12.-El Peso de la Responsabilidad

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Los reyes se encontraban en habitaciones diferentes en Fierce, a excepción de Howard, que fue llevado a Ishi de inmediato. Cada uno estaba acompañado de sus hijos, quienes velaban por su recuperación aun cuando sabían que no había mucho que hacer. Luego de tres horas los reyes recuperaron la consciencia, cada uno se quejaba constantemente, las heridas de la batalla se sumaban al dolor causado por la Sombra en su interior. Por orden de los médicos se les suministró un té de raíz de Dormus, a manera de bajar su dolor pero no parecía ser suficiente.

Para todos era obvio que sus padres no podrían seguir a cargo de los reinos.

Cada uno de los príncipes tenía reacciones distintas con respecto al acontecimiento. Evan era el único que de cierta manera estaba disfrutando de ese instante, había esperado por años a que su padre dimitiera y Howard simplemente se negaba a hacerlo, en un inicio sus razones era que deseaba estar a cargo cuando Ian Démonas obtuviera los reinos y convertirse en su mano derecha, pero ya pasada la era de terror del demonio, su única excusa para permanecer en el trono era amargarle la existencia a Demyan y Leonel.

Evan ya estaba cansado de sus tonterías, en más de una ocasión fantaseo con darle un golpe de estado, sin embargo los Zar Darkness le facilitaron el trabajo. ¿Qué si le dolía la posibilidad de que su padre muriera? Claro que lo hacía, sufría, en menor medida que su hermana o su madre, pero lo hacía, no obstante, su ambición obtuvo una fuerte victoria sobre sus sentimientos.

Lo único que el realmente lamentaba era que no podría tener la coronación que tanto soñó por años, hacer una celebración en un momento como ese le daría una muy mala imagen, algo que no podía permitirse. Cuando todo acabara tendría su ansiada coronación.

Por otro lado, Nathan y Lauren no tenían cabeza para pensar en otra cosa que no fuese el bienestar de sus reinos. Ambos estaban junto a sus padres, acompañándolos y nutriéndose de sus consejos en sus últimos momentos de consciencia.

Lauren estaba preocupada, a pesar de sus años de entrenamiento aún no se sentía preparada para ser reina, y menos en una situación tan delicada como esa, pero por su madre debía dar lo mejor para llevar a Sákari a la victoria, por su madre debía luchar para sacarla del apagón. Ella creía mucho en el destino, en que todo tiene una razón de ser, con esa creencia se infundía valor, tal vez eso estaba destinado a ser, tal vez la vida y los Dioses le estaban dando una lección.

Nathan, por su lado, estaba un poco más seguro, si bien estaba destrozado por la situación de su padre, él sabía que estaba preparado para ese momento. Él pasó su vida estudiando, entrenando, preparándose para el día en que tuviese que tomar el trono, sin embargo nunca creyó que ese momento llegaría tan pronto. Su padre solía bromear con que no sería rey antes de lo que él lo había sido, lo cual significaba que sería rey un poco más allá de sus cuarenta años, para Nathan esa era una buena edad, ya tendría la experiencia como príncipe, pero el momento llegó diez años antes.

En cambio, Denan era una terrible combinación de sentimientos de inseguridad. ¿Cómo podría ser rey alguien que apenas empezaba a comprender sus deberes como príncipe? No estaba listo, le faltaba mucho por aprender, y ya ni siquiera tendría a Aarón como su guía. Denan luchaba por retener las lágrimas pero todo lo ocurrido lo estaba sobrepasando.

—Tienes que mantenerte fuerte, hijo. —Leonel colocó su mano en el hombro de su hijo, Denan estaba sentado en una silla junto a su cama—, eres la autoridad de Fierce ahora, si tú muestras fortaleza, todo el pueblo lo hará.

—No estoy listo —murmuró el castaño.

—Eso lo sé, no estás preparado para ser un rey —aseguró Leonel—, pero en el poco tiempo que llevas aquí has demostrado ser un buen príncipe y ese es el primer paso. No debes preocuparte por si no sabes cómo actuar en todo momento, Cassiopeia y Jared estarán a tu lado, confía en ellos.

Elements: La Guerra de las SombrasOnde histórias criam vida. Descubra agora