CAPÍTULO CUARENTA Y UNO

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CAPÍTULO CUARENTA Y UNO

Familia destruida,

Rindo depositó un último y corto beso en los labios de la mujer antes de acariciar su mejilla y alejarse.

— Nos vemos, preciosa. — Se despidió Ran, subiendo ambos hermanos a su vehículo, el cual poco después se puso en marcha alejándose rápidamente.

Sasaki sonrió, entrando a su edificio momentos después.
Sus pies se detuvieron de golpe al observar a Bushida pasar frente a ella totalmente cubierto de sangre.

—Taiga. — El ojiazul se sorprendió al ver a la mujer. — ¿Estás bien? ¿Qué te sucedió?

— Tranquila, Ren. — El hombre se alejó varios pasos de la castaña cuando esta intento tocarle, evitando ensuciarle. — No es mi sangre.

— ¿Qué diablos sucedió entonces? — Bushida soltó un largo suspiro.

— Acompáñame a limpiarme, te contaré todo. — Ren asintió, siguiendo al hombre hasta los baños masculinos en donde el más alto comenzó a lavar sus manos y rostro para retirar la sangre. — Hanma estaba a cargo de cuidar de tus padres en el sótano.

— Estoy imaginando lo que sucedió. — Susurró la castaña.

— Tu padre escapó, ninguno de nosotros se dio cuenta de eso hasta que te fuiste, fue cuando Hanma llegó a informarnos sobre ello.

— ¿Qué pasó después? — Bushida sacó un pañuelo de su bolsillo, limpiando su rostro y manos mojadas.

— Fuimos a buscarlo por los alrededores mientras Choji buscaba en el edificio. — Continuó. — Lo encontramos a varias cuadras de aquí, pero no se encontraba solo.

— ¿Con quién estaba ese bastardo?

— Al parecer eran miembros de Maniacs. — Taiga se cruzó de brazos y se apoyó en el lavamanos, su camisa blanca apenas reteniendo sus músculos cuando se tensaron. — Los atrapamos y los trajimos aquí. Eran tres, dos de ellos ya muertos... Debí consultarlo contigo, lo siento, pero no quería interrumpirte.

— Taiga. — Sasaki acarició su mejilla. — Te agradezco que te hayas preocupado por mí, pero para la próxima avísame ¿Sí? No te encargues de todo esto solo o puedes salir lastimado.

— Lo haré. — Taiga sonrió. Ren suspiró acercándose al pelinegro.

Bushida se sorprendió al ser repentinamente rodeado por los brazos de la mujer, envolviéndole en un fuerte y cálido abrazo.
El menor sonrió como un niño emocionado, correspondiendo al abrazo de su mayor con gusto, hundiendo su nariz entre sus sedosos cabellos.

— Volveré a casa. — Sasaki se alejó. — Vine solo para asegurarme de que todo estuviera en orden, pero ya veo que no debo preocuparme si te tengo a ti.

La sonrisa en el rostro de la mujer desapareció, dando paso a una expresión molesta.

— ¿Él sigue vivo?

— Sí, lo encadenamos. — Ren hizo una seña a Bushida, este asintió.

Tras salir de los baños, ambos se dirigieron a la entrada del sótano, bajando las muchas escaleras hasta llegar al final. Taiga encendió las luces, dejando ver el desastre que era el sitio.

En el centro se encontraba una mujer amarrada a una silla, esta los miró cuando llegaron, comenzando a llorar de inmediato al ver a la castaña. En la esquina del sitio estaba un hombre de edad mayor atado con cadenas, siendo imposible su escape. Por último, en la otra esquina se encontraba un hombre joven, sus ojos se encontraban cerrados y su rostro manchado de sangre debido probablemente a un golpe en su cabeza.

Sasaki no dudó en sacar su arma e inmediatamente disparar al más joven de ellos, escuchándose los gritos de los dos restantes.

— Hija... — Tembló la mujer mayor. — Por favor.

— Les aseguré que no saldrían de aquí ¿No? — Ren observó al hombre encadenado. — Incluso si eres ayudado por un ángel o por un demonio, te encontraré, mis hombres irán por ti y volverás una y otra vez a este sitio... Tu vida me perteneció desde que decidieron que yo era menos que todos ustedes, y ahora como dueña de tu miserable vida, seré la encargada de acabarla.

— No lo mates. — Sollozó la madre, Sasaki le miró. — Solo queremos la salvación.

— Muy bien. — La pareja le observó confundida y aterrada. — Tendrán su ansiada salvación... Pero en la muerte.

¡Bang!

El resonar de un disparo fue seguido por un golpe seco de un cuerpo cayendo al suelo. La última víctima con vida gritaba horrorizada, observando a quien fue su esposa por tantos años, en el suelo, sin vida y con su sangre regándose a su alrededor.

Sasaki observó a su padre, acercándose a él hasta tenerle en frente.

— Mírate, eres una total mierda andante. — Susurró Ren, colocando la boquilla de su arma en la frente del hombre. — Incluso si pudieras volver al pasado y arreglar tus errores no te perdonaría, porque no sólo me vendieron a un maldito imbécil con problemas mentales, sino que cada día de mi vida desde que nací fue un infierno gracias a ustedes... Ahora ustedes serán quienes visiten el infierno... Saluda a Satanás de mi parte ¿Quieres?

Un último disparo resonó en aquella sala, dando por finalizada la tortura que cada miembro de su familia vivió todos los días que estuvieron ahí, encerrados bajo llave muriendo poco a poco. Ren guardó su arma, caminando a la salida.

— Dile a Shuji que limpie esto. — Ordenó Sasaki, Bushida asintió apagando las luces.

Un peso más había desaparecido de sus hombros, Ren pudo entonces tomar una gran bocanada de aire, sintiéndose ligeramente más aliviada de todos sus problemas.

Ahora solo había una situación que tendría que enfrentar con valentía, y sería esa guerra que no tardaría en llegar, una guerra entre los tres imperios más grandes de Japón, una guerra entre deidades.
Incluso teniendo a Bonten bajo su mando, Sasaki sabía que las cosas no saldrían como ella lo espera, habría muchas muertes, pero no se detendría hasta llegar a su objetivo final.

Acabaría con la cabeza de Maniacs aun si eso implicada sacrificarse.

Y no es que su vida no fuera lo suficientemente importante, pero la victoria sería de Anhell sin importar qué.

— Taiga. — El pelinegro le miró con atención. — Si por alguna razón algún no logro volver con vida a casa...

— Ren, no lo digas.

— Si no lo logro quiero que seas tú quien tome el mando de Anhell. — La castaña se detuvo, observando al ojiazul fijamente. — No es una petición, es una orden de tu jefa.

Bushida se mantuvo en silencio, apretando sus labios en un intento por no imaginar la hipotética situación.

Pero finalmente asintió.

— Lo haría con todo honor, Ren.

— Eso quería escuchar.

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50+ votos y les subo otro capítulo por la noche.

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𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Where stories live. Discover now