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Seonghwa sentía mucha rabia, sus manos temblaban, ¿Qué era lo correcto? Cerró los ojos, se adentró en su habitación, algunas lágrimas querían salir de su rostro, no quería hacerlo, no quería llorar más.

Mordió su labio inferior.

¿En serio Wooyoung le había hecho algo así de horrible? ¿El Wooyoung que conoció? ¿El Wooyoung del que se enamoró?

—Sé que es difícil dejar a alguien atrás Wooyoung, esa clase de amor de la que me contaste no es algo que pase siempre, tuviste suerte.

—No creo que vuelva a encontrar a alguien que me ame de esa forma.

—¿Acaso para amar se necesitan tantas cosas? Pienso que es algo que sólo nace y ya, si amas a alguien pues simplemente harás las cosas bien.

—No lo creo, pienso que amar conlleva muchas cosas —recordó la sonrisa que le dirigió, una sonrisa en la que sabía que caería—, la gente suele tomárselo a la ligera, amar es como un trabajo —Wooyoung rio como notando que aquello sonaba algo mal —, como un trabajo que amas, uno al que le pones pasión, uno que te hace ilusión, ya sabes, de esos que tienes no porque te obligan si no porque podrías hacerlo todo el tiempo y ¿Sabes la mejor parte? —su mirada brillaba—, la paga, si la otra persona te ama tanto como tú va a pagarte con lo mejor de él, el amor es como una flor que sólo puede regarce cuando ambos tienen el cuidado de ella, si uno se descuida puede morir. El amor es una cosa preciosa, me apena que no se le de el valor suficiente.

Cuando escuchó esas palabras, juró en ese mismo instante que Wooyoung era la persona correcta, este hablaba con tanto afecto y ternura, ¿Por qué decidió depositar toda ilusión en él?

Lo hicieron algunas veces, lo besó lo que quiso, pudo conocer a una persona tan hermosa, rio de sus ocurrencias, lo escuchó llorar los primeros días por hacer preguntas que parecían tan frescas pese a haber pasado años de los hechos.

La edad lo llevaba a pensar que era el indicado para pasar sus últimos días. ¿Dónde encontraría a alguien más oportuno?

—¿Me amas? —se atrevió a preguntarle con temor en su voz, habían hablado de una posible boda y una vida tranquila lejos de todo para tener paz.

—Si —una respuesta que demoró unos segundos. No quiso desilusionarse, fue el mismo Wooyoung quién lo dijo, el amor se ve reflejado en el esfuerzo no en las palabras.

No contaba con lo que su primer "te amo" con San implicó.

—Sannie, estuve comiendo mucho, Jisung dice que engordé demasiado—dijo con mucha lástima en su voz, algo que San había notado después de unos meses de relación era la cantidad de inseguridades que Wooyoung guardaba, no sólo sobre su peso, tendía a hablar así de su cabello, de sus piernas, el amigo que se suponía debía apoyarlo tendía a recordarle sus, según él, "defectos".

San se encontraba planchando su traje, dejó a un costado todo para levantarse y darle frente.

—Creo que podría hacer alguna dieta, siempre como postre, aunque me gusta mucho —hablaba con mucha pena—, mira mis piernas.

Wooyoung podía llegar a exagerar un poco con los postres, era cierto, pero no comía como para dañar su salud, y por supuesto su físico no era para nada malo.

San se levantó para tomarlo de la cintura.

—¿Cómo es que no puedes ver lo que yo veo? —lo apegó a su cuerpo dejándolo sentir su colonia, Wooyoung sonrió, adoraba su aroma— tu cuerpo es perfecto, y lo sé —se acercó a su oído para susurrarle— porque soy yo quien lo disfruta todas las noches.

Wooyoung se abrazaba a él, San empezaba a hacerle cosquillas en el cuello. Dejaba besos esparcidos haciéndole sentir tanta seguridad, lo hacía sentir tan querido, jamás alguien antes de San le había hablado así de bonito, su soledad se terminaba por ir viviendo en ese hogar que por mucho era más pequeño que su anterior casa, pero se sentía tan cómoda, se sentía tan bien.

