Prólogo

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Jake llevaba por lo menos un año enamorado de Ni-ki, su compañero de la infancia y actualmente uno de sus mejores amigos

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Jake llevaba por lo menos un año enamorado de Ni-ki, su compañero de la infancia y actualmente uno de sus mejores amigos.

Sí, su mejor amigo.

Pero ¿acaso lo pueden culpar?

Nishimura Riki era un completo encanto. Su cabello rubio, sus lunares, su personalidad, su inteligencia. ¡Todo en él era fuera de este mundo!

Eventualmente, Jake no pudo evitar caer ante todo eso.

Desde que se dio cuenta de sus sentimientos hacia Ni-ki, intentó mostrarse lo más tranquilo posible, aunque lo cierto era que el hecho de que le gustara una persona de su mismo sexo fue algo que no lo dejó dormir durante varias noches. Incluso llegó a preguntarse si sus amigos lo aceptarían de esa forma pero ¡la realidad es que el mundo ha cambiado! Eso era lo que menos debía importarle en ese momento.

Luego de pasar algunos meses intentando ordenar sus propios pensamientos, tomó el valor suficiente para decir que es gay. Sí, puede que no fuera necesario hacer tal declaración, pues al fin y al cabo nadie debería cuestionar sobre su vida privada, ¿no es así? Pero para Jake era de suma importancia que sus seres queridos tuvieran en claro su orientación sexual.

Cuando dejó salir las palabras en medio de una reunión familiar, a la que también invitó a sus amigos más cercanos, se sintió aliviado. Se le quitó un peso de encima cuando todos mostraron una buena reacción. Incluso tuvo que contenerse de derramar lágrimas pues, finalmente, sentía que podría vivir el resto de sus días en total paz.

Aunque todavía le quedaba otro asunto pendiente: superar el enamoramiento hacia Ni-ki.

¿Por qué? Bueno, era un poco lógico. Jake no quería perder su amistad. Su corazón se quebraría en mil pedazos si Ni-ki lo apartara porque no sentía lo mismo que él. Le dolería si lo perdiera para siempre.

Fue un 14 de febrero cuando su forma de pensar cambió.

Sí, catorce. Eso significaba día de tortura o, en otras palabras, día de San Valentín.

Verán, Jake nunca fue fan del día de San Valentín. Tal vez porque el romanticismo no era lo suyo en lo absoluto, o quizás era porque la presión social por conseguir pareja se hacía más intensa en esa fecha, lo que le molestaba hasta lo más profundo de su ser.

—Jake-ah, ¿recibiste muchas cartas? —Jiung, su primo, le preguntó con curiosidad mientras almorzaban en la cafetería de la universidad.

El recién nombrado masticó el pedazo de pan en su boca lo más rápido posible para tragar y responder:

—Así es, hyung, ¿y usted?

I love u ⋆ JakeKiWhere stories live. Discover now