22》La virgen Killu- digo María

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Fueron escoltados hasta el piso de intervenciones de rayos X, Tac, etc. Gon básicamente vibraba de la emoción mientras tomaba la mano de Killua, un gran contraste con el albino, quien simplemente andaba manteniendo la calma.

—Bueno, ¿tienen alguna duda que haya surgido durante el tiempo que llevan de embarazo?—, preguntó el omegálogo, que se presentó antes como Ikura-san.
—¿CUÁNDO SENTIRÁ LAS PATADITAS?—, cuestionó el alfa azabache con una emoción desbordante, el volumen más alto de lo que debería.

—Oh, pronto, Gon-kun—, dijo el bomb- dijo Ikura.
El azabache sólo parecía vibrar aún más, en ese instante, el omega albino sólo quería que la tierra se lo tragase, la gente les miraba por la actitud del alfa y él no podía estar más avergonzado, su mejillas ruborizadas demostrándolo. Definitivamente lo golpearía en cuanto llegasen a la sala.

Una vez allí, se escuchó un zape que retumbó por todo el hospital, seguido de un quejido de un alfa que hacía un puchero.
—¡Idiota! ¡¿Sabes lo vergonzoso que fue eso?!
—Killua, pero si tú también estás emocionado.
—Ya, c-cállate—, espetó molesto por el rubor que no quería abandonar sus mejillas.
El de tez oscura sólo podía ver la interacción con los ojos como platos, no sabía si debería interrumpirles o dejarlos estar.

El omega albino volteó hacia el sonografista—: ¿Empezamos?

Ikura terminaba de arreglar un par de cosas entre los cables que conectaban su ordenador con la pantalla donde podrían ver a su cachorro en unos minutos, una mujer morena de pelo rizado y abultado que se presentó como Koruyoga también se unió en l...

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Ikura terminaba de arreglar un par de cosas entre los cables que conectaban su ordenador con la pantalla donde podrían ver a su cachorro en unos minutos, una mujer morena de pelo rizado y abultado que se presentó como Koruyoga también se unió en la habitación, el albino asumió que era radióloga.
Gon estaba junto a la cama, su vista alternando entre el panel negro, el omegálogo y su omega, estaba de pie – o más bien saltando.
Killua se encontraba tumbado, su mano tomando la del alfa apretándola de vez en cuando al ver que eso hacía que los movimientos frenéticos del moreno se calmasen, su mirada estaba clavada en la división entre el techo y la pared frente sí.

Finalmente, el de tez oscura miró a la pareja, mientras, la mujer se asentaba cerca de la pantalla—. Muy bien, empecemos.

El albino tuvo que básicamente clavar sus uñas en la mano del moreno para calmarlo, ya que este se había exaltado al recibir luz verde.

El ojiazul siguió el mismo procedimiento que en la primera ecografía, levantando el camisón hasta dejar su abultado estómago al descubierto. Gon prácticamente jadeó, no recordaba haberlo visto tan marcado, el omegálogo sonrió, pensando en algo que ahora extrañó a la pareja, pero que más tarde comprenderían.

Una especie de crema viscosa transparente pero con un tono rosado fue aplicado en el vientre del albino—. Quizás ahora sientas un ligero piquete, no te alteres—, avisó Ikura. El transductor fue aplicado segundos después, ninguna sensación molestando al Transmutador.

Una imagen distorsionada se empezó a visualizar, la radióloga observó atenta lo que para la pareja parecían manchas sin sentido, tal y como en la primera ecografía—. Ah, ya los veo, aquí están los cachorros.

Sólo buscan felicidadWhere stories live. Discover now