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- ¿Todo bien? – Itachi no quería decir algo que alterara a su novio, era mejor tentar el terreno antes, así que lo mejor era permanecer fuera de la sala, escondido detrás del muro, solo asomando la cabeza.

- Si – observo al azabache y bufó – no seas ridículo Itachi, no voy a enojarme contigo, ven amor –

El pelinegro soltó el aire que tenía contenido, agradecía encontrar de buen humor al rubio, seguramente la actividad con la pequeña Uchiha había ayudado - ¿Qué pasó con Sasori? – el rubio le contó sobre su pequeña (gran) pelea – amor debes disculparte con él, es problema de dos, no debes intervenir –

- Pero debe saber que Konohamaru no está solo, no puede jugar con él así, tú mejor que nadie debes saber que la honestidad es importante, que no debes dejar que las cosas pasen sin aclararlas o ¿ya te olvidaste? – Claro le iba recordar la estupidez que hizo cuando Shisui regresó.

- Ya entendí, no necesitas recordarme lo idiota que fui, pero el punto aquí no soy yo – Se acercó al rubio y lo abrazó, besó sus rubios cabellos – entiendo tu enojo, pero ustedes son amigos, deja que él haga hasta lo imposible por arreglar ese problema, ven te daré un pequeño masaje para que te relajes – masajeó los glúteos del rubio, sacándole un gemido - ¿Dónde está Izumi? –

- Dormida – se dejó besar el cuello, los besos de su perfecto novio recorrían su cuerpo, haciéndolo estremecer.

- ¿Seguro? – Jadeó al sentir una pequeña mordida del rubio – no quiero que nos vaya a ver –

- Seguro, llegó muy cansada por la actividad – dio un pequeño brinco y acomodó sus piernas en la cintura del pelinegro, sintió su dura erección restregarse en su trasero, no entendía como su enorme pene podía entrar en él, era grande y duro, sonrió mientras el azabache besaba su cuello, orgulloso de tener a semejante semental para él solito – te amo Itachi, nunca vuelvas a lastimarme, nunca me dejes solo – estaba sentimental por todo lo ocurrido.

- Jamás – con el rubio en brazos, caminó hasta su recamara, lo dejó  en la cama, pero con algo de brusquedad lo volteó colocándolo en cuatro, bajo con desespero los pantalones del de ojos color azul y los suyos, frotó su miembro entre las nalgas de Naruto, sacándole más de un gemido, sin avisarle lo penetro, lo necesitaba, todos los días lo necesitaba, lo amaba demasiado y cada día que pasara a su lado se lo demostraría – te amo – dijo entre jadeos, amaba hacer el amor con el rubio, amaba cada parte de su cuerpo.


- Me disculparé con Sasori, creo que me excedí – recostado y abrazado a Itachi, se sentía mal por el pelirrojo, por la pelea, una que no debió pasar – te amo – se colocó sobre su sexy novio, besó despacio todo su pecho, quería más, con Itachi el sexo nunca era suficiente, siempre lo hacía querer más – te amo – le susurró mientras él mismo introducía, la ya enorme erección del azabache – te amo – repetía, mientras movía sus caderas, sintiendo más profundo ese enorme pedazo de carne dentro.

Itachi tomó sus caderas para ayudar con los movimientos, sentía que esa sensación recorría su cuerpo, esa que le anunciaba que su orgasmo estaba próximo, levantó un poco sus caderas, quería estar más dentro de su pareja, no era la forma más romántica de pedirlo, pero lo dijo al mismo tiempo que su orgasmo llegó – ¿quieres casarte conmigo? – escucho entre gemidos y jadeos un "si"

- Espera – el rubio cayó en cuenta de lo que dijo el azabache - ¿Escuché bien? –

El pelinegro estiró su mano al pequeño buró, al lado de su cama, tomando una pequeña cajita color negro, abriéndola miró hacia arriba, pues Naruto seguía sobre él – Naruto cásate conmigo –

El rubio comenzó a llorar, había esperado con ansias ese momento – sí, si quiero casarme contigo, quiero compartir el resto de mi vida a tu lado – beso con cariño a su futuro esposo – te amo – se acomodó a su lado, dejándose abrazar por el azabache.

Mi Doctor favoritoWhere stories live. Discover now