Capítulo 5: Hora de huir

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Cuando Licorice se despertó, se dio cuenta de que estaba atrapado en una celda como si fuese un perro. Miró a su lado, y vio a Espresso inconsciente sangrando de la cabeza.

-Espresso.- Le susurró mientras le sacudía.

-¿Espresso?- Le preguntó asustado al ver que no despertaba.

-¡¿Espresso?!-

Entonces, Espresso se incorporó lentamente.

-¿Qué ha pasado?- Preguntó aturdido.

-Los mafiosos esos, Mario M. y su banda, nos dieron con unas botellas en la cabeza, ¿Recuerdas?- Le explicó Licorice.

-¡AAAG! Me duele un montón la cabeza, ojala se mueran esos mafiosos de mierda. - Dijo Espresso enfadado. 

-Tenemos que salir de aquí.- Dijo Licorice mirando a su alrededor.

Entonces, apareció Mario M. hablando por teléfono con un chico.

-¡NO, NO, NO! ¡Te estoy diciendo que por 500.000 euros, sino nada! Que si, que están en buenas condiciones, un gótico y un sabelotodo empollón. Ok, por 500.000 dentro de una hora en el sitio de siempre. Trae un bozal que parecen agresivos. Vale, hasta ahora, y no te olvides de la contraseña.-

-Bueno, vosotros dos, os he vendido a un tipo que necesita gente joven como vosotros, sed buenos chicos y no arméis revuelo, o sino...- Dijo cogiendo un metralleta.

Licorice y Espresso tragaron saliva y entonces Licorice se dio cuenta de que Bat-Cat no estaba. Bat-Cat había ido a conseguir algo para liberarles, y estaba en la busca de ello. Entonces Mario M. les dijo:

-Tomad, comed algo antes.- Les dijo pasándoles unos panes y una especie de pasta marrón con un tenedor.

-Yo me voy, estaros quietecitos.-

Cuando Mario M. se fue, Licorice le preguntó a Espresso:

-¿Tienes alguna idea de como escapar de aquí?-

-Sí, pasa el tenedor. Para algo me sirvió juntarme con Red Velvet cuando iba a la escuela.- Dijo cogiendo el tenedor que Licorice le daba y doblándolo.

 Entonces, encajó el tenedor churrio en la cerradura y para la sorpresa de Licorice, funcionó. La puerta se abrió sigilosamente y ambos salieron fuera. Entonces:

-¡ALTO AHÍ! ¡VOSOTROS SOIS DE MI PERTENENCIA!- Gritó Mario M. surgiendo de la esquina con una galleta rubia de ojos marrones y gorda que parecía tener mucho dinero. Entonces, Mario M. cogió la pistola de su bolsillo y le disparó a Espresso. Pero esa bala nunca le impactó a Espresso. Cuando abrieron los ojos vieron a Madeleine.

-¿He llegado a tiempo mi amor!- Le preguntó a Espresso.

-Sí, pero no me llames mi amor en público.- Dijo Espresso sonrojado.

-Vale... Espresso, Licorice quedaros detrás, yo me encargo de esto.-

Entonces, con mucha habilidad, Madeleine empuñó su espada y luchó contra Mario M. y el gordo hasta derrotarles. Entonces, Espresso se acercó a Madeleine y le dijo:

-Muchas gracias por venir, toma esto como recompensa.- Dijo y acto seguido, le dio un beso en la mejilla.

Madeleine se sonrojó y entonces dijo:

-Adiós Licorice, adiós mi dulce Espresso.-

-Adiós.- Se despidió Licorice.

-Luego te veo en casa.- Se despidió Espresso.

-Bueno, prosigamos.- Dijo Licorice.

Licorice Cookie va al Mercadona 2Where stories live. Discover now