Parte 3: Pertenencia

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—Jisung me gusta tanto como me gustas tú.

Hyunjin miraba a los ojos asustados y expectantes de Minho sentado frente a él en la cama con sus pequeñas manos apretando el edredón. No le gustaba que tuviera esa expresión. Para Hyunjin era imposible molestarse, no cuando era así de sincero y abierto, ¿acaso eso no era lo esencial en una relación para que funcionara bien y sana?

No podía enojarse. Quería demasiado a Minho. Quería demasiado a Jisung.

Extendió las manos y las acercó a su rostro, delineando el contorno. La piel bajo sus yemas se sentía tan suave. Blanca, lisa y tibia. Hermosa piel, Minho por completo lo era. Le encantaba poder decir que era su atractivo novio. Además de ser dulce y apasionado al mismo tiempo. Algo bueno debió haber hecho en una vida pasada.

Minho recargó su rostro sobre la palma cálida y Hyunjin continuó con las caricias. La expresión se suavizó en alivio.

Por supuesto que quería seguir con él. Antes de procesar que le pasaban cosas con Minho y Jisung no recordaba haber sentido atracción tan fuerte hacia alguien. Varias veces le decían que era raro —salvo por sus mejores amigos, ellos no lo juzgaban—, "¿cómo es que no te ha gustado nadie?" y respondía: "¿cómo sabes cuando te gusta alguien?".

"Ya sabes..." No, hasta ese entonces no sabía nada. "...Tu cuerpo reacciona incluso contra tu voluntad".

Había personas que le parecieron atractivas, tanto como sus amigos, con algunas de ellas se llevaba bien, pero nunca provocaron que su estómago hormigueara o calor en sus mejillas. Al principio pensó que estaba confundido y que el hecho de que Minho se apegara con constantes abrazos no significaba nada más que afecto fraternal, el mismo que le brindaba a Jisung. Nada especial. Solo él y su falta de claridad.

Y que el hormigueo en su estómago era por la falta de costumbre a que personas ajenas a su familia le envolvieran entre los brazos o revolvieran el cabello.

Definitivamente, Jisung y Minho tenían demasiado poder sobre él, porque con gestos simples creaban un caos interno.

Minho era más cariñoso que Jisung. En algún momento se agarró de ello. Empezaron a incrementar las dosis de afecto físico entre ambos, aunque el mayor solía tomar la iniciativa, no dudaba en corresponder. Manos juntas que entrelazaban los dedos y la cabeza que se recargaba en su hombro acariciando el cuello con la punta de la nariz.

Comenzó a jugar con los límites también, brazos que rodeaban su cintura y tacto sobre el vientre con la excusa de tantear los abdominales firmes.

Caricias y pequeños toqueteos casuales iban y venían. Jisung lo notaba y sacaba conclusiones bastantes acertadas. Le gustaba Minho y el contacto era un deleite cotidiano.

El menor era más esquivo con el afecto físico, a veces lo aceptaba gustoso y en otras brincaba como un conejo zafándose de los abrazos de sus amigos. Disfrutaba de las contadas ocasiones que Jisung estaba receptivo.

Qué hacer cuando dos personas le movían el piso.

Con quienes querría hablar de sus confusiones eran justamente los involucrados y ni siquiera había dilucidado del todo lo que sentía como para hacerlo. Descartaba a otros amigos de su antigua escuela elemental o compañeros del club de arte. No se sentiría comprendido, solamente corroboraría lo de "raro".

Terminó con un poco de vergüenza coloreando su rostro, hablando con su vecino. Un chico mayor que varias veces lo cuidó cuando era niño. Bangchan casi siempre tenía buenos consejos para él. Salvo la vez que le dijo que no pasaría nada subiéndose a un árbol de otra vecina a sacar duraznos y terminó con las rodillas y codos magullados.

Tres No Son Multitud ❥ Minsungjin/HyunminsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora