Por ti [5/13]

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Fic realizado a modo de comisión para una cliente, quien me dio autorización para publicarlo aquí. ¡Gracias por confiar en mi trabajo!

Según lo dicho por el Kaio del norte, su mujer había estado siendo cortejada desde hace un tiempo por un sujeto. A lo primero que atinó Goku fue a fruncir el ceño, con un mal presentimiento, pero confundido por la anormal situación, hasta que Kaio-sama le explicó. Aquel tipo, con detalles, citas, halagos y demás, intentaba tomar su lugar, su posición como hombre en la vida de Milk.

—No creas que soy un chismoso, sólo procuro el bienestar de los tuyos, dado que no estás. Por eso me di cuenta de lo que pasaba —se excusó el dios por su aparente indiscreción.

Al saiyajin le rondó por su mente esa oración. Debido a su ausencia, hombres desconocidos creían que podían tomar su lugar, pensó con desazón. Qué mal estaban, él era el único para Milk.

—Está bien, Kaio-sama, no hay de qué preocuparse, porque con Milk estamos casados. No podemos estar con nadie más.

El dios de gafas lo miró con displicencia.

—Tú estás muerto. Ella es viuda y puede estar con quién quiera.

Aquello fue la bomba. Si bien la mención del tal Aramis lo alertó, no vio razón para sentirse amenazado, pero este razonamiento lo cambiaba todo. Era verdad, sólo que en su mente seguían casados, porque muy en el fondo, él sabía que, si en algún momento se daba la oportunidad de revivir, la tomaría sin titubear. Por esto, nunca se consideró separado de Milk, porque en su interior él siempre supo que volvería.

Siempre volvía a ella.

Crujió los dientes y apretó los puños, sin saber qué hacer. No quería actuar de manera infantil, pero deseaba recordarle a la gente de la tierra, a su familia y sobre todo a su esposa, que él seguía ahí. No había perdido su cuerpo, no había reencarnado ni estaba en el paraíso, era el muerto más vivo de todos. Y aunque hace siete años había renunciado a la vida, había cosas en ella que todavía hacían vibrar su alma.

Se calmó, dando una exhalación pesarosa. Necesitaba una idea que calmase la tormenta en su interior. Y la halló.

—Kaio-sama, ¿qué fechas son en la tierra?

El dios se lo pensó.

—Creo que es verano, a mediados de año.

Goku sonrió.

—¿Y conoces a Uranai Baba?

El anuncio de la visita del saiyajin a la tierra por el Torneo de las Artes Marciales revolucionó a todos los guerreros Z. Milk primeramente se puso eufórica, feliz, como si fuera ella la que reviviría. Olvidó todo, los siete años de soledad, sus resoluciones y más importante, a Aramis. Cuando lo recordó, a él y a sus ojos aguardando por una respuesta positiva a su propuesta de volverse pareja, se descompuso. Había sido un proceso difícil; espantar el fantasma de Goku, lograr ver el atractivo en otro hombre que no fuera su esposo, perder la vergüenza y pensar en un futuro diferente al que se vaticinó, pero ahora todo eso se había congelado.

Decidió quitarse todas las dudas y disfrutar ese día como si fuese un tesoro, puesto que lo era. No todos los días se volvía a ver a tu difunto amor ni un niño conocía a su padre. Los rencores, enojos y reproches estaban demás. Ese día, disfrutó enteramente la presencia fugaz de su amado, siempre ávida, itinerante, paradójicamente llena de vida. No compartió mucho con él, pues las cosas empezaron a salirse de control de una manera descomunal, tanto, que no podría ni enumerar todas las desgracias que les ocurrieron en prácticamente un sólo día. Hasta experimentó la muerte, de una manera tan extraña y humillante que ni se la hubiera imaginado en sus más locos sueños. El paraíso, el revivir y ser testigo nuevamente de cómo su amado salvaba el mundo fue un frenesí. Por lo que, cuando lo vio allí, de pie, sonriente y sin su aureola en la cabeza, no pudo hacer más que echarse a llorar sobre él.

Era impresionante cómo podía amarlo con tanta facilidad.

Estaba en una nube de ensueños, literalmente, cuando la voz de Goku la trajo de vuelta a la realidad de un golpe.

—¿Estás bien?

Lo detalló. Lucía tan joven, amable, especial, como si fuese la única luz que brillara para ella. Milk asintió, gozosa al sentir los brazos de esposo apretujándola, cuando percibió cómo sus músculos se tensaban antes de volver a abordarla, dejándola fría con su seria voz.

—Tenemos que hablar.

La recorrió un escalofrío. Lo miró a los ojos y se dio cuenta, él lo sabía. Sus abismales pozos negros nunca ocultaban nada y él también pudo ver el reconocimiento en ella. Se conocían muy bien. Aun así, Milk quiso preguntar.

—¿Sobre qué?

Goku presionó los labios.

—Después de comer.

Aquello aligeró un poco el ambiente, de pronto pesado. Llegaron a la casa y como ya era tradición, la matriarca envió a sus hombres a ducharse entre tanto ella preparaba la comida. Mientras lo hacía se devanó los sesos conjeturando qué exactamente quería decirle Goku, porque, aunque ya tenía claro sobre qué hablarían, le causaba ansiedad la reacción de él. Su esposo siempre fue un enigma y esta vez no sería la excepción.

Pasaron una cena amena, como hace años no lo hacían. Disfrutaron la comida entre anécdotas, relatos épicos y bromas, hasta que el sueño pudo más con Goten y se quedó dormido en brazos de su padre. Goku le dijo a Milk que después de llevarlo a la cama hablarían, pero Gohan intercedió, ofreciéndose él a efectuar esa tarea. El hijo mayor, a pesar de ser ingenuo algunas veces, también era inteligente y dedujo fácilmente la situación. Conocía la relación de su madre con Aramis y sospechaba que su padre lo sabía, por ello, era mejor que aclararan las cosas lo más pronto posible.

Son Goku y Son Milk salieron a la parte trasera de la casa. Ahí se mantuvieron de pie, a una distancia prudencial según las circunstancias y guardaron silencio. El guerrero miraba intensamente a su esposa y ella le rehuía, nerviosa a más no poder. Era el momento.

—Milk... Qué está sucediendo.

¡¿Qué está pasando, Doctor García?!

Gracias por el apoyo que le están dando a esta historia. ¡Nos leemos luego, si Dios quiere!

HLena.

Escritos GoChiWhere stories live. Discover now