Capítulo 4 | Final.

3.6K 418 91
                                    

Último capítulo del cierre de “El aullido del Alpha”
No olvides seguirme para más contenido. Regalarme un voto y comentar.

Pasó... Le dije adiós a Elián y a Alderin.
Siempre duele darle un fin a una historia. Pero el final, es un nuevo comienzo.

••••••••••••••••🍂🦋🍂••••••••••••••••

•Esto es lo que soy•

Hay un pequeño libro, en la biblioteca del Alpha Christopher. Se ve tan insignificante a lado de colecciones originales, únicas e irrepetibles. Lo tomé para leer, había pasado un año desde lo de Elián. Estaba tan vacía, tan presa del dolor que, ni siquiera podía respirar sin sollozar.  Pero ese libro, lo que contenía, le dió un nuevo sentido a mi existencia.

La historia se centraba en un crudo invierno. Dónde una chiquilla de nombre Polet, hacía de todo para sobrevivir. Sus padres, que alguna vez amaron a la pequeña, la abandonaron al mundo.  Pasó diez años navegando por las calles, hasta que parecía resumirse en un solo final; la muerte. Un hombre llegó, la salvó del helado viento ardiente, la salvó de un destino sin historia. Y le dio algo que nunca nadie se había detenido a prestarle; una oportunidad.  Pasaron por mil obstáculos, por mucho dolor y cuando una nueva vida crecía en su vientre. Se marchó para darle a ella lo que su esposo le había otorgado, una, oportunidad. 

«¿Cómo logras superar el dolor de perder a tu otra mitad?»

La respuesta es clara, no lo haces, no puedes superarlo pero si aceptarlo, aceptar que no volverás a ver a esa persona, aceptar que no escucharás su voz ni limpiarás sus lágrimas.

Estaba en el bosque, en el pequeño cementerio de lobos. La tumba que mandé a hacer de Elián, era la más grande, la más hermosa. Dentro, había un ataúd, tenía recuerdos, ropas, armas, coloqué cuánto mío y de él pude.

—Ya pasaron tres años lobo mío, he cuidado de todos como tú cuidarías de mí. Y hace poco encontré quien le diera razón a mi esfuerzo—. Miré hacía el cielo, justo en la dirección de la Luna.

— Siempre serás parte de mí. Pero ahora, debo dejarte ir—. Sonreí levantando mi arco, lancé una flecha hacía una talla de árboles. Durante todo este tiempo había formado la letra “E” en una superficie de madera. Hoy en mi visita, completé la letra.

Regresé a la mansión, esta vez tomado el camino de la manada. Vestía una falda rosa larga, al caminar la parte de atrás danzaba con el viento. Arriba una camiseta café corta, que dejaba una línea de piel expuesta por sobre mi vientre.  A mí paso lobos y lobas saludaban alegres. Niños pintando, jugando, hombres arreglando sus casas, yendo a trabajar en esta misma.

Se respiraba un aire lleno de paz, lleno de armonía, como nunca antes.  Ya todos sabían que había encontrado a mi complemento, algunos especulaban sobre en qué rango se convertiría.

Llegué a casa, sonreí al escuchar las risas de mi familia. Mi pequeña hermana jugaba con mi padre, es una esquina Milena platicaba con William y Amara quienes mantenían en su regazo a Mantequilla, y a sus hermanos. Evolet estaba comiendo en una esquina.  Había prolongado su vida gracias a un hechizo de Milena. Mi coneja no deseaba irse, quería quedarse conmigo. Fue lo que la gárgola tradujo de su espíritu. Así que me cumplí el deseo. Suspiro.  Sentí el dulce olor de  mi mate abrazándome por la espalda.

—Tu familia es extraordinaria—. Comentó mirando como Nayamar revoloteaba con sus pequeñas alas de murciélago.

—Te ves muy linda hoy, bonita—. Me giré para observar a Jayden. Él no lo sabía pero así me llamaba el lobo de cabellos como la plata.

Después de un corazón roto. Completa.Where stories live. Discover now