' 𝕻𝖗ó𝖑𝖔𝖌𝖔

722 63 89
                                    



[]

'ᴰᵉˢᵃˢᵗʳᵉ



Acomodó su sombrero mientras soltaba un 'tch' de su boca, no miro atrás pues ya hacía allí un montón de cuerpos atravesados por balas. Sangre en todas las paredes e incluso algunas extremidades tiradas en algún lugar que no querrás saber. Camino con normalidad, ambas manos en la cintura esperando llegar a donde su jefe le indico, abrió dos puertas grandes.

"¡Lo estábamos esperando señorito Nakahara!" gritó un hombre cerca de los cuarenta, con una gran sonrisa y alegría en su vos al mencionar el apellido del recién llegado. El mismo hombre señaló a uno de sus hombres "Tú, suelta al señorito Dazai. Deja que se junte con su compañero"

Nakahara que solo pudo arquear una ceja, esperando una respuesta de tanta locura. Detrás de sí apareció Dazai con una expresión de asco, soltó un bufido "No debías haber tomado la molestia de venir 'salvarme', Chuuya"

"Explícame. ¿Quién carajos es este demente?"
El pelirojo se cruzó de brazos esperando la explicación, mientras que el señor de cuarenta se sentaba encantado a ver a los dos muchachos, pero en especial a uno.

"La verdad no sé" contestó Dazai.

Nakahara puso su manos en su cadera mientras observaba de forma molesta al contrario, esperaba alguna explicación de ese suicida inteligente, no un 'no sé'. Volteo a ver al enemigo el cual apenas se dio cuenta que estaba siendo observado por Chuuya, sonrió y lo saludo. "Mira, no entiendo ni un carajo, pero me fastidia que ese de ahí me mire de una forma tan asquerosa"

"Haz lo de siempre, pero déjame a ese señor a mí" ambos chicos se dieron un par de miradas y cada uno fue por su presa. El mafioso se fue en contra de los soldados con unas armas poderosas para alguien que no tiene poder, pero inservibles contra un ejecutivo de la Port Mafia. En tan solo unos segundos Chuuya ya había acabado con todos los soldados.

En otra parte Dazai no había podido sacarle información al demente, quién por más que este amenazado no suelta nada y así ya allá usado más de cinco formas para sacar información, ninguna funcionaba. "Lo siento Dazai-kun, pero tus jueguitos no funcionarán conmigo"

El suicida no contesto solo se dedicó a observar al hombre, quién ni en ese tiempo si quiera se digno a mirar al castaño ni de casualidad, sus ojos marrones solo estaban enfocados en una cosa, mejor dicho en alguien. Dazai noto eso, se dió cuenta que ese hombre miraba con deseo, con lujuria a su ex compañero de matanza, cada vez que Chuuya pateaba a alguno de los soldados el hombre se sonrojaba, era tan asqueroso a los ojos del suicida. Una idea se cruzó en su mente.

"¿Le gusta Chuuya?" preguntó, y cómo si esa fuera la palabra mágica el señor por fin lo observó.

"No me gusta, me encanta. Chuuya-kun es tan atractivo, hermoso y elegante, con un carácter que me fascina." sus ojos brillaban de solo hablar del pelirojo.

"Yo podría hacer que Chuuya le hable, incluso que le sonría, pero a cambió necesit-

"Yo contaré todo, pero que Chuuya-kun me patee, me insulte y me trate como una escoria, por favor." el hombre ya estaba a unos pasos de agacharse y rogarle, Dazai lo detuvo y sonrió aceptando la oferta.

Después de que el pelirojo acabará con los soldados se acercó a Dazai, quién le explicó las cosas y Chuuya solo pudo sentir asco, junto con repulsión. "¿Sabes que si fuera menor de edad esto se considera pedofilia?"

El hombre cuando vio que Chuuya se acercaba se arrodilló ante él, besando sus zapatos, Nakahara estaba sorprendido por tal acción, hasta sintió miedo. El cuarentón se sentó en una de las sillas, mientras que Nakahara sonrió de forma incómoda comenzó a patear al hombre, por cada patada iba un insulto. Pasaron así más de una hora, después de eso Chuuya se percató que el miembro del hombre estaba erecto y su pantalón mojado, nunca había tenido tantas ganas de matar a alguien.

"Bien, confesaré todo" Dazai después de ver tantos golpes se acercó y espero a que el hombre hablara, pero se imaginaba que pasaría algo así que se alejó. El cuarentón había desaparecido de la nada, las alarmas comenzaron a sonar y tanto Chuuya como Dazai quedaron encerrados en esa habitación.

"¡Por la gran mierda!¡Mataré a ese maldito!"
Chuuya ya estaba fuera de sus casillas así que con solo dos patadas salieron de la habitación que había sido cerrada con acero. Nakahara que estaba echo furia alcanzó al hombre quién estaba en el pasadizo por donde había entrado al principio de la narración.

Apenas llegó donde el hombre sin pensarlo dos veces lo toco para así poder usar su habilidad en él. El señor poco a poco se sentía presionado cuando de la nada algo dentro de su cuerpo explotó, su corazón, ese corazón explotó haciendo que muera en el instante.
Dazai que ya había visto todo sonrió, había conseguido unos papeles los cuales tenían mucha información aparte que el señor cuando Chuuya lo pateaba y lo dejaba medio fuera de sí soltaba disparates, los cuales no lo eran.

"Ya terminamos aquí, Chuuya." Osamu después de decir eso siguió su camino, pero escucho su nombre a lo lejos, volteo encontrándose con Chuuya desmayado. Se acercó queriendo saber que era, si no había usado corrupción. "Pero qu-

El suicida también se desmayó al lado de su compañero, agradecía que habían acabado con el enemigo, pero maldecía tener que estar con Chuuya.

"¡Dazai-san!" se escuchó a lo lejos






[]

Y antes de que alguien me salga con un "El Soukoku jamás perdería ante alguien" o "Dazai nunca caería en una trampa".
Primero el Soukoku ganó y segundo Dazai siempre sabe todo, que caiga en la trampa por mera conveniencia ya es su problema.

'𝙱𝚘𝚛𝚛𝚊𝚍𝚘 || 𝚂𝚘𝚞𝚔𝚘𝚔𝚞 ||Where stories live. Discover now