En la ciudad de Nueva York, Camila Bordonaba es una mujer de prestigio en el mundo de la arquitectura. Al mando de la multinacional empresa Bs Arquitectos, Bordonaba vive una vida llena de lujos y exigencias. Una mujer adicta al trabajo, fría y obse...
Prometí que publicaría Vuelvo pero es que ando un poco regular de ánimos y aún no terminé el capítulo. Por eso, os publico un nuevo capítulo de esta historia que la llevo más adelantada ya que tengo muchos capítulos ya escritos. Prometo ponerme al día y publicar cuanto antes.
Mientras, os dejo este Pvo de Benjamín. Al pobre, le pasa de todo y la relación con su jefa es un tira y afloja en toda regla.
Gracias por apoyar a esta historia que, estadísticamente y en comparación a las demás historias, está batiendo récords en visualizaciones y votos; además de leerla multitud de personas de distintos países. Es muy emotivo para mí tanto cariño por una historia que tenía bastante dudas sobre ella.
Como os he dicho, os dejo este Pvo de Benjamín.
Espero que os guste mucho y sigan dándome ese cariño que tanto necesito.
Os espera un capítulo de nada más y nada menos que 7000 palabras. Disfruten y os leo.
Besos.
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𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒄𝒆
𝑷𝒗𝒐 𝑩𝒆𝒏𝒋𝒂𝒎𝒊𝒏
Y una vez más la Mujer de Acero juega conmigo. Una vez más soy su estúpida marioneta, un juguete manejable. Un pañuelo que desecha cuando le place.
Creí que nuestro enfrentamiento en la sala de juntas había sido clave para que a partir de ahora la Sra. Bordonaba me tuviese un poco más de respeto, pero me equivoqué. Ni el castigo más tortuoso impediría que esa mujer llegase a cambiar una milésima parte del trato hacia los demás. Es una mujer sin sentimientos, un metal frío y duro. No le importa que la odien, no le importa estar sola en este mundo porque lo único y verdaderamente importante para ella es maltratar a las personas de su alrededor.
No se merece mi ayuda, no se merece mi consideración. En cambio, debo seguir hacia adelante con el plan establecido. Debo darle una lección a mi padre y, ya de paso, darle una lección a la Mujer de Acero. Cuando tome el mando de parte de la empresa, junto a Franco Lopilato, se las haré cobrar una a una.
¡Se arrepentirá por haberme subestimado durante todo este tiempo!
- Mierda – maldigo cuando siento una astilla de madera clavarse en el dorso de mi mano.
Dejo las herramientas a un lado y me acerco al botiquín.
Estoy en el taller. Necesitaba soltar toda la adrenalina que me produjo el simple hecho de que mi jefa me dejase tirado en mitad de la calle en la noche, después de su llamada angustiada. Cuando me explicó que estaba en el departamento de policía, temí lo peor. No podía creer que nos hubiesen pillado la mentira tan pronto, pero es una opción que está latente porque seamos sinceros: con la Mujer de Acero nada se sabe. Tras la entrevista con extranjería y la poca habilidad de mi jefa para mantener el tipo – debo admitir que yo tampoco lo hice del todo bien -, mis esperanzas a que nuestro plan sea exitoso se reducen en un 20% por una simple y llana razón: es imposible hacerse el enamorado de esa mujer. ¡Si es que es un témpano de hielo!
