𝐒𝐇𝐀𝐍𝐆𝐆𝐘| "Tonto payaso."
Todo el mundo puede llegar a considerar al payaso Buggy como un pirata de cuarta, miedoso y lleno de desgracias acompañándole. Sin embargo, unos dulces ojos oscuros llenos de serenidad, demostraban el aprecio nec...
Las perlas oscuras no paraban de relucir ante la gran presencia que se encontraba adelante. Un gran ser de cabello azulino con ropas llenas de joyas preciosas, en patrones singulares. Decorando las sedas que apenas se dedicaban a cubrir sus largas piernas blanquecinas y torso semi desnudo. Las enredaderas de oro se extendían desde su cabeza hacia su cuello, cayendo en forma de cascada decorando su cuerpo, de forma que al moverse, estos encendieran un pequeño tintineo. Su rostro, destacando sus grandes ojos azules, similares a dos zafiros y aquella destacable nariz rojiza, algo extraña, pero raramente atrayente. Sobresaliendo al tener el cabello atado en una coleta alta, era simplemente encantador.
¿Qué se supone que debía hacer ahora? Nunca imagino que el gran tesoro del Nilo sería una lámpara mágica de la cual saldría un genio al frotarla. ¡Pensó que serian joyas, oro! Pero... esas cosas se voltearon a segundo plano al observar al ser delante, sería un pecado quitarle aquellas piedras preciosas, si le hacían ver jodidamente caliente, decorando su cintura, contorneándola. Como imaginaba tomarla entre sus manos... pero era imposible, era enorme. ¿Cuánto media aquel ser? Quizá unos seis metros, es lo que podía suponer.
- ¿Ahora qué idiota encontró la lámpara?- Musito aquella criatura mágica bajando su mirada, encontrándose la mata de cabello rojo andrajosa en el suelo, viéndolo, muy fijamente. Una pequeña ventisca llena el lugar, causando un pequeño remolino elevando al chico de cabellos carmín, colocándolo de pie y limpiando sus ropas rápidamente. - Muy bien, ¿cómo te llamas?- Shanks, que aún mantenía su shock observando al ahora chico un poco más bajo que él, de pie a su frente, no podía soltar palabra de sus labios. Respuesta que molesto al genio, provocando que este chasqueara sus labios molesto y girara sus ojos, colocándolos en blanco.
Shanks solo pudo pensar lo caliente que era esa imagen. Mientras que Buggy se empezaba a cansar de su ahora nuevo amo. - Joder, hasta el chico que parecía Drácula hablaba más que... este.- El pelirrojo al notar el tono despectivo con el que había hablado el chico pudo reaccionar. De inmediato se inclinó levemente con sus mejillas incendiadas en un suave carmín. -Disculpa, me llamo Shanks, Akagami Shanks.- El disgusto del genio se disipó al presenciar aquella escena, era alguien cordial. Agradable.
Los dedos del genio chocaron, ocasionando un suave sonido que llamo la atención del plebeyo. Shanks elevo su mirada, encontrándose con una imagen que cautivaría todos sus sentidos de inmediato.
Una pequeña ráfaga de aire rodeo el cuerpo del genio elevando la arena a su alrededor. Las manos del chico se movieron a los lados con agilidad, llevándolas consigo en pequeños brillos, como si de gotas de agua se trataran. Las gotas se convirtieron en suaves olas, llegando a rodear el cuerpo de Shanks, quien solo podía observar como la luz del sol se reflejaba en las cristalinas aguas, mostrando pequeños seres con aletas moviéndose a los lados.
- Me llamo Buggy, como sabrás, soy un genio. Puedo cumplirte trece deseos. - La voz del genio era calmada mientras aún se dedicaba a mostrarle aquel pequeño show. Shanks desvío su mirada en la dirección de su voz, notando aquella belleza que destacaba del chico. Buggy lo noto y devolvió la mirada. - ¿Pedirás tu primer deseo?- Una pequeña sonrisa melancólica sobresalió de aquellos labios tiznados de carmín.
- Deseo que te quedes a mi lado por siempre...
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