—¿Cómo puedes decir esas cosas, San? —la risa que le regalaba era melodiosa.

—¿Confías en mí?

—Por supuesto que sí.

—Entonces sólo acepta las cosas que yo te digo —le besó la mano con delicadeza para dedicarle luego una sonrisa dejando ver sus lindos hoyuelos—, si yo digo que te ves perfecto es porque es cierto.

—Y tú siempre te ves muy atractivo.

—Entonces supongo que ambos seremos honestos —le dijo con una sonrisa, Wooyoung rio.

—Me imagino cuánta gente te habrá dicho eso Choi —le dio la espalda coquetamente para que este lo abrazara por atrás como tanto le gustaba—, San, que atractivo que eres —imitaba la voz aguda de una mujer haciendo a San reir—, que lindos serán nuestros bebés.

San escondió su rostro en el espacio de su cuello aún riendo.

—¿Nuestros hijos Wooyoung? —le dijo antes de atrapar el lóbulo de su oreja entre sus dientes —,  si sacaran aunque sea la mitad de tu belleza serían los seres más preciosos del mundo.

—Entonces tengamos muchos San —dijo emocionado.

San rio por la ocurrencia de Wooyoung.

—Cada día siento más y más cosas por ti.

—¿Más cosas? Yo siento que no puedo sentir más San, a veces siento que es mi límite y luego me dices cosas como la de hace un rato y pienso que moriré de felicidad.

—Lo dije incorrectamente —se apegó a su oído—, cada día te amo más Wooyoung.

Wooyoung sintió que el mundo se detenía, siempre quiso escuchar esas palabras, tan cálidas, con tanto significado por ser de quién salían. Ambos estaban rodeados de la madera gastada de su habitación, decorado cálidamente por Wooyoung, ordenado y limpio gracias a San.

—Yo siento que no puedo amarte más San —le dijo con timidez—, no creo que esas palabras existan para nadie más. Yo te amo San —se volteó para que este lo cargara en sus brazos.

Un momento mágico, uno que no se podría repetir nunca, Seonghwa lo sabía, Wooyoung le contó muchas cosas sobre su antigua relación y la razón por la que se entregó de esa forma, era exactamente por eso que no entendía cómo pudo engañarlo con alguien que apenas conocía. Wooyoung parecía ser el tipo de persona que podía amar sin lastimar, pero no, hirió cruelmente.

Esperó pacientemente para luego de unas horas encontrarse con la hija de San en la cocina. La mirada filosa que era igual a la de San y sus labios delgados que en ella se miraban muy femeninos.

—Debo irme, ¿Podrás decirle a mi padre algunas cosas?

—¿De qué habla señorita Choi?

La niña le sonrió, cosa que había visto muy pocas veces.

—Dile por favor que estoy muy agradecida con él, le pido señor Park que por favor no se enoje con el señor Jung, no cometió realmente ninguna falta que pudiera ser injustificable, la persona de la que le habló tantas veces con usted es mi padre.

—¿Cómo es posible? —se exaltó.

—Al terminar la guerra —la niña se acomodó sobre la mesa depositando su peso en esta—, habían toda clase de soldados de ambos bandos, gente que pese a sus humildes orígenes olvidaban lo que los volvía humanos. Él tuvo un corazón enorme, hizo algo que me consedió el poder volver a reencontrarse con su amado.

Seonghwa estaba perplejo.

—No quiero alargar mucho esto —la niña sacaba una carta de su pequeña mochila—, entregueles estas cartas por favor.

La niña salió del lugar dejando estas en la mesa, una llevaba manchas de sangre y se notaba había estado muy humedecida, sintió un escalofrío recorrer su columna de sólo tocarla.

No dudó en abrirla, sus manos temblaban ligeramente.

CIELO - Sanwoo [+18] Where stories live. Discover now