Solo quería un tatuaje para vengarse de su padre, pero Keyla nunca pensó que algo tan irrelevante iba a ser su portal hacia el conocimiento de una raza completamente distinta a la humana y el inicio a un delirio latente en su mente.
Sus días se resu...
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"Pienso que a veces una cosa nos aterroriza porque descubrimos algo siniestro detrás de una cara bonita. Las cosas también nos asustan porque de alguna manera nos tocan alguna fibra sensible. Tememos a cosas que son diferentes de nosotros."
— Stephen King
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Me encontré con un par de agentes policiales en las verjas de mi casa, quienes me iban a inspeccionar de pies a cabeza hasta que los detuve para entrar. Antes de poder tocar la puerta alguien la abre por mí, es Mar. Ella empieza a revisarme, haciendo lo que no le permití a los oficiales, y cuando ve que no tengo un rasguño sostiene mis hombros para decir:
—¿¡Te pasó algo!? ¿¡Por qué te fuiste así!? ¡No sabes lo preocupada que estuve por ti, Keyla! —habla sin pausas y al culminar me abraza tan fuerte que hace crujir mis huesos, lo que me obliga a soltar un quejido ahogado.
Diviso a Lylia por detrás de Mar con su cara de preocupación maternal. Aparto a mi prima de mí para penetrar mi casa y ella cierra la puerta rápidamente para volver a acercarse.
—¿Y papá? ¿Él sabe de esto? —pregunto un poco temerosa.
—Él está en la comisaría, estuvo muy preocupado y organizó una búsqueda con un par de policías. Le avisaré que ya llegaste y que estás sana y salva... —responde Lylia.
Por un segundo la empatía me invade al imaginar lo asustado que puede estar mi padre, pasar por esto de nuevo... A veces pienso que no le importo, pero no es así, y aunque su sobreprotección no es la mejor forma de demostrarlo en el fondo sé que es así conmigo porque desea que nada malo me pase. Tomo asiento en el mueble nerviosa, porque a pesar de todo sé que mi padre me va a gritar y reclamar.
—¿Por qué te fuiste así? —Miro hacia Mar.
—No lo sé... Creo que colapsé, últimamente no me estoy sintiendo bien conmigo misma, estoy que ni... ni sé lo que siento —improviso una mentira. Lylia se sienta y me abraza de lado, me encojo al tacto, pero disimulo mi incomodidad.
—Tranquila...
—Te entendemos... —Mar se sienta a mi otro lado.
—¡No...! —alzo la voz sin pensar, mientras las aparto con rapidez, pero sin brusquedad, luego me relajo un poco—. No lo hacen... —Puedo sentir como intercambian miradas por encima de mí.
Con el paso de varios minutos lo próximo que se escucha es el sonido de la puerta abriéndose, lo que nos hace llevar la mirada allá. Es papá quién se detiene en seco al ubicarnos en el mueble, pero cuando a paso firme se encamina hacia mí mi corazón se acelera. Me toma del brazo y me pone de pie bruscamente, siento como las dos que están conmigo se paran también, pero no hacen nada, están tan estupefactas como yo. Me jala con fuerza y subimos las escaleras, yo no hago nada para zafarme porque no puedo asimilar lo que está sucediendo y porque es un hecho que no puedo contra él. Me lleva a mi habitación y abre la puerta, me tira en la cama y después la cierra de golpe.
