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Inmortals









LA MÚSICA PASÓ A SEGUNDO PLANO CUANDO ROSALIE VIO A MADISON entrar junto a Claudine al salón principal de la casa, estaba sonriente y brillante como sólo ella sabía hacer, incluso después de como parecía haber actuado la noche anterior, incluso después de haberle rogado unos minutos para explicar todo lo que había pasado.

—¿Por qué no vas y hablas con ella? —preguntó Alice, aún sabiendo su respuesta, la rubia se encogió de hombros.

Aún con ella en la misma habitación seguía existiendo ese hueco en su interior, y el espacio vacío que había dejado después de alejarla ese día en la cafetería.

—No lo haré. —dijo mientras se alejaba de su hermana.

Madison por su parte se dedicó a felicitar a cuantos graduados conociera, hasta que se detuvo en una chica que no conocía, esta la miró de vuelta y luego le sonrió, tenía el pelo rubio casi blanco, y sus ojos azules la estaban mirando con cierta curiosidad, agitó su mano suavemente desde su lugar para saludar y Madison hizo lo mismo.

—Disculpa... Yo... ¿Te conozco de algún lado? —preguntó la pelirroja, pero la rubia negó con una sonrisa.

—No lo creo, pareces alguien memorable... —la muchacha sonrió amablemente antes de estirar su mano para saludar— Marie Loise.

Madison estrechó su mano con cierta curiosidad.

—Madison.

Ambas se miraron con una sonrisa, soltaron sus manos luego de unos segundos y posteriormente la rubia desvió la mirada, sus ojos azules como aguamarina se clavaron en Rosalie Hale, quien también las observaba desde su lugar, al lado de Emmett.

—¿Sabes por qué nos mira de esa forma? —preguntó ligeramente divertida, volvió su mirada a la sifón, quien simplemente encogió los hombros, pero Louise sonrió con complicidad— Creo que sé lo que pasa... 

—¿Disculpa? —la bruja frunció ligeramente el ceño—.

—Problemas en el paraíso... Creo que soy experta, mi hermana los tuvo muchas veces... Aunque yo preferí concentrarme en otras cosas... —Madison de repente volvió a mirar a Marie Louise, como si algo hubiera hecho clic en su mente.

—Yo te conozco. —la rubia soltó una suave risita.

—¿De verdad? 

—Eres Marie Louise, la dama roja de Monterrey... —Louise rió suavemente y luego asintió lentamente con la cabeza— Te recuerdo...

—Sigues teniendo ese gusto por las cosas rubias... Dith... —la pelirroja observó con cuidado a la hereje, jugaba entre sus manos con el vaso de ponche— Aunque me gustaron más los veintes... Chicago fue mi ciudad...

—Y la de Klaus... —murmuró, uno de sus recuerdos la invadió por completo.

Meredith estuvo a punto de tomar la última copa de Whisky de la bandeja del mayordomo hasta que una pálida mano la tomó antes.

—Disculpa, creo que es de mala educación robar las bebidas de alguien más. —mencionó con una ceja alzada, un par de ojos azules la miraron con cierta diversión.

MIDNIGHT LOVE - ROSALIE HALE.Where stories live. Discover now