5. Señor Jones

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Samantha

Cuando llegamos a casa de los Jones Drew no dijo nada ni siquiera me... nos miró dejo su vista puesta al frente. Emmy se bajó primero pero yo me quede ahí, quería agradecerle pero no sabía cómo aún seguía algo perpleja por lo que había sucedido hace algunos minutos.

¿Había intentado besarme?

— Ehhh... — comencé — Gracias por todo eso... lo que hiciste.

Nada.

No me hablo, no me miro, ni siquiera se inmutó así que continúe hablando.

— No quiero que pienses que soy una desagradecida — bromee mientras sonreía esperando su respuesta. Pero no, no paso.

— Adiós — me despedí por fin descendiendo de la camioneta. Por el cristal vi como la encendía para acelerar y perderse en el camino.

Al entrar mire a Emmy que hablaba con alguien por el móvil.

Si me imagino que estabas muy ocupado, como siempre.

Dijo un Papá insonoro a lo que yo asentí.

Él está bien, me cuida aunque... no me acostumbro porque sé que en cualquier momento se ira.

No era su padre pero sentí esa indirecta.

¿Podríamos no hablar del tema? ¡Porque no quiero entiéndelo! El único motivo por el que te respondí fue porque Drew dijo que pregun... ¿No lo hiciste verdad? — soltó una risa triste — Pero que ¡estúpida! Tu no le preguntaste por mí.

Vi cómo se formaban lagrimas es sus ojos.

—¡No me salgas con excusas de mierda! No me mientas.

Empezó a negar con la cabeza apretando sus puños para contenerse.

— ¿Sabes porque no he vuelto a Madrid? porque la última vez que fui a verte, solo lo hicimos ¡cinco minutos! todo por tu maldito trabajo y... me canse siempre era yo la que tenía que viajar así que deje de hacerlo, alejándome de ti, alejándome de... Drew — su voz se entrecorto rompiendo en llanto.

Se dejó caer en el sofá, me apresure a hacer lo mismo para abrazarla de lado, ella aún con el móvil en su oido.

Porque... a ti te daba exactamente lo mismo, te importaba tan poco que... no fuiste capaz de sacar tiempo para mí — concluyo colgando la llamada, apoyo su rostro en mi hombro, la estreche tan fuerte como si la vida se me fuera en ello. No era la primera vez que la veía así, tan rota. Ella era fuerte, era de esas chicas que no se dejaban de nada mucho menos de los hombres pero había uno en especial que podía derrumbarla en menos de nada, él era su talón de Aquiles y ese hombre era su padre... más conocido como el Señor Jones.

Afuera ya había oscurecido, nos encontrábamos en su habitación acostadas mirando Tierra de osos. Nos encontrábamos en la parte en el que más pequeño comenzaba a cantar mientras caminaban.

Cada una tenía un pote de helado, ella aún tenía los ojos llorosos, cantaba la canción mientras llevaba cucharadas de helado a su boca, con tono bastante deprimente la verdad.

— "Que sepa el mundo que en marcha estoy, con mucho qué.. mmm viviiir"

Bueno a este paso también terminaría llorando yo.

— ¡Emmy! — dije captando su atención haciendo que se volteara hacía mí con la cuchara aún en la boca.

— ¿Mm?

¿Qué iba a decir?

Bien hecho genia.

Oh, cállate.

Bajo la piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora