No hay nada que hablar

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Narra: Sabrina.

–¿Quieres que te acompañe?–esto era realmente duro. Pero debía hacerlo, esto era esencial para poder cerrar aún que sea un poco, el enorme hueco que Marcó dejo en mi corazón.

–Esperame aquí–mi hermano solo asiente. Tomo aire y un poco de valor, y me adentro a la habitación. Al entrar, el se encontraba en el sofá, con las manos en el rostro y pensativo. Estaba apunto de llorar hay, pero no podía. Debía mostrarme fuerte, debía aparentar que su traición no me dolio. Al percatarse de que habia llegado. Se levanta del sofá y me mira directamente.

–Vine por unas documentos importante–le explicó. Sin esperar si quiera una respuesta sulla, doy unos cuantos pasos asia adelante. Mi objetivo era entrar a la que era nuestra habitación, sacar los documentos y salirme de ese lugar lo más rápido posible. Pero fue su grande y masculino mano que me apretó con fuerza del brazo, y me detuvo.

–Debemos hablar–me pide. Esto realmente dolía, era como pasar una estaca de hierro por mi garganta. Mi corazón se encontraba sufriendo, y eso era su culpa. Tenerlo tan cerca era tan doloro, con la pica fuerza que aún conservaba. Lo miro a los ojos.

–No hay nada de que hablar–le digo seca. No estaba aquí para escuchar otra mentira, estaba aquí para buscar esos documentos y marcharme. El habré sus ojos con sorpresa, todos estos años. Nunca le había dicho que no ha nada, pero se acabó. Ya no estoy dispuesta a permitir que me domine.

Narra: Marco.

Su respuesta realmente me tomo por sorpresa. Crei que al vernos, ella me permitiría explicarle todo lo que sucedió. Que podríamos arreglar las cosas y volveríamos a estar juntos, pero las cosas no sucedieron así. Y eso realmente duele.

–No hay nada de que hablar–repite a vez mas–creo lo mejor será que me marché–yo la suelto. Crei que no se iría, pero si lo hizo. Sabrina solo abrio la puerta del departamento y se marchó, ni siquiera se dio la vuelta a verme. Solo se marchó.

Tiro el matero y un retrato que tenía de nosotros dos. Los tiro al piso, esto me dolía demasiado. Caigo al suelo y tomo la fotografía de nosotros dos, en mis manos. Habían vidrios por todos lados, ella no me dejó.

No me permitió explicarle lo que realmente había sucedido.

El fin de la historia y un último secreto {Terminada}Where stories live. Discover now