Tu Eras Mi Mejor Amiga (24)

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Amelie Wesley

La semana de exámenes se acercaba nuevamente, al igual que las vacasiones de invierno. Los árboles de navidad, regalos y las galletas navideñas que mamá y yo hacemos todos los años. Estaba contando los días para que las vacasiones llegarán pronto y el infierno de las clases acabará por lo menos durante un mes.

Debo admitir que ya me habia acostumbrado a los comentarios despectivos, que hacían mis cariñosos compañeros de clases, acerca de cualquier cosa que hacía o decía. Al principio realmente me molestaba y era abrumador, pero ahora solo se sentían como palabras vacías.

— Pero si es el ángel Amelie

Otra vez este tipo

Ben Robinsón era el típico chico de novela juvenil. Un deportista descerebrado con muchas admiradoras gracias a su físico y una actitud demasiado arrogante a pesar de no tener nada especial.

— Hola, podrías moverte por favor, estas en todo el paso — digo reuniendo todo mi auto-control

— No, no quiero, por cierto oí que sales con el drogadicto

— No es asunto tuyo

— Oye relajate, solo pregunto por curiosidad, nada más— sonríe — Si ibas a salir con alguien así, pudiste escojer a alguien mejor — dice acercándose a mi

Normalmente soy una persona que no tiende a dejarse ir por sus impulsos, pero por ciertos idiotas hacia excepciones. No me importaba que hablaran mal de mi, pero el no solo no me dejaba pasar, también intentaba aprovecharse.

—alguien mejor? ¿Como quien? ¿Como tu? No cariño, para enamorarme de un payaso, habría ido a un circo

— Te crees muy lista? Ganaste muchos enemigos estando bajo la protección del director y ahora que no tienes eso ¿Que harás?

El se acerca cada vez a mi hasta tocar un mechón de mi cabello

Asco

— A donde quieres llegar? — digo mirándolo fijamente

— Nada, solo que si alguna vez buscas alguien para defenderte, puedo serte de ayuda

Su mano que estaba en mi cabello se dirije lentamente hacia mí rostro. Yo no movía ni un solo musculo, no retrocedía, solo me quedé parada de frente, sin quitar los ojos de su mirada arrogante y su sonrisa torcida. Justo antes de que su mano tocará mi rostro, otra mano aparece de golpe y la toma con fuerza.

— Ella no necesita que la protejas

Siempre es Thomas, siempre de la nada, siempre es el.

La mano de Ben se veía tensa y aunque intentó dejarla donde estaba, la fuerza de Thomas lo hizo retroceder

— Y quien lo hará? ¿Tu? Un drogadicto? — dice sosteniendo su propia muñeca al ver la marca que Thomas había dejado en ella.

— No, Ella lo hace bien sola — responde Thomas mirando a Ben

— Ja — camina hacia Thomas — en ese caso ¿Que haces aquí?

— Lo mismo que tu — se acerca más a Ben — Hay una clase y quiero pasar

Que esta pasando?

Parecía una guerra de miradas entre dos postes de luz — ambos son muy altos — y ninguno de los dos parecía ceder.

¿Pierde el que parpadea?

— Disculpen, podrían no obstruir el paso, hay gente que espera para entrar — dice el maestro de la clase

El Cielo De Van GoghWhere stories live. Discover now