5. Tapadera

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—Xue Yang, hazte para allá que tus huesos se están clavando en mi trasero—

—Ya quisieras que te clavara otra cosa— Se quejó el aludido, pero movió su cuerpo como una lombriz tratando de acomodarse en el reducido espacio.

—No gracias, me gusta la carne fina, pienso en unos lindos ojos claros como la más dulce miel—

—Soy carne de primera— Se defendió Xue Yang.

—Jajajaja. Ni mi perro comería tus huesos— Llevaban más de tres horas colocados en la misma posición mientras esperaban al líder de Qishan—Estoy tan entumido que creo que ya me quedé lisiado—

—Lo mismo digo y ahora que he perdido la comodidad de tu acolchado trasero me siento peor—

—Ya ves, mi durazno es calidad de terciopelo— Se jactó su acompañante.

Xue Yang era un chico verdaderamente malo, en su adolescencia solía robar y drogarse hasta que fue rescatado por Xiao Xingchen, quien se convirtió en su mentor y la única persona a quien Xue Yang obedecía y respetaba ciegamente. Luchó mucho para salir del punto donde se encontraba con tan solo diesiséis años, dejar las adicciones casi le costó su cordura, instruirse y ponerse al día con sus nuevos compañeros de escuela fue un verdadero quebradero de cabeza, aprobar los exámenes para la ingresar a la academia de policías fue lo más estresante, su vida no fue fácil y ahora estaba en un punto de no retorno, podía morir pero no se arrepentía, hasta el último minuto había valido la pena tan solo por conocer a Xiao Xingchen y saber que había una persona que siempre lo miraría con orgullo y afecto. Ya todo estaba bien.

Horas después de haber sido arrojados en una habitación, algún "alma caritativa" les arrojó un poco de agua casi congelada, por sus heridas y golpes ambos lo agradecieron. Como la intención de la persona era la de torturarlos, ambos gritaron y lloraron pidiendo compasión solo para hacer drama.

Pasaron más de dos días el mismo lugar, completamente a oscuras y sin ser alimentados, hasta que fueron sacados a jalones y arrastrados a una habitación en donde fueron nuevamente golpeados al grado de que sus cuerpos colapsaron en el suelo, durante todo ese tiempo Wei Wuxian lloró y pidió clemencia mientras gritaba que era inocente, por su parte, Xue Yang aguantó la tortura en silencio.

Finalmente, los golpes se detuvieron cuando una persona llegó. En un principio no pudieron ver quien era, pero lo reconocieron tras escuchar su inconfundible voz de pito.

—Así que esos asquerosos creen que pueden derribar al Sol—

—No... no... yo no...— sollozó Wei Wuxian e inmediatamente fue silenciado por un golpe que lo hizo llorar más y acurrucarse en el suelo como una bolita.

—Joven, su padre vendrá más tarde y pidió que mantenga a los prisioneros vivos hasta que él personalmente los interrogue— Wen Chao miró con ira al matón que lo detuvo, pero decidió hacer caso a la advertencia ya que no quería que su padre se molestara con él.

—¿Dónde está Wen Zhuliu? —

—Por orden del jefe, lo tenemos aislado—

—Tráelo— El matón no supo si obedecer la orden o no —Rápido— el hombre no pudo negarse por lo que fue por el cautivo —Todos son unos ineptos— Wen Chao gritó a los demás hombres —Creen que porque soy el hijo menor pueden desobedecer mis órdenes. Cuando venga mi padre le diré que todos ustedes son unos inútiles— parecía un niño haciendo rabieta —Le diré que los mate a todos, ya verán— Continuó gritando hasta que el hombre regresó con Wen Zhuliu, quien estaba esposado con las manos por detrás —Haz que se hinque— ante la orden, el hombre golpeó detrás de la rodilla del prisionero y este cayó en el piso sin emitir queja o sonido —Zhuliu, confiaba en ti, eras mi mano derecha, mi hombre de confianza, pero me has traicionado tan cruelmente— Wen Chao se acuclilló para estar a la altura —Debería matarte— levantó la mano derecha haciendo un movimiento y el hombre más próximo le entregó un arma —Quiero matarte—

Las dos vidas de Wei YingWhere stories live. Discover now