𝑪𝒂𝒐𝒔 𝑷𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 (𝑺𝒂𝒔𝒖𝑯𝒊𝒏𝒂)

Capítulo 19

Saya observo el enorme cráter que se había formado en el campo de entrenamiento, todavía no salía de su impresión al contemplar lo antes visto. Sus ojos azules se concentraron en el punto medio del impacto donde yacía Hinata con los ojos bien abiertos y con una expresión que no hacía más que mostrar su asombro.

Su cuerpo se encontraba tirado en el suelo, pero intacto. La Hyūga había sobrevivido y en una sola pieza; eso para Saya ya era un logro debido a que su oponente se trataba de Saori quien no se media en sus ataques.

Todavía podía recordar vívidamente el último momento donde ambas impactaron sus ataques, porque así fue, Hinata en el último segundo había implementado una técnica que nunca había visto, pero su asombro no estaba en la técnica en sí, sino a la velocidad que la realizo.

Por un milisegundo Hinata fue capaz de igualar su velocidad en su estado perfecto; el sello funciono tan solo unos segundos que fueron vitales para salvarle la vida. Saori y Hinata habían salido volando en diferentes direcciones después de que sus técnicas habían chocado entre sí.

—Definitivamente las cosas se pondrán más interesantes de lo que pensé —dijo para sí misma para luego moverse en dirección donde Saori había caído.

Hinata poco a poco formaba una sonrisa en su rostro, todavía no podía creer lo que había hecho; ni siquiera lo pensó, solo dejo que su cuerpo se moviera de manera instintiva para defenderse del ataque de Saori. En pocas palabras todo su ser se había movido por puro instinto de supervivencia.

Su sonrisa se desvaneció a medida que pensaba en los detalles; los puños de león, aquella técnica que todavía le faltaba perfeccionar, pero que había implementado de manera exitosa en un momento crítico.

Ya la había estado practicando mucho tiempo atrás, antes de que ella desafiara al consejo Hyūga y su vida diera un cambio drástico, pero que no se atrevía a usar por miedo a fallar; un mal uso de ese Jutsu y las consecuencias habrían terminado en la pérdida de sus brazos.

Pero lo que realmente le asustada no fue el hecho de perder sus brazos sino las intenciones que tuvo en esa fracción de segundos.

Por solo una milésima de segundo, tan solo un destello de esa idea cruzando por su mente le provoco un escalofrió irremediable y unas ganas de querer vomitar. Ella quiso asesinar a Saori, la tuvo por unos instantes tan cerca que su otro brazo libre se estaba moviendo por sí solo, lista para atravesar su pecho con el puño del león.

Ni siquiera se reconoció y daba gracias a Kami que esos instintos se habían desvanecido al igual como llegaron.

«¿Qué me está pasando?», pensó ella apretando sus puños de frustración.

Ella nunca fue así, jamás estuvo en su cabeza quitarle la vida alguien, ni siquiera hacerle daño a otra persona; sin embargo, ese día tuvo un pensamiento homicida. Se reincorporó para quedarse sentada apoyando su brazo izquierdo en su rodilla sumergida todavía en sus pensamientos y reflexionando sobre lo ocurrido.