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Alistabas tus cosas guardándolas en tu mochila después de que el timbre de tu escuela sonara indicando que ya habían terminado las clases.
Por fin.
Era viernes, así que era fin de semana y eso te entusiasmaba, verías a tus novios.
Sí, a tus novios, dos.
A muchas personas les parecerá raro pero para ti y para ellos no lo era para nada, se amaban y eso era lo único que importaba aquí, los sentimientos de los tres, los demás no te interesaban.
Rindou y Ran eran totalmente diferentes aunque fueran hermanos, Ran por su parte era callado y misterioso pero muy detallista.
Rindou por otra parte era alguien muy carismático y gracioso, no era muy de detalles pero sí de demostrar afecto en público, tocándote, robándote algún besito o tomándose de las manos.
Ambas personalidades te gustaban así que no pudiste decidirte solo por uno.
Y te sorprendió mucho cuando ambos te propusieron ser su novia, aunque Ran al principio no estaba tan de acuerdo luego se fue acostumbrando a la idea de compartir a su chica.
Te sentías tan poderosa e importante cuando caminabas con ambos chicos a tu lado, era todo un sueño para ti.
—¡Hermosa! —gritó Rin viéndote salir de la escuela, te sonrojaste porque varios alumnos habían volteado en tu dirección y algunos miraban a ambos hermanos con curiosidad.
Ran por su parte estaba fumando un cigarro mientras estaba recostado en su moto.
—Por fin se terminaron las estúpidas clases que no me dejaban ver a mi novia bonita. —habló Rin cuando ya por fin habías llegado hasta ellos, dejó un pequeño beso en tus labios para luego tomar tu mochila y colgarla en su hombro.
Miraste a Ran esperando a que te saludara como su hermano lo había hecho.
—¿No piensas saludarme, Ran? —preguntaste haciendo una cara triste haciéndole ojitos, claramente fue al propósito.
—Ven. —te miró a los ojos mientras exhalaba el humo de su cigarrillo y palmeaba su muslo indicándote que vayas. Obedeciste inmediatamente.
Te tomó del cuello introduciendo su lengua en tu boca, sus labios se movían ágiles sobre los tuyos, ahogaste un gemido cuando sus labios recorrían los tuyos de forma lenta devorándolos.
—¿Se acaba de besar con los dos? —escuchaste como murmuraban dos chicas detrás de ustedes.
Sí, me besé a los dos y no solo me los beso. Guiño guiño.
Ran dejó un pequeño pico en tus labios antes de separarse por completo para regalarte una sonrisa de lado con la boca cerrada.
—También te extrañé, amor. —murmuró cerca de tu rostro, lo miraste con las mejillas sonrojadas y apartaste tus ojos de los suyos.
