🐑 DOS 🐺

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Jimin chillo debido a la sorpresa que sintió al ser rodeado por aquellos fuertes brazos, sus mejillas habían ganado un fuerte color carmesí gracias a la cercanía y su cuerpo comparado con el mayor era considerablemente pequeño.

Aún no se acostumbraba a esto, el cambio tan drástico que había tenido su vida en tan solo una semana lo dejó mareado y desorientado; aún así una parte de él había encontrado la comodidad que Yoongi buscaba hacerle sentir desde un principio y aunque para el omega era cómodo dormir con el alfa para tener a alguien cerca por si las inseguridades llegaban, ahora veía que todo estaba yendo a otro nivel.

─ ¡Yoongi Hyung!, ¡Y-yoongi Hyung! ─ le llamó con voz torpe y acelerada, el alfa parecía sumergido en el quinto sueño pues sus gritos no ocasionaban nada en él, muy al contrario solo afianzó el agarre acercandolo más a su cuerpo.

─ ¡Esto no estaba en nuestro acuerdo! ─ espetó avergonzado, lo ponía nervioso aquella cercanía y el rubor en sus regordetas mejillas lo confirmaba ─ hágase para allá.

Yoongi ronroneo, sonido que al omega le gustó. En estos días había notado que el mayor a veces actuaba como un felino, muy al contrario de lo que en realidad era. El pelinrgro abrió con extrema pereza uno de sus amarillos ojos solo para ver la cara de molestia del más pequeño, riéndose internamente por su intento, porque era en vano todo lo que intentaba, Yoongi jamás lo verá enfadado.

─ Hablas mucho cachorro, duerme un rato más ─ volvió a cerrar los ojos, pero Jimin comenzó a removerse intentando soltarse del fuerte agarre, nuevamente fue inútil, Yoongi era demasiado fuerte.

Había pasado solo una semana y lo que había sido una cabaña silenciosa y tranquila por tantos años se volvió de la noche a la mañana en el lugar más ruidoso de todos. Platos quebrados por la adorable torpeza del más pequeño, risas y gritos ocasionadas por el mismo, y eso no era todo; quejas por doquier, que la figura del oso le asustaba, que tenía muy poca luz en la cabaña, que le daba miedo la oscuridad y un sin fin de cosas que no esperaba. Sin embargo hace dos noches escucho algo que lo hizo olvidarse por completo de la pequeña tortura de los días anteriores; Jimin cantaba mirando hacia la ventana, parecía perdido en sus pensamientos que no captó su presencia.

Su voz era dulce, suave, angelical, su corazón sufrió una violenta sacudida; fue la melodía más hermosa que sus oídos hayan podido escuchar, todo aquello que en sus noches pasadas necesitó para encontrar paz consigo mismo y tener un sueño tranquilo.

Amo su voz, así como toda su personalidad en sí, le vino a poner color y calidez a sus días grises y fríos.

Jimin vio el rostro pacífico de Yoongi, no estaba seguro si había vuelto a dormir o sólo fingía; pero su corazón latía desesperado al encontrarse en esta situación. Las mariposas en su estómago estaban más activas que nunca y no sabía si aquello era normal, su omega estaba tan feliz y a gusto con el mayor, eso es poco, ¡estaba encantado! Sin embargo Jimin aún seguía renuente.

Si bien el miedo ya había desaparecido y había podido tenerle confianza a Yoongi, no entendía del todo estos sentimientos, eran sumamente nuevos y lo confundían.

─ Puedo sentir tu mirada ─ el rubor aumento, había sido descubierto.

La sonrisita ronca le gusto, pero no le gustaba el motivo de ella, sentía que se estaba burlando.

─ N-no estaba viéndolo.

─ ¿A no? ─ Yoongi arqueó una ceja ─ ¿entonces que hacías?

Jimin no supo qué contestar, su boca se abrió pero ni una palabra salió de ella. Al ver que no tenía argumentos o una forma para defenderse se levantó de golpe, escapando del fuerte, agarre, claramente porque Yoongi lo permitió.

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