Capítulo doce

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Después del beso, Yoon Gi no dijo mucho, nada en realidad. Sólo había sonreído a medias para Jung Kook, le tomó la mano y lo encaminó a su casa. Para el castaño estuvo bien, ese era un pequeño gran avance, porque sabe que tampoco Yoon Gi va a estar besándolo a cada rato. El Alfa necesitaba acostumbrarse a la idea de que eran Alfa-Omega.

Para el miércoles, Yoon Gi estaba más pegajoso que nunca. En el receso se la pasaba con la cabeza enterrada en su cuello, olfateándolo. Gruñía cada vez que alguien le hablaba al más alto, no importando si era Beta o un Omega como él. Jung Kook no se quejaba, por él estaba perfecto así.

Ahora están sentados en las mesas de la cafetería, Ho Seok también está, porque dijo que ahora eran sus nuevos amigos. Yoon Gi no lo soportaba, él era el que más le hablaba a Jung Kook y lo estaba provocando.

—Ehh, Yoon Gi —Jung Kook acaricia la mejilla del Alfa, llamando su atención, también hace que el azabache ronronee—, ¿puedes ir a comprarme una malteada?

—Que vaya Ho Seok —aspira fuerte.

—Pero no creo que quieras que otro Alfa me compre cosas...

—Está bien —molesto de tener que dejar el calor del Omega, se levanta, yendo a la caja.

Jung Kook voltea hacia Seok Jin y alza su ceja.

—Es su celo —dice obvio—. Se está acercando y necesita olerte para que a la hora de, bueno, ya sabes, hacerlo, su Alfa te reconozca y no te haga daño.

—Oh —asiente en compresión—. ¿Crees que Yoon Gi lo quiera pasar conmigo? ¿O llamará a alguien?

—Pienso que primero te dirá que no porque tendrá miedo de lastimarte. Pero si tú quieres pasarlo con él y lo convences de que no te hará nada... Tal vez lo logres.

—Y si no pasa, ¿llamará a alguien?

Seok Jin niega.

—No lo creo —toma un chocolate, de esos que Yoon Gi le regaló a Jung Kook y el castaño le da un manotazo, pero el Alfa aun así no lo soltó—. Su Alfa se volvería loco de oler a otro Omega que no seas tú. Así que, si no eres tú, no es nadie.

Seok Jin termina de comer el chocolate y a Jung Kook ya no le importa. Muerde sus uñas, pensando; el hecho que Yoon Gi no llame a nadie más lo calmaba un poco, pero sabiendo el dolor que iba a sufrir, lo alteraba de nuevo. Tenía que convencerlo.

—Toma —el Alfa azabache deja la malteada de vainilla en la mesa, sentándose a su lado y poniendo su cabeza sobre su hombro.

—Gracias, Yoon Gi. ¿Cómo sabías que ésta era mi favorita?

El azabache gruñe.

—Era la única que había.

Jung Kook ríe por lo bajo, sabía que era muy bueno para ser verdad.

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Empaca sus pantalones nuevos en su mochila, esos que tienen el elástico. Y también unas cuántas camisas y suéteres más.

—Estoy listo, má —grita, bajando las escaleras.

Su madre está en la sala, leyendo una revista de chismes. Cuando lo ve, sonríe y se acerca para besar su mejilla.

—Mi bebé está creciendo.

Ven aquí, y ámame | yoonkookWhere stories live. Discover now