Casada Con La Bestia |Andy Biersack y Tu| Eliminada próximamente.

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—Puede besar a la novia —las palabras por fin fueron pronunciadas.

Había ansiado tanto este momento.

Lo labios de Andy se encontraron con los míos en un compás lento y suave, sellando nuestro compromiso. Estaba casada con el hombre de mis sueños.

—Te amo Andy —susurre aún sobre su boca.

—Te amo mucho más ____, lo haré el resto de mi vida y lo que dure la eternidad —nuestras miradas conectaron, dejándome ver el mismo azul brillante de la cual me enamoré por primera vez, reflejando ese amor que sentía por mi.

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—¡Eres una maldita perra! —el choque de mi espalda contra el filo de la pared se dejó escuchar por todo el lugar.

Jadee en busca de aire.

—Por favor Andy para, me estas lastimando, ¡yo no hice nada! —las lágrimas empezaron a bajar por mis mejillas.

No podía creerlo, fue tan repentino, solo escuche la puerta y después vino un empujón.

—¡Esto y más te mereces por ser una zorra! —exclamó furioso en mi cara.

Desconocí.

La mirada del hombre que juro amarme, cuidarme y respetarme, no estaba más, sólo se podía notar coraje y repugnancia.

Me sorprendió tomándome del cuello, alzándome varios centímetros como si no pesara nada y me lanzo sobre el sofá. Con una sola de sus manos apresó las mías colocándolas sobre mi cabeza.

¡Que!, ¿¡que me está haciendo!?, por favor no.

—¿Sabes lo que se les pasa a las putas como tu? —su respiración pesada frente a mi, me está asfixiando —¿lo sabes cariño? —acaricio mi mejilla, yo no podía responder del miedo —¿¡Lo sabes!? —grito directo a mi oído, haciéndome negar asustada.

No se a que se refiere. ¿Porque me hace esto, que hice?

—Les pasa esto —un ardor creciente en mi mejilla fue lo que sentí, además de hacerme virar el rostro.

Por unos instantes mi cabeza dio vueltas, el golpe me había dejado lo suficiente aturdida por minutos. Pude sentir el momento en que me arrojo al suelo sin cuidado, sus manos recorriéndome brusca y descaradamente.

Reaccione en el momento que escuche la tela sobre mi, romperse.

Con la poca fuerza en mis manos, lo empuje. Sin pensar me levante y corrí hacia las escaleras.

Bastaron unos segundos y zancadas para tomarme con fuerza de la cintura y jalarme. Lo siguiente fue mi cabeza golpeando contra las escaleras, no tardo mucho en que el líquido carmesí bajar por mi frente.

Desorientada, así me sentía. Todo a mi alrededor giraba.

Sentí frío sobre mi, me sentía descubierta.

Un tacto brusco y seco.

No me percaté de nada, hasta que grite desgarrando mi garganta.

Me había penetrado. Me estaba violando.

—Grita —me ordeno.

Negué con miedo y a la vez mordía mis mejillas por dentro.

—¡Que grites!, grita mi nombre para que todos sepan de quien eres. Tu eres sólo mía, solo yo te puedo coger. Me perteneces —espetó furioso.

Ayuda..

Esa noche fue la primera vez. Pero no fue la última.

La primera vez que me golpeo y abusó de mi. Fue la noche en que cambio todo, después de recibir una llamada.

En que te convertiste Andrew.