Capítulo 34

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"Esta sociedad nos da facilidades para hacer el amor, pero no para enamorarnos." —Antonio Gala

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Me quito los lentes de sol en el instante en que siento como alguien llega a mi lado a punto de que Kala deje ir un ladrido mientras mueve su rabo de un lado a otro demostrando su felicidad al ver esa persona; me quito los lentes y los subo hasta la corona de mi cabeza para darme cuenta que no se trata más que Phillipe quien ha llegado con un bloqueador solar en la mano y su cámara fotográfica la cual tuvo que ir por ella para guardar algunos recuerdos de este fantástico día.

Me pongo de lado y suelto una sonrisa en el instante en que veo como acaricia la cabeza de Kala con tanta paciencia que parece como si se estuviera tomando su tiempo para brindarle cómodamente mimos de los cuales la cachorra necesita; sin embargo, a pesar que la imagen suele ser dulce, mis ojos se sienten atraídas y cautivados por una sola cosa: el espectacular cuerpo de Phillipe. Quien puede decir que ese hombre que tengo solo a un metro su cuerpo es de ensueño y sigo sin creer como sus marcados músculos se ven reflejados cada vez que el mueve sus brazos o simplemente hace cualquier movimiento que resalte su estructural cuerpo; muerdo la patilla de mi lente de sol mientras que no puedo evitar dejar de crear un sinfín de imágenes en mi mente, eso sin decir, que siento como empiezo a tener calor y sin dudarlