Capítulo 27

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"Conocerse a uno mismo no solo es la cosa más difícil, sino también la más incómoda". —H.W. Shaw

***

Toco la puerta de la habitación antes de entrar en modo sorpresa, así que girando el pomo hacia el lado derecho y de esta forma empujando la puerta, puedo ver como ella engrandece los ojos al verme llegar de forma inesperada, puedo ver como comienza a levantarse para intentar sentarse en la cama, por lo que agilizo mis pies para impedir que ella haga todo tipo de esfuerzo que pueda empeorar su condición de salud.

Apenas fue posible que me dejaran entrar a verla cuando no soy un pariente cercano y eso sin decir que, solo por haberla ayudado aquel día que estuvo casi a punto de caerse no es una buena justificación para que una desconocida como yo, intenten dejar que entre a una habitación privada para ver a una paciente que su condición de salud no es muy buena hasta el momento; pero como me gusta cumplir mis promesas, ahora me encuentro nuevamente en el hospital, con un ramo de flores amarillas en la mano y visitando a la señora Antonella que desde un principio me deslumbro su fortaleza y optimismo.

Intento detenerla para que no salga de la cama, así que permitiendo que vuelva a ella, ayudándole a acurrucarse entre la almohada y poniendo la sábana azul a la mitad de su cuerpo, le suelto una pequeña sonrisa para luego buscar entre todo el lugar un jarrón para poner el ramo de rosas que le he llevado; sin embargo, al no ver un objeto donde poner mientras tanto las flores, creo que será bueno decirle a una de las enfermeras si pueden prestarnos un recipiente para ponerlas antes que la temperatura del ambiente pueda marchitarlas.

— ¿Cómo se encuentra el día de hoy? —Pregunto tomando una silla para acercarme a ella.

—Que puedo decirle, estoy en camino a la vejez por lo que las enfermedades a mi edad empiezan a agravarse en vez de tener una cura —decir eso parece desilusionarla.

—Seamos sinceras —levanto las manos mientras dejo el ramo de rosas en mis piernas —, usted se ve muy joven, así que no se debe de estar preocupando por situaciones que aún no se han llegado a presentar —suelta una leve risa.

—Tiene razón, me preocupo demasiado por asuntos que ni se han aproximado —dice mirando un punto ciego en una de las cuatro paredes.

Miro nuevamente las rosas así que las vuelvo a tomar de mis piernas para entregárselas, en donde ella musita un agradecimiento al agarrarlas para luego pasar su nariz en varios pétalos que se encuentran mojados para que estás puedan mantenerse vivas luego del calor que trae el verano. Como si fuese una niña, admira las rosas amarillas por un largo tiempo, mientras toca algunos capullos que apenas empiezan a florecer, sin decir que, acaricia los pétalos con tanta ternura como si no quisiera lastimarlos.

—Son hermosas, muchas gracias. —Me da una mirada llena de afecto.

—No sé que tipo de flores le gustan, así que me deje llevar por mi intuición —le digo esperando que le hayan gustado y no finja su emoción solo para no ser mal educada.

—Bueno, le diré que acertó. —Engrandezco los ojos ante la respuesta. —Son una de mis flores favoritas —lo dice con sinceridad.

— ¡Uf! —Suelto un suspiro. —Tenía miedo de que no le gustaran o que fuera alérgica a ellas —dije con más tranquilidad.

—No, la verdad, aprecio su regalo. Son pocas las personas que traen flores para mí y recibir un obsequio como esté, es agradable —dice con serenidad —. Aunque ahora que lo recuerdo, puede que haya intuido muy bien algún gusto particular de mí, ¿no? —Pregunta con interés.

— ¿Cómo así? —Pregunto al no comprender lo que trata de decirme.

—Es que a veces creo que las personas que trabajan en florerías o viveros, tienen un don particular de saber que planta o flor se inclinan ante el carácter o personalidad de una persona —explica.

Solo Pide Un Deseo [+18]Where stories live. Discover now