𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 5

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Luego de haber llegado a casa sana y salva, se cambió de ropa por algo más cómodo, se lavo bien la cara y dientes, así dejándose caer en la cama, para cuando dió más de tres vueltas tratando de encontrar la posición correcta, sus ojos se habían ce...

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Luego de haber llegado a casa sana y salva, se cambió de ropa por algo más cómodo, se lavo bien la cara y dientes, así dejándose caer en la cama, para cuando dió más de tres vueltas tratando de encontrar la posición correcta, sus ojos se habían cerrado y cayó en un sueño profundo.

La alarma de las 10 suena y así Reiko abandona su hora de descanso, ya que los sábados y domingos le toca a ella preparar el desayuno y por ende ya que no tiene universidad puede despertar más tarde. Talla sus ojos con las manos echas puño y se queda mirando un punto incierto por varios minutos, baja los pies de la cama y los desliza dentro de las pantuflas, con cansancio se levanta de la cama y deja caer los brazos a los lados, arrastra los pies hacia la puerta y pone un pie fuera de la oscura habitación por no correr las cortinas y dejar que entre la luz de la mañana. Recorre el pasillo a su paso de tortuga y llega a la cocina aún con un poco de sueño y ganas de tirarse por las escaleras inexistentes de su casa, podría pedirle a su vecina.

-Buenos días, Reiko.-Saluda la madre, sonriendo de lado al ver el estado de su hija.

-Buenos días, mamá.-Responde con lentitud y en un tono de voz baja.-¿Qué quieres desayunar?

-HotCake y también podrías hacer ese rico te de frutos rojos que a ti solo te sale bien.-Responde la mayor, sacando la aguja de crochet y la lana de una bolsa que pasea por toda la casa.-O podrías hacer una rica chocolatada, hace calor.

Reiko, asiente aún con la mente dormida y se pone manos a la obra, no sin antes ir al baño y lavar su rostro, manos y hacerse un moño en el cabello, no quería ni un pelo en la comida. Vuelva a la cocina, está vez viendo como su madre está con el mismo gorro hace semanas, es para el hijo de la vecina, una madre joven de tan solo 25 años, las había ayudado cuando madre e hija se mudaron.

-¿Cuántos años tiene el pequeño de Sazuki?-Pregunta Reiko, sacando los ingredientes necesarios para hacer el desayuno.

Su madre deja el crochet de lado y alza una ceja al ver a su hija tan charlatana a estas horas, pero de igual manera decide responder.

-1 año. Cómo ha pasado el tiempo y pensar que ayer parecía que la joven Sazuki vino llorando hacia mi para decirme de su embarazo.

La joven Sazuki, vive sola, sus padres se fueron a Australia cuando la joven solo tenía 19 años y la dejaron a su suerte, sin dinero, sin casa y sin alguien el la cual poder ser ayudada. La vida de Reiko al lado de la de Suzuki, se veía como la mejor vida, pero ella sabía que no hay comparar vidas, porque cada una tiene un problema diferente y aunque sea grande o pequeño, no se sabe cómo se lo puede llegar a tomar la persona.

Reiko echa la masa de los Hotcakes en una sartén ya calentada y puesta al fuego con un poco de aceite, a fuego medio lo deja y se pone a hacer la chocolatada algo fácil y práctico para un día de calor como hoy. Ambas mujeres comían dentro, pero hoy es buen día para comer fuera, aunque eso no le guste mucho a su madre. Reiko, termina el último hotcake, pensando en como Matt se había ido de aquel horrible lugar, ya había pensado en dos opciones realistas; la primera, que aquel tipo llamado Hanma haya decidido tomar un taxi con Matt, ya que los dos tenían como medio de transporte el auto que la joven había raptado con una buena explicación, la segunda, se habrá separado de Hanma y habrá caminado hasta una parada de buses y así llegó a casa. Busca una bandeja para llevar las bebidas y el plato lleno de hotcakes, también toma de la heladera miel, chocolate y frutillas frescas que su madre se había encargado de comprar el día anterior. Deja todo bien ordenado en la bandeja y admira su excelente trabajo, toma una servilleta y limpia sus manos al sentirlas llenas de algún que otro pedazo de masa y manchas del chocolate con leche.

