3 Esfera rosa: Ciencia

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Las verdades del universo se entienden mejor con la mente tan abierta como el corazón.

Cuenta regresiva: 4...

*

—Estos dos le están dando vuelo a la hilacha. —Gowther acababa de regresar del jardín tras haber ido a por King y Diane, cosa en lo cual fracasó estrepitosamente, ya que su pareja de amigos había decidido pasar al siguiente nivel de su reconciliación y adelantar las fiestas en aquel pequeño y adorable cobertizo. Pero a él eso no le molestaba en absoluto. Más bien todo lo contrario.

El pelimagenta siempre había sido de la idea de no posponer la gratificación, de poder desenvolverse sin tapujos ni trabas, pensando en el sexo como la cosa más maravillosa y natural del mundo. Lo que en realidad era. Bueno, era verdad que no se esperaba que a ellos les "entraran ganas" justo cuando estaban de salida, pero finalmente pensó que, si Meliodas y Elizabeth supieran la razón de la demora, no pondrían objeciones por el pequeño retraso que se estaba presentando. Cuando llegó a la sala donde había dejado a Nadja y vio que hablaba por teléfono con una amplia sonrisa, corroboró la opinión que tenía sobre lo que dirían los Demon.

—Sí Eli, no hay problema, esos pequeños retrasos pueden pasar, no te apresures. No, no tienes nada de qué preocuparte, se ha portado excelente, ¡Tristán es un primor! ¿King y Diane? —La pelimorada le hizo señas a su novio para preguntarle por los aludidos, y él levantó ambas manos alzando los pulgares—. Se reconciliaron. Todo está bajo control, y en cuanto ellos terminen sus asuntos, partiremos de inmediato a casa de mamá Demon. Créeme, tendrás a tu bebé de nuevo en tus brazos antes de que suene la última campanada. Bueno, nos vemos allá, ¡bye, bye! —En cuanto el chico de lentes escuchó el "bip" de que había cortado, se sentó en el sofá a lado de su novia y se puso a jugar con un mechón de pelo del bebé—. ¿Dónde están los chicos cariño? Pensé que venían detrás de ti.

—Oh, me temo que ellos se demoran otro rato. Tranquila, no creo que tanto, es que... están haciendo exactamente lo mismo que nosotros hacíamos en tu consultorio hace menos de una hora. —La pálida chica de ojos azules se ruborizó mucho al escuchar aquellas palabras, pero como su mentalidad era muy parecida a la de Gowther y le gustaba saber que sus amigos se estaban reconciliando, simplemente se soltó a reír y abrazó a Tristán como si fuera un peluche.

—¿Escuchaste eso, cielo? —La hermosa dama empezó a frotar su mejilla contra la del pequeño, y aunque él tenía por naturaleza un buen carácter y afición por los mimos, Gowther no pudo evitar notar que se veía un poco fastidiado—. Oh Tristán, eres tan hermoso. Y al parecer eres de buena suerte para las parejas.

—¿Por qué dices eso?

—Mela me contó hace rato que Monspeet y Derieri tuvieron un pequeño conflicto. Pero ahora, los bibliotecarios ya están en camino, y todo gracias a que Tristán también hizo su buena obra ahí. —Luego la pelimorada siguió haciéndole caricias al bebé, y el pelimagenta pensó en lo maravillosas que eran a veces las coincidencias.

¿Quién diría que Tristán estaría en los dos lugares que más necesitaban de él en la misma noche? ¿Quién diría que ellos estarían en el lugar y momento apropiados para ayudar a su amiga Diane? ¿Y quién diría que Melascula, la extravagante ex bibliotecaria, sería el contacto por el cual él terminaría conociendo al amor de su vida? Siempre había preferido la ciencia sobre magia para explicar las cosas, pero ahora que la noche más milagrosa del año se le había echado encima, no pudo evitar ignorar todas las leyes de la lógica para simplemente disfrutar del momento. Y este comenzó con los recuerdos de la forma en que había conocido a Nadja.

Melascula había sido una cliente asidua de sus dos negocios, la librería y la sexshop. Nadja había sido su ginecóloga, una que le daba la medida de rareza a la bibliotecaria. Los había presentado en una expo de lo que las demás personas llamaban "feria para pervertidos", pero que en realidad era una convención de juguetes sexuales. El amor había sido instantáneo, lo cual sorprendió mucho al pelimagenta ya que hasta antes de ese momento él no creía en eso. Ese sentimiento era lo menos lógico del mundo. Y ahora se sentía completamente lleno de él. Pero tampoco fue algo que simplemente se diera por azar o destino. Fue un largo proceso para llegar hasta el punto en que estaban, y al recordar el inicio de todo, el chico de lentes volvió a sonreír. Al principio él estaba aterrado de que ella lo rechazara por ser raro y pervertido.

Esferas de Navidad - Especial Diciembre 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora