Capítulo 27: CITA

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ASHER

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ASHER

Nada.

No había absolutamente nada en el lugar, ni nadie, ni una sombra o alguna pequeña huella.

El estacionamiento estaba vacío y no se veía ningún auto.

Caminé hacia la puerta adentrándome al lugar, volví a repetir los mismos pasos que di al salir.
Todo desapareció.

Llegué a la celda donde nos encerraron, el lugar limpio me confundió. No se encontraba la cama sucia ni algún rastro de que alguien estuviera ahí adentro.

Solo algo llamaba mi atención.

La espalda de la mujer ahí, totalmente quieta.

—No hay absolutamente nada.

Se dio vuelta, su mirada fría me hizo saber que a ella tampoco le agrada la situación.

—Es tan raro—negó despacio—todo pasó ayer y ahora no hay absolutamente nada, todo limpio como si se hubieran extinguido en unos segundos.

Salió de la celda para quedar a mi lado.

Pensé mejor las cosas que sucedieron, sabía que no era normal que nada quede intacto.

—Estaba planeado...—susurró.

Se me adelantó con la idea, todo esto ya estaba predicho, planeado a la perfección.

—Si esto ya era lo que tenía que suceder...—murmuró.

—Deben haber dejado algo.

Nos miramos por un rato, pensando donde podrían dejar algo.

—El ático.

—El ático—respondimos al mismo tiempo.

Una expresión de inseguridad apareció en su rostro.

—Iré yo—aseguré.

Sabía que ella no quería entrar a un lugar así.

—Iremos los dos.

La miré con desaprobación.

Joder. Sabía que no discutiría esto.

—Andando Asher.

Ahora se burlaba.

Insoportable. Era increíblemente insoportable a un nivel extremo.

¿Por qué la sigo aguantando?

Porque me niego a perderla.

Acciones y pensamientos involuntarios.

Caminé sin mirarla, subí las escaleras que estaban al final del pasillo, estás rechinaban a cada paso que daba.
Al llegar arriba vi una puerta, la única entrada eso significa que es el lugar.
Mire el cerrojo para divisar si necesitaba alguna llave.

No estaba asegurada, giré la manija y entré al pequeño cuarto del ático.
El olor a madera era fuerte, una pequeña ventana en el techo me llamó la atención, a un lado había un armazón con demasiados libros, un colchón viejo tirado en un rincón con una manta azul de lana cubierta.

En el medio junto a la pared había una mesa con demasiada ropa, parecía sucia.
Mire al techo mejor, tenían manchas de golpes al igual que las paredes. Sin notarlo en un escritorio que estaba al lado de la mesa se encontraban platos sucios y los zapatos esparcidos en el suelo.

Alarma 3 5  Where stories live. Discover now