-¿Ya está el desayuno cielo?-Pregunta la mayor, al no escuchar más nada en la cocina. No quería dejar ni un minuto el trabajo a crochet, lo terminara si o si hoy, nunca deja sus cosas atrasadas y menos en estás épocas del año donde todos sus vecinos le piden que les haga algo.-Reiko, no me asustes.

-Esta todo listo mamá, si quieres podemos desayunar fuera.-La joven universitaria sale de la cocina con bandeja en mano y sonríe de lado.

La mayor, asiente y van hacia el patio. Reiko, deposita la bandeja con el desayuno y mira a su alrededor, mirando el césped verde y cortado derecho, las flores que su madre se dedica a cuidar día y noche, el bello árbol que da sombra en la mesa donde ambas mujeres toman asiento. La mujer mayor toma asiento en frente de su hija y cruza una pierna encina de la otra, admirando la comida echa por su hija, su bebé hermoso como a ella le gustaba llamarla para demostrar su amor.

-¿Cómo te fue en la salida anoche?-Pregunta, tomando un plato que Reiko había sacado de la cocina y se sirve dos hotcakes.-¿Reiko?

A todo esto, la joven mira la puerta de la casa, viendo como su madre pudo seguir adelante a pesar del pasado oscuro que tuvo y que alguna veces pensaba que no saldría. El miedo de que su hija no tenga lo que se merecía porque no lograba conseguir empleo, el miedo de no poder dormir por el miedo de pensar que ambas iban a morir juntas y sin llegar a ser felices. Pero esos pensamientos negativos se borraron de su cabeza al ver la sonrisa que la recién nacida Reiko le brindaba y desde ese momento se prometió a ella misma esforzarse y salir adelante como toda madre que deseaba lo mejor para su hija y ella misma.

-Fue algo caótica, pero fue divertido en parte.-Responde la joven estudiante, dirigiendo la vista a su madre.

Nozomi, deja caer los cubiertos que había tomado para disfrutar del desayuno y mira alarmada a su hija. Reiko, se asusta al oír chocar el metal de los cubiertos con la porcelana de los platos, estaba concentrada en poner bien los hotcakes que se había servido en el plato.

-¿Alguien te ha tocado? ¿Te lastimaron? ¿Te hicieron hacer cosas que no querías?-La mayor bombardea a su hija, demostrando en su voz la desesperación de que las respuestas sean todas negativas.

-No, claro que no mamá, no me han hecho nada. Estoy bien.

Nozomi, respira tranquila y calma su corazón acelerado, sintiendo paz en su interior, no podría vivir en paz si le pasaba algo similar a su hija, ella es su todo en este mundo. Reiko, le regala una sonrisa sincera y calmada, haciendola sentir mejor a su madre.

Ambas mujeres dejan la conversación en el pasado y se toman el tiempo en disfrutar el desayuno, algunas veces hablan sobre las plantas y flores o solo las miran, admirando su belleza. Algo se cruza por la mente de Reiko, pero sabe que no debe preguntar, aunque la curiosidad nunca la deje en paz, tiene que respetar a su madre y no hacerla revivir el pasado. Al final, ambas estaban bien sin un hombre a su lado y controlaba su curiosidad de saber quién era su padre.

-¿Cómo te va en la universidad?

-Bien, con muchos trabajos para terminar, pero nada fuera de lo normal.

Nozomi, la felicita y halaga, feliz de ver a su hija disfrutar de lo que le gusta y verla sonreír constantemente, pues también había días en los que lloraba o simplemente no se sentía con ganas de mostrar algún gesto con su cara. Ambas mujeres se sirven más hotcakes, pero está vez una toma las frutillas y el chocolate y la otra la miel y las frutillas, así empezando su degustación nuevamente, acompañadas del silencio mañanero.

Cuánto ama Reiko los momentos con su madre, ella es su todo en la vida y no pensaría en dejarla sola.



















Espero que lo hayan disfrutado (⁠≧⁠▽⁠≦⁠)

Perdí la imagen que usaba como separador, asique la buscare en mi extensa galeria llena de cosas que ni yo sabía que tenía 🤠

Es un asco la vida adulta 💀

Bye bye

𝗢𝗕𝗦𝗘𝗦𝗦𝗘𝗗╰ ᴷⁱˢᵃᵏⁱ ᵀᵉᵗᵗᵃМесто, где живут истории. Откройте их для себя