Kaminari x Izuku, Retroceso.

C-4.🥦

La semana siguió con normalidad, un mes exacto había pasado e Izuku no mostraba gran proceso de recuperación incluso parecía más apagado, sus entrenamientos matutinos terminaron a pesar de que sus compañeros le explicaron que los hacia cada mañana sin falta, unas grandes ojeras se hicieron presentes en el pecoso y lo que más desconcertaba a todos era que el brillo que siempre acompañaba a la mirada esmeralda poco a poco iba desapareciendo...

Sin embargo, nadie se atrevía a preguntar, nadie quería atravesar el gran muro entre ellos, es irónico, ya que está en una clase llena de aspirantes a héroes y aún así nadie escuchaba los gritos de auxilio del pecoso, a excepción de un rubio imperactivo que tranquilamente se dirigió hacia la pequeña puerta en el muro y con una gran tranquilidad trataba de forzar la cerradura...

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-Midoriya no muestra mejoría ¿De qué sirve que siga aquí?

-Midoriya debe permanecer aquí por su seguridad- hablo Aizawa defendiendo a su retoño.

-Profesor Aizawa ¿Por qué cree que Midoriya no muestra mejoría?

-No lose director Nezu, hemos tratado de que viva en el entorno como si nada hubiera pasado, pero algo parece estar bloqueando su mejoría...

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En la sala común estaba el pecoso metido de lleno en su tarea debía ponerse al corriente lo más pronto posible, creyó que estaba solo pero un pelicenizo salió de quién sabe donde -Oi nerd.

-¿Kacchan?- miro hacia el nombrado

-¿Cuándo llegaste?

-Eres tan malditamente distraído que no te diste cuenta de que hoy no sali tsk- se sentó a lado del pecoso.

-Necesitamos hablar...- Izuku estaba realmente nervioso, hacia años que Kacchan no se le acercaba y mucho menos sin gritarle, estaba realmente asustado.

-¿De-de que qui-quieres hablar Kacchan?- Bakugou se volteo hacia él.

-Yo... Yo solo quiero...- Bakugou estaba tragándose su orgullo.

-Quiero- «que no me odies» pensó pero las palabras que salieron de su boca fueron otras.

-Yo te odio- dijo, Izuku siguió sonriendo, como si eso no fuera una apuñalada directa a su corazón.

-Ya veo...- agachó la cabeza estaba luchando para no llorar, Katsuki no sabía que hacer, la había cagado de nuevo, su mente se quedó en blanco.

-Entonces será mejor que me vaya Bakugou- el pecoso tomo el par de cuadernos sobre la mesa y salió corriendo directamente a su cuarto, las lágrimas nublaban su vista, en cambio Bakugou sabía que la había cagado en grande, su maldito orgullo no lo dejo decir lo que quería, pero no sabía cómo disculparse con el pecoso, no paso ni 5 minutos con él y ya lo había lastimado...

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Entro a su cuarto cerrando la puerta sin percatarse que no puso el seguro, revolvió todo su cuarto en busca de alguna píldora que lo ayudará, estaba teniendo un ataque de ansiedad -¿Dónde están? ¡Maldita sea! Las necesito...

Estaba sollozando sintió la oscuridad rodearlo por completo, de pronto aquellas voces que solo aparecían por las noches se hacían presentes, vio el cúter en su escritorio y lo tomó, sabía que no debía hacerlo, pero era demasiado para él, ya no podría aguantar mucho más, abrió la regadera con agua fría y se metió aún con ropa, dejo que el agua lo recorriera tratando de calmarse antes de hacer alguna tontería.