Única.

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Howard se dijo a si mismo que esta vez sería diferente. Que no se acostaría con su chofer alfa, que no volvería a creer en ningún alfa después de lo de Tony.

Pero.

Edwin Jarvis, digna ejemplificación de un caballero Ingles. Atento, amable y alfa. Ósea, peligroso.

Poco le duro la resistencia, lo supo cuando notó el aroma que él mismo soltaba al tenerlo cerca o como su omega movía las caderas con más coquetería para atraer al alfa.

Entonces, era inútil resistirse y si seduciría al alfa lo haría lo mejor posible. Podía sacar provecho justo ahora que se encontraba en sus brazos.

—Ya casi llegamos. —su señor Howard estaba por entrar en celo. Y el era de esos que dormían en su celo. Tenía sueño y sus ojos apenas se abrían.

—No quiero llegar. —susurró cerca de su oído y tambaleo sus piernas cerca de la ventana de copiloto del auto.

—Su postura es peligrosa, estoy manejando con su cabeza sobre mi hombro. Además, el joven Tony lo espera.

—Ah, si. Tony, el es muy independiente. Es beta, eso es bueno...  ¿Sabes? él te quiere mucho, te considera su padre... —dicho esto, el omega, se acurrucó más a su fuerte aroma y dejo un casto beso en su hombro. —Entonces, si tu eres su padre y yo soy su madre, tu y yo podemos-

Edwin detuvo el carro, la pista estaba vacía por la hora y nadie pasaría por ahí.

El omega notó el parar del coche , instantánea e impulsivamente se subió a las piernas del alfa y escondió su cabeza en su cuello.

—Ayúdame con mi celo, cuando este despierto voy a necesitar de un alfa. Te voy a necesitar. —adormilado, le regaló un beso en la mejilla.

—No, no me necesita. —y luego de eso el camino fue silencioso, el Stark atacó su cuello varias veces dejando chupetones y pequeñas mordidas pero nada mas. Al llegar a casa, Anthony enmarcó las cejas y dijo que se iría al taller en donde no pueda escuchar ruidos con un tono burlesco y era de esperarse, pues Jarvis lo tenia cargado como un koala y sus piernas se ajustaban bien a su pelvis. Soporto las burlas del mas pequeño y con una amenaza de no dejarlo salir este se calló y de todas formas de fue al taller.

Jarvis sabia que Tony tenia cierta manía por emparejarlo con su padre. Y no, no es que el no sintiera nada estando tan cerca de un omega tan atractivo, pero nadie lo podía culpar cuando lo olía sutilmente o aquella vez que le llevo un poco de agua y el omega se encontró con el pecho desnudo. Suponía que todo eso era parte del trabajo y capazmente de la fiebre de su señor. 

Al entrar a la habitación de Howard, lo depósito en su cama y con mucho cuidado lo cubrió con una manta.

—Q-quédate Edwin.

Howard estiró sus piernas y las abrió, Jarvis notó como su pantalón crema estaba húmedo en cierta zona y como sus dedos se paseaban por ahí, estaba mojado, dispuesto, apetecible. Para cualquier alfa, cualquiera.
Y por más que el otro suplicó, lo dejo. Ahí tendidito en la cama y rogando por que un alfa lo tome y le traiga placer.

Cosa que no sucedió hasta que durmió como un bebé, ya lo había dicho, el era de esos que dormían profundamente...

Eso lo removió un poco. 

Recordando aquella vez que su señor asistió a una fiesta. Gente importante y un tanto peligrosa, lugar lleno de feromonas y alfas. Estos últimos eran los que le preocupaban en realidad, uno en especial. 

Un tal Jhosep, castaño, alto, italiano. De la mafia. 

Era un problema, podía poner su vida en riesgo con ello, así que dando una  respiración entrecortada entro con ímpetu a la oficina donde Howard ya se encontraba recostado y con el alfa encima. Mejillas rojas y ropa arrugada. 

One Chance. (Jaward) Where stories live. Discover now