𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 𝐎𝐅 𝐆𝐎𝐋𝐃 ━ BONNIE GOLD

1

Fawnie Shelby no podía describir el dolor que sentía, de hecho, era menos una herida... y más un dolor. Un anhelo, un querer regresar el tiempo y corregir un error, tomar a Esme y luego saltar frente a su amado hermano mayor. Era culpa suya, eso lo sabía. Su muerte. Si ella se hubiera puesto frente a él en lugar de aferrarse a Esme... tal vez estaría respirando ahora mismo John.

No estaría siendo sepultado en el campo de vardos, esperando que las llamas lo liberaran y se adentren al cielo. Donde estaría con su madre, su otra hermana y su primer amor. El dolor ardía en su pecho, la herida interna palpitaba con cada respiración. Como si no pudiera sentir la inmensa presión sobre su corazón sin el recordatorio. Las lágrimas nublaron su visión, haciendo que el sombrío asunto fuera mucho más desorientador.

Las mejillas de Fawn estaban agrietadas y secas debido al aire frío y sus lágrimas silenciosas. Incluso si lo intentaba, no podía dejar de llorar. Su nariz estaba tan tapada hasta el punto en que había renunciado a tratar de hablar. Incluso un ciego podría oír sus sollozos y pensar que tiene terribles alergias invernales o que ha estado llorando sin parar desde que volvió en sí.

Aunque Fawnie fue testigo del evento de primera mano, sintió como si lo soñara.

Por lo confusos que estaban sus recuerdos y lo mucho que no pudo registrar, fue como un relato de primera mano de un ratón sordo que solo podía hablar en un galimatías. Su familia no sabía cómo ayudarla, la negativa de Fawn a hablar solo se había sumado a la carga de ayudarla en el momento problemático.

Le temblaban las manos enguantadas y los brazaletes creaban un ligero ruido en el campo. Trató de ignorar los cuerpos a su alrededor, de fingir que eran solo ella y él, abrazándose con fuerza una última vez antes de que él le dijera que estaba bien, que estaba bien dejarlo ir. Pero Fawnie no podía.

Tommy se movió para pararse frente a la masa de gente, todos vestidos de negro. Todos heridos por la horrible pérdida, pero a ninguno le gusta por completo Fawnie.

John había sido la primera persona de la familia en aceptar a Fawn, el primero, a pesar de su ascendencia, en dejarla entrar completa y completamente. Él fue quien le mostró lo que era ser una Shelby. Cómo vivir, respirar, luchar y sobrevivir como lo hace un Shelby.

—Así es como John quería irse.

La voz de Tom era su habitual tono grave, bajo y ronco a pesar de lo alto que hablaba.

—Sobre el humo. Y la verdad es que... ya morimos juntos una vez.

Unos pocos hombres miraron al suelo con tristeza,.

—Arthur, Danny Whizzbang—el recuerdo de un soldado perdido y un camarada pesado en el grupo—. Freddie Thorne—Ada se tensó al oír el nombre mencionado—. Jeremiah, John y yo.

Fue el turno de Fawn de reaccionar, pero se sorprendió a sí misma, se quedó completamente quieta al escuchar el nombre de John en voz alta desde que sucedió.

Pudo haber sido infantil taparse los oídos y fingir no escuchar a nadie, pero la ayudó. La ignorancia ayudó a Fawn a pasar por alto la herida supurante en su pecho que le roía las entrañas como gusanos en un cubo de basura.

El discurso aún no había terminado, Fawn se dio cuenta de que había más. Conocía a Tom lo suficientemente bien como para saber que iba a hablar mucho.

—Nos aislaron de la retirada... no nos quedaban balas, estábamos esperando a que viniera la caballería prusiana y acabara con nosotros.

Podía sentirlo, algo se acercaba, el aire se sentía escaso y todo lo que Fawn quería hacer era apresurarse hacia el vardo y querer que John se despertara.

—Y mientras esperábamos...—Jeremiah dijo—. Cantábamos In the Bleak Midwinter. Pero nos salvamos. El enemigo nunca llegó. Y todos estuvimos de acuerdo... en que todo después de eso era un minuto extra. Y cuando llegara nuestro momento... todos lo recordaríamos.

Polly finalmente habló, visiblemente temblando:

—Recuerdas que Dios te perdonó.

Le disparó dagas a Tom,

—¿Pero qué hiciste con ese tiempo extra que te dio, eh, Thomas?

Apretó los dientes y miró al suelo, no avergonzado, sino irritado por el hecho de que alguien hablara. El mayor de los Shelby, Arthur, se acercó al vardo que sostenía el cuerpo de John y su memoria. Una cerilla en su mano, lista para encenderla antes de que la voz de Fawn sonara en el grupo,

—¡Espera!

Gritó, empujando a todos para llegar al frente, Arthur giró sobre sus talones, mirando a su hermana pequeña con una expresión angustiada. Sus mejillas todavía estaban rojas y se mordió el labio con dureza,

—Déjame hacerlo, por favor.

Su mandíbula tembló cuando extendió la mano para el fósforo y Arthur asintió con la cabeza, permitiéndole tomar el fósforo y la caja de fósforos, todos esperaron a Fawn mientras se despedía de John. Puso la mano sobre el vardo y dijo algo que siempre se prometían el uno al otro:

—A pesar de todo, siempre te tuve.

Luego encendió el fósforo y lo arrojó sobre la madera empapada de gasolina, colapsando al suelo mientras lo hacía. Polly y Finn se apresuraron para alejar a Fawn de las llamas, una vez a una distancia segura, Polly sostuvo a la niña en sus brazos, permitiendo que Fawn sollozara libremente sin temor a ser quemada.

Observó las llamas con rabia y dolor, dos emociones polarizadas que hicieron que Fawnie sintiera un latigazo mientras lloraba frente a todos. En este punto, no importaba si su reputación de ser la hermana más similar de Tom estaba empañada.

Si la persona que siempre había aumentado su confianza estaba muerta, ¿cuál era el punto? John Shelby fue literalmente la luz en su vida, porque a pesar de todo lo que pasó su familia, él siempre estuvo ahí para ella al final.

Siempre animándola, deseándole lo mejor, mejorando su vida con cada una de sus sonrisas. Incluso con Finn como su gemelo honorario, John era su mentor y la hacía sentir amada. Cuando el sonido de un arma disparando llegó a los oídos de Fawn, fue enviada de nuevo a la horrible escena. En lugar de un solo disparo, escuchó el disparo de una ametralladora. Disparo tras disparo tras disparo, cada uno firmando el certificado de defunción de John.

—¡Tranquilos! ¡Tranquilos!

Aunque escuchó a Tom hablar, la visión de John muriendo ante sus ojos seguía jugando en su cabeza. Cada vez que Esme le gritaba que llamara a una ambulancia, se repetía.

Los italianos empujaron el heno antes de abrir fuego contra su primo y su hermano una vez más.

—No devuelvas el fuego. Repito, no devuelvas el fuego. Retírate.

Fawn comprendió lo que Tom estaba diciendo y levantó la cabeza del suelo, donde antes la cubría con las manos. Finn tenía un brazo alrededor de ella, metiéndola en su costado por si acaso. Simplemente no entendía por qué Tom les decía a los hombres que guardaran las armas.

—Los hombres que disparan están de nuestro lado. Me tomé la molestia de invitar a Aberama Gold.

Johnny Dogs suspiró.

—Ah, joder, ahora ha comenzado.

Si tan solo Fawnie Shelby supiera qué diablos significaba eso antes de que todo se fuera a la mierda.