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Tras acceder, Hoyeon se aproximó a su cajón donde solía guardar su ropa interior y sacó unas velas, posteriormente las colocó en forma de círculo en el suelo.

- ¿Esto para qué es?

- Aléjate, anda. - Sugirió mandándome hacia atrás con la mano y prosiguió mientras me alejaba hacia la cama -. Tengo que canalizar mi energía o podría matarte o dejarte en coma.

- ¿Matarme? - pregunté angustiada -. ¿Cómo vas a...?

- Es básico. Y ahora necesitarás saberlo. Para convertir a alguien debes meditar y concentrar tu energía y poder, de forma que todo se vuelva poder. Si no, lo que haces es chuparle la sangre ya que no tienes la concentración suficiente, ni el control. Hay un paso desde convertir hasta matar. - Hizo una pausa -. Al absorber la sangre la persona se desmaya, si le quitas demasiada, muere. - suspiró, encendió las velas una por una y volvió a mirarme -. ¿Por qué crees que Sunghoon no ha querido? Le daba miedo perjudicarte a pesar de ser quien más experiencia tiene aquí.

- ¿Por qué le importaría tanto? - cuestioné confusa con un toque de miedo, por lo dicho -. ¿Acaso no confía en sus habilidades? ¿Y es que a tí no te importa matarme?

Rió - Creo que muchas de tus respuestas vendrán pronto... Y no es que no me importe, es que sé que lo haré bien, no te va a pasar nada. Sunghoon tiene miedo de hacerte daño aunque las probabilidades sean casi nulas, eso es todo.

- ¿Por qué iba a ser así?

Suspiró pesadamente, cansada de mis preguntas, pero tenía que hacerlas. ¿Cómo no iba a estar confusa ante tanta información?

- ¿Quieres que te muerda, o no? - preguntó cruzándose de brazos -. Al menos agradece que no se utilizan los métodos antiguos.

- Sí, sí... Espera, ¿Métodos antiguos?

- Hablaremos de eso en otro momento. Ahora, silencio.

Le hice caso y subí por las escaleras hasta la litera superior, lo más alto y lejos que pude, sobre su ataúd. Aquello me hizo darme cuenta de que pronto dormiría en uno, si todo salía bien.

Me quedé sentada y la observé sentarse en medio del círculo, con las piernas cruzadas y la típica posición de meditar. Comenzó a elevarse poco a poco, en cuestión de segundos, quedando fácilmente a medio metro del suelo.
La observaba atónita, curiosa y esperando poder hacer eso alguna vez, levitaba con tanta rapidez y facilidad que lo hacía ver sencillo.
No se escuchaba nada, ni siquiera ella hacía ruido, todo era visual. Un humo negro brotaba de la nada a su alrededor, parecía que del suelo, pero este estaba intacto.

Pasaron minutos hasta que el fuego de las velas, que observaba fijamente, como hipnotizada por él, se apagó. No sin antes hacer que saltaran chispas de él y se avivara más de lo normal por unos segundos, lo que fue extraño, porque nada ni nadie visible lo manipuló.
Me recordó un poco al incendio, pero no era momento de pensar en eso.

Pasaron fácilmente diez minutos de meditación desde que comenzó hasta que empezó a bajar cuidadosamente del aire en el que flotaba. Abrió sus ojos dejándome ver sus pupilas dilatadas y su iris completamente rojo y con brillo. Era aterradora, jamás la había visto así. Aún salía esa especie de humo del suelo que pisaba, pero ahora con un tono morado.

𝐅𝐈𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐈𝐑 | Park Sunghoon ✓Where stories live. Discover now