íbamos a comenzar a comer, llegó mi padre de su trabajo y mi hermano de la universidad.

—Ya llegué, familia —saludó mi padre sonriendo—. Luhan, que bueno que nos acompañas —le dijo a mi novio con una sonrisa.

—Buenas tardes, señor —saludó Luhan levantándose de su asiento e hizo una reverencia.

—Hola, Luhan —lo saludó mi hermano sonriendo.

—Qué tal, Chanyeol —contestó sonriendo.

Mi madre se levantó para servir la comida de mi papá y de mi hermano. Cuándo lo hizo, ahora sí todos comenzamos a comer. Al terminar de comer, ayudé a mi madre a recoger los platos y a lavarlos. Cuando terminamos de hacer eso, nos integramos con los demás en la sala para conversar sobre el tema del compromiso.

—Eh... señores quería hablar de algo muy importante con ustedes y pedirles su consentimiento —habló Luhan un poco nervioso.

—Claro, ¿qué sucede?—contestó mi madre.

Luhan tomó mi mano con nerviosismo, yo la recibí y la acaricié para que se tranquilizara un poco.

—Yo... quería pedirles el permiso de que _____ sea mi esposa —habló más tranquilo.

Mis padres se quedaron sorprendidos y con la boca abierta, pero después respondieron.

—E-esto es muy pronto, ¿cómo que se quieren casar? —preguntó mi padre sin poder creerlo.

—Eso planeamos señor. Pero debe saber que no me casaré con ella ahora mismo, primero vamos a terminar nuestras carreras para que yo tenga un trabajo y pueda darle a su hija un buen nivel de vida —le explicó Luhan.

Ellos al comprender lo que él decía, se relajaron y luego contestaron.

—Oh, entiendo —contestó mi padre—. Si nuestra hija está de acuerdo en esto, les autorizaremos. Sólo que habrá reglas.

—Claro que estoy de acuerdo —respondí—. ¿Cuáles son sus reglas?

—Les autorizáremos con estas reglas —respondió mi madre—. Uno, no queremos que por estar comprometidos vayan a querer tener relaciones.

Ambos al escuchar esa regla, nos miramos con cara de: cielos, primera regla y ya la rompimos. Luego regresamos la mirada hacia ella.

—Dos, cumplan lo que nos están diciendo sobre casarse después de terminar sus carreras y teniendo un trabajo. Y tres, no jueguen con estar comprometidos porque esto es algo muy serio para nosotros, ¿entendido?

—De acuerdo —respondimos ambos sonriendo.

—Pues ya tienen el permiso, no nos decepcionen —nos advirtió mi padre.

—No lo haremos, muchas gracias —respondió Luhan con una gran sonrisa y haciendo una reverencia para ambos.

—Está bien —contestó mi padre con una sonrisa—. Tengo una condición más. Luhan, cuida mucho a mi hija —le advirtió.

—Siempre lo haré, le prometo que siempre la cuidaré —respondió mi novio con seguridad.

—Luhan, cuida mucho a mi hermana o te las verás conmigo —ahora el que le advirtió fue mi hermano—. Por cierto, ¿cuántos sobrinos me piensan dar? —preguntó con picardía y ambos nos sonrojamos. Luhan más que yo.

—Todo a su tiempo, tonto —le respondí—. Aún no sabemos qué pueda pasar en el futuro.

—Tu hermana tiene razón —contestó Luhan—. Todo a su tiempo, aún falta tiempo para poder estar casados.

—De acuerdo —respondió con una sonrisa—. Apuesto a que serán hermosos sus hijos —comentó mi hermano sonriendo.

—Claro que lo serán —respondí a su comentario.

—¡Niña! —me regañó mi madre—. Más les vale darnos nietos preciosos —dijo para después reír. Todos la acompañamos en esa risa.

Todo salió bien, ahora soy la prometida de Luhan y eso me llena de felicidad.

Cuando terminamos de hablar acerca del compromiso con mi familia, nos pusimos a jugar varios juegos de mesa con ellos y también con el Xbox de mi hermano. Pasamos muy bien la tarde juntos. Luego llegó la noche y mi familia no dejó que Luhan se fuera sin cenar, así que todos cenamos en familia. Cuando terminamos de comer, nos retiramos de la mesa, él agradeció la cena y se despidió para luego ser acompañado por mí hasta la salida de mi hogar.

—Te amo mucho, mi prometida —dijo Luhan para luego darme un beso en la frente.

—Y yo a ti, mi prometido —le respondí y le di un corto beso en los labios.

—Nos vemos mañana —me dio un beso, un abrazo y se fue diciéndome adiós cómo siempre lo hacía.

Entré a mi casa, cerré la puerta y subí a mi habitación a decidir qué ponerme mañana. Luhan y yo saldremos a una fiesta que realizaron nuestros compañeros de la universidad cómo un medio de des-estrés por la escuela. Mi elección fueron unos jeans negros, una camisa de tirantes con la parte delantera rellena de lentejuelas plateadas y unas zapatillas del mismo color. Cuándo terminé de alistar mis cosas, me di un delicioso baño para poder dormir placenteramente. Éste último me sirvió realmente bien porque en cuánto recosté mi cabeza en la almohada, no sentí el momento en el que me quedé perdida en los brazos de Morfeo.

La Historia De Mi Felicidad ➳ Lu Han Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora