Capítulo 37

2.5K 317 118
                                    

Sus patas se movían de manera vertiginosa, sus peludas orejas se movían hacia todas las direcciones, inquietas, premurosas. Su pelaje se sacudía mientras el omega atravesaba el viento, siguiendo el rastro de olor que su alfa dejaba tras su paso.

El Sol de casi mediodía se colaba entre el follaje de los árboles, creando un majestuoso espectáculo de luces a sombras, que, combinado con la velocidad de sus movimientos, causaba que el bosque se difuminara en matices deslumbrantemente verdosos.

Sus fauces inhalaron a consciencia, detectando el rastro de la potente uva, fragancia característica de su alfa, para después girar súbitamente a la derecha con movimiento grácil y calculado.

Jungkook estaba poniendo a prueba sus sentidos, incluso después de haber logrado mutar. Ahora debía de rastrearlo, valiéndose únicamente de estos hasta encontrarlo y "atraparlo".

La cuestión era que el alfa era condenadamente veloz, después de todo, poseía una condición mucho mejor que la de él.

En la lejanía, logró divisar, por un efímero instante, el pelaje castaño del alfa. Utilizando todas fuerzas, se impulsó para adelantar el espacio que les separaba.

Cuando su pelaje estaba a tan solo unos metros, el alfa se dedicó a apresurar sus pasos, provocando que el omega bufara hastiado. Sus músculos, poco acostumbrados, comenzaban a resentir el esfuerzo. Sin embargo, no se rindió. Quería alcanzar a ese alfa y lo iba a hacer, costara lo que costara.

A base de voluntad y una gran determinación, logró avanzar, para finalmente alcanzarlo. Se colocó a su costado izquierdo, corriendo a la par, esquivando las ramas bajas de los árboles y los obstáculos del suelo con movimientos naturales.

Entonces, el lobo castaño comenzó a ralentizar su carrera, cambiando de dirección hacia la noroeste. Había olido un perfume peculiar desde algunos kilómetros atrás, y quería saber a qué pertenecía. El omega lo siguió detrás.

Pronto, salieron a un pequeño claro. El sol lo iluminaba con todo su resplandor y la maleza del suelo se movía al compás de las fresca brisa. Ambos lobos se habían detenido justo antes de entrar en aquel espacio, manteniéndose aún bajo el resguardo de las imponentes copas de los árboles.

El lobo gris fue quien dio el primer paso, sintiéndose vigorizado. El sol no demoró en impactar contra su cuerpo, el omega lo sintió como si una manta cálida se extendiera sobre él.

Olfateó el suelo, detectando un olorcito curioso. Como un perfume suave y delicado. Era bastante atrayente, completamente floral, a pesar de que apenas sobresaliera del persistente petricor.

Jungkook le seguía con la mirada, el omega sentía sus ojos posados sobre su cuerpo. Su instinto acrecentado le impedía ignorarlo. Sus patas se habían ensuciado en demasía, y ahora el blanquecino pelaje que los recubría había adquirido un importante matiz café.

Sin inmiscuirse en aquel detalle, Taehyung inclinó su cabeza, mientras sus patas avanzaban y avanzaban hacia el punto de origen del nuevo olor que perseguía. Sus peludas orejitas se movían alertas, pero sin detectar ningún sonido fuera de lugar.

De pronto, su hocico impactó con una florecilla blanca, demasiado pequeña para la profundidad del olor que expelía. La olfateó a consciencia, confirmando su fragancia.

Solo entonces percibió el sonido de los pasos de su alfa acercarse a él, mientras sus ojos escaneaban los delicados cúmulos de pétalos blancos que se congregaban justo en esa zona, cerca del límite opuesto del claro, pero aún bajo el sol del mediodía.

Jungkook frotó la parte lateral de su hocico contra su nuca, mostrándose cariñoso, e inusualmente, mimoso.

El lobo gris apartó su atención de las lindas florecillas para posarla en el lobo alfa a su lado. Jungkook era más grande que él, mucho más grande. Su pelaje le otorgaba una presencia imponente y atemorizante.

Vendimia || KookVWhere stories live. Discover now