Casada Con La Bestia |Andy Biersack y Tu| Eliminada próximamente.

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Se acercó a mi y cuando menos lo pensé ya lo tenía a escasos centímetros de mi rostro.

—¿Que escuchaste? —murmuró, me quede callada. —¿¡Que escuchaste!? —pregunto nuevamente levantando la voz. —lo preguntare una vez más... responde, ¿¡que carajo escuchaste!? —grito.

—¡Todo, lo escuche todo! —grite y al final mi voz termino apagándose.

Lo siguiente que sucedió fue una cachetada , haciéndome sentir el suelo una vez más.

—Sabes que no es educado escuchar escuchar conversaciones que no te importan ni la más puta idea —dijo agachandose cerca de mi.

—A mi si me importa porque eres mi esposo —dije viéndolo enojada y una mano cubriendo la zona golpeada.

Él me importa.. y mucho, porque lo sigo amando aunque quiero odiarlo.

—¡Ah!, ahora soy tu esposo, no me hagas reír con tus estupideces —las carcajadas resonaron entre las paredes —yo soy libre, puedo hacer lo que me plazca con quien me plazca, con una, con dos, con tres —sumo con los dedos a la par que me los ponía frente al rostro —y si quiero a la misma vez, como lo eh hecho todos estos meses —escupió con cinismo mostrando una sonrisa.

No, esto no puede ser cierto, no es verdad..

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8 meses atrás

Andrew ya no llegaba como antes, desde hace 4 semanas, desde la primera vez que abuso de mi. No puedo creer que después de un año de casados; después de meses construyendo esto, todo se esta desmoronando.

Ahora llega oliendo a perfume de mujer, supongo que de su mama, tiene manchas de labial en el rostro también de su mama. Quise engañarme a mi misma con esos pensamientos, pero yo sabia que no era así, ahora el llega por la madrugada.

—¿Andrew.. me engaña? —solté en medio de la oscura soledad de la habitación.

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Estoy tan equivocada. Lo que dice, es verdad.

Lo mire a los ojos y el me veía levantando una ceja mientras sonreía, no te daré el gusto Andrew, esto se acabó.

Me levante con rapidez, soltándole un puñetazo que lo desconcertó tumbándolo al suelo, corrí fuera de la habitación, no pasó mucho para escucharlo en mi persecución.

Corrí escaleras abajo casi a tropezones y salí por la puerta de entrada, me gire buscando a Andrew y iba unos metros atrás de mi.

Forcé mis piernas a correr lo más que pudiese y aproveche a mirar si aún me seguía, pero no; lo había perdido de vista, aún no libre del todo, sé que me encontrará.

Llegue a la casa de la persona que me salvaría por un momento, toqué la puerta desesperada.

—¿____? —pregunto sorprendida.

—Hola Kathe —dije agitada.

—¿Que tiene?, ¿que sucede?, pasa — se hizo a un lado permitiéndome entrar.

Entré y cerré la puerta a mis espaldas.

—¡Pero que demonios te paso en el rostro! —pregunto tocando mis mejillas con las manos temblorosas y casi con miedo de lastimarme más, observo mis ojos rojos, tristes y llorosos. Me analizo de pies a cabeza para después abrazarme suavemente.

—Fue Andrew —respondí con voz rota.

No sabía que sus siguientes palabras me dejarían helada y con una incógnita.

—Te golpeo otra vez —espeto monótonamente.

—Como es.. —susurré.

—Pues..