━━━ CHAPTER TEN. ━

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Continuación del capítulo anterior.

Dió un paso hacia atrás intentando procesar lo que acababa de oír, su mente se desconecto de su cuerpo por un instante hasta que sintió sus pies tocar el suelo

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Dió un paso hacia atrás intentando procesar lo que acababa de oír, su mente se desconecto de su cuerpo por un instante hasta que sintió sus pies tocar el suelo. ¿Estaba soñando? ¿Era eso una pesadilla o un sueño?

Tragó en seco observando al castaño, tenía la cabeza abajo, avergonzado y arrepentido por su reciente confesión; Sabía que era mala idea, pero aún así se convenció a si mismo que debía decírselo tarde o temprano.

── ¿Yo te...? ─ Intentó terminar la pregunta pero las palabras no le salían de la boca. El más alto asintió, alzando un poco el rostro para verlo de reojo y volver a desviar la mirada.

── Sí no sientes lo mismo lo entiendo, solo... Necesitaba decírtelo. ─ Con todas su fuerzas volteó a verlo cruzando miradas, una simple acción que hizo estremecer al más bajo.

El lugar se quedó en total silencio, ninguno tenía el valor de hablar, si el bicolor lo rechazaba no era como si pueda decirle que siguieron siendo amigos, porqué ni siquiera lo eran, se supone que toda la vida fuerom rivales; Ni el mismo sabía cuando su corazón empezó a latir con tanta intensidad a su lado.

Sentía sus manos sudar con cada segundo que pasaba, las mejillas le ardían mientras el remolino en su estómago volvía, no entendía que era lo que sentía, pero aunque quisiera no podía rechazarlo, porqué muy dentro suyo sabía que él también sentía lo mismo.

De repente unas voces detrás suyo llamaron su atención, volteó hacía atrás; Eran sus amigos, estaban viendo todo desde lejos como las viejas chismosas que eran. El bicolor observó de nuevo al más alto y con toda su valentía buscó las palabras correctas para hablar.

── Necesito pensar en todo esto. ─ El castaño abrió los ojos sorprendido, eso no sonaba a un rechazo.

── ¿Eso significa que...? ─ Preguntó, cruzando los dedos por detrás de su espalda.

── No... No sé lo que siento por tí. ─ Susurró lo suficientemente alto como para que el otro lo escuchara.

El castaño escondió una sonrisa de emoción asintiendo levemente; Dió un paso hacía atrás dudando en si decir algo más pero simplemente se fué sin decir otra palabra, el más alto lo observó irse junto a sus amigos, una vez estuvo solo dió un salto de emoción evitando soltar un grito. Por lo menos tenía una pequeña posibilidad.

── ¿Que te dijo? ¿Que le gustabas? Yo sabía que le gustabas, todos sabíamos que le- ─ El más bajo lo golpeó en el brazo sacándole un quejido, Juan definitivamente no sabía cuando callarse.

── Juan, déjalo, ¿Que no vez que está abrumado? ─ Suspiró agradecido de tener una amiga con Nia, siempre tan comprensiva.

Sus amigos parecían importarle más su vida que la de ellos mismos, eso le hizo reír, pero no podía pensar en otra cosa que no fueran aquellas palabras. "Me gustas", joder, sonaba muy bien viniendo de él.

Estuvo el receso y resto de las clases pensando en ello, al salir de la escuela camino a su casa vió a lo lejos al castaño, al verse mutuamente su corazón volvió a latir con fuerza, el chico lo saludó con una sonrisa nerviosa para luego volver a ver a sus amigos, sonrió embobado y siguió caminando.

Al llegar a su casa, como siempre, sus padres estaban trabajando, así que simplemente tiró su mochila al sofá y se fué corriendo a su habitación cerrando la puerta con un poco de fuerza para luego tirarse a su cama boca arriba viendo el techo. Alzó la mano derecha observando aquel anillo de plata que le había regalo el castaño, le dió la vuelta viendo el singo de infinito, sonrió levemente y volvió a bajar la mano perdiendo su mirada en el techo blanco encima suyo.

Estuvo toda la tarde pensando en todo lo que sentía, tenía una almohada en la cara mientras gritaba en esta para que no lo escucharan. Parecía una colegiala enamorada, y bueno, era algo así.

Recordó de nuevo el día en que se conocieron de pequeños, esa vez juró que lo odiaba con todas sus fuerzas, quien le diría que díez años después estaría sentado en su cama pensando en aquel chico a cada segundo.

De nuevo vino a su mente el momento que pasaron en su misma casa hace un par de meses, recordaba perfectamente el rozar de sus labios, aunque hubiera terminado con su ex pareja tan solo un día atrás estaba seguro que esa vez de no ser por el pánico que tuvo al darse cuenta de lo cerca que estaban seguramente habría disfrutado aquel casi beso, tan solo si hubiera pasado.

Estaba seguro que también le gustaba, por dentro lo estaba, pero se negaba a aceptarlo completamente, aunque también se negaba a rechazarlo, no podía decirle que no sentía lo mismo porqué hasta el mismo sabía que era una vil mentira, simplemente algo le impedía decirle la verdad, que también le gustaba. Estaba enamorado de él.

De pronto el timbre de la entrada sonó, observó la hora en su teléfono, eran las seis de la tarde, ¿Quién estaría llamando a su puerta a esa hora?

Pensó por un momento en que sería su vecino, Rubius, pero lo descarto al recordar que este estaba en un viaje escolar o algo por el estilo. Se paró de su cama y salió de su habitación dispuesto a ver de quien se trataba, al llegar a la entrada miró por la ventana de al lado disimuladamente, no encontró a nadie así que abrió curioso por si encontraba a un bromista escondido en algún lado.

Al abrir se sorprendió de encontrar un ramo de flores en el suelo, lo agarró confundido y observó a los alrededores a ver si lograba ver a alguna persona, al no divisar a nadie por la calle entró a su casa cerrando la puerta detrás suyo mientras observaba el ramo con atención.

Varias rosas de color negro con un capullo de una rosa blanca en medio, le pareció divertido, pues eran sus colores favoritos además de los de su cabello bicolor. Observó detenidamente las rosas encontrandose con una tarjeta blanca en estas, la agarró con cuidado dejando el ramo en la mesa para poder leer la nota.

"Perdón si soy muy intenso, pero supongo que nunca te dí algo lindo así que te dejo unas rosas en la puerta de tu casa. Bastante romántico, ¿No crees?"
Atte: K.

Soltó una risita mordiéndose el labio inferior. Sí, era muy romántico.

Rosa negra; "Mi amor perdurará para siempre

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Rosa negra; "Mi amor perdurará para siempre."
Capullo de rosa blanca: "Inocente en amor."

Perdón si es algo ""cliché"" pero quería hacer algo así, algo bonito.
Ahora que me doy cuenta esto es como un "del odio al amor". Me desvíe un buen de la idea original que tenía, pero bueno-.

Si hay alguna falta de ortografía o incoherencia escribanlo en comentarios, porfa.

─ LiaAam.

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