Capitulo 2

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Punto de vista de Alejandra.

Me desperté cuando un rayo de sol entró por la ventana del hotel, menuda mierda de sol y qué calor hacía, joder, Sevilla a quince de junio a cuarenta y dos grados.

Giré sobre mí misma en la cama y entonces le vi, estaba profundamente dormido, tenía todas las facciones de su cara relajadas y su respiración era lenta.

Me acordé que mi corazón anoche estaba mal herido por culpa de Neymar, que Álvaro también estaba dolido por cómo se dieron las cosas en el partido y que al final de la noche fuimos el consuelo mutuo de cada uno, como al principio del día en el ascensor.

No estuvo mal, pero no es bueno eso que sucede.

—Álvaro... —susurré de forma suave, él se fue despertando poco a poco.

—¿Qué pasa? —preguntó medio adormilado.

—Que he perdido el tanga, ¿sabes donde puede estar?

Álvaro se levantó a ayudarme a buscar ciertas bragas que había perdido.

—ahí están. —miró hacia el techo, yo hice lo mismo.

Mi tanga de encaje negro de putos ochenta euros de Victoria's secret, estaba colgado de la lámpara del techo y el sujetador estaba sobre el cabecero de la cama.

Los cogí rápidamente y me los quise poner por encima de la sábana, hasta que caí en que eso no era una muy buena idea.

—¿Qué tal si te giras? —le dije, él rio.

—Venga ya, si te he visto entera y te he comido todo...

—¡Álvaro, por favor! —él se empezó a reír.

—Está bien, está bien. —Él se giró y yo pude ponerme mi ropa interior. —¿te vas?

—Sí. Obviamente esto no significa que tú y yo no podamos ser amigos.

—Lo sé, pero no sé. Normalmente tardan dos segundos más en salir corriendo.

—Sí, salvo por el hecho de que hay entrenamiento a las nueve y media y son las nueve. —dije. —He de ducharme.

—Que sí, tonta. Te he entendido, anda vete.

Salí de la habitación con sumo cuidado, menos mal que era la de enfrente, pero claro en estos pasillos siempre había alguien. En este caso al que me encontré fue a Pau, que me miró de arriba a abajo y puso cara de pánico.

—Alejandra, puede que estés muy buena, pero no soy ningún salido. —dijo riéndose, le saqué el dedo de en medio.

—Vete a la mierda, Pau.

—Oye, ¿saliendo del cuarto de Álvaro? —dijo alzando las cejas.

—Cállate. —le dije abriendo la puerta de mi cuarto.

—Es muy fuerte, Alejandra. ¿Qué tiene él que no tenga yo? —dijo haciéndose el ofendido.

—Unos abdominales bien puestos, ¿sigo? —me crucé de brazos.

—¿compras en victoria's secret?

—me gasté ciento ochenta euros ese día, ¿me puedo ir a vestir?

—Algún día tú y yo. —me guiñó uno de esos ojos azules y preciosos que este chaval tenía.

—Ni en tus mejores sueños, Pau. —le eché una sonrisa.

Creía que al entrar en mi habitación ya me quedaría más tranquila, que respiraría, pero todo lo contrario.

Eric, cómo no, y aún me sigo preguntando como coño había logrado entrar ahí si la tarjeta la tengo yo.

OFFSIDE -Marcos LlorenteWhere stories live. Discover now