XIII

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Narra Ely

Esto no podía ser mejor. Ver el sol ocultándose en frente de mí, sentir el viento chocar con mi rostro y mi cabello, escuchar Have you ever seen the rain? de Creedence Clearwater Revival en la radio, y ver a Ronald conduciendo en un Porsche, llevándome no sé adónde.

—¿A dónde vamos? —le pregunté con ternura.

—A un lugar donde nadie pueda lastimarnos y estar en paz —contestó con una sonrisa

—Que chévere. Pero, ¿qué pasará con nuestros padres?

—Ellos estarán bien.

—Pensé que no sabías manejar.

—Hay muchas cosas que no sabes de mí —dijo con un guiño.

Estaba perdida en su linda mirada. Ver a Ronald contento era un privilegio. Me sentía segura con él. Me encantaba pasar tiempo con él.

—Me encanta estar contigo —dije, formando sonrisa boba.

—A mi igual. Lastima que estamos en un sueño —soltó, cambiando su semblante a serio.

De la nada comenzó a llover y la música que escuchaba bien hace rato empezó a distorsionarse.

—¿Cómo? ¿estoy soñando? —interrogué confundida.

—Tienes que hacer algo para acabar con todo este problema.

—No sé como hacerlo, Ronald. No soy tan valiente como crees.

—No dejes que el mal te derrote.

—No entiendo nada.

—Ya es hora. Despierta, Ely...

💫

—Despierta, Ely —dijo Braulio por décima vez en su intento por despertarme. Su voz hacía eco en mis tímpanos.

Abrí los ojos y el chico se tranquilizó. Me dio un abrazo y yo se lo correspondí. Miré al mi alrededor y estábamos encerrados en una habitación grande con un montón chicos durmiendo en camas y literas. La única iluminación que había provenía de la mini linterna que tenía Braulio en sus manos. Le eché un ojo a mi apariencia y me habían remplazado el vestido por una blusa morada opaca y un short blanco.

—Estaba preocupado. Pensé que te habías...

—Pero no pasó. Pero dime, ¿se llevaron a los otros niños?

—Lamentablemente sí, la verdadera Española se llevó a ocho.

—Joder —chillé, sobando la zona del golpe—. Me duele la cabeza un poco.

—Ese hijo de puta.

—¿Y ese lenguaje?

—Ay, Ely. Ya no soy el mismo de antes.

—¿Qué te pasó?

—Después de que me secuestraron, como a varios chicos de aquí nos obligaron a transportar paquetes de cocaína a bandas peligrosas de la ciudad. A parte, vendíamos en fiestas de esa misma sustancia en sobrecitos. En una de esas fiestas, por poco casi abusan de mí en los baños, de no ser porque fui demasiado rápido y me escapé.

Ronald y Ely ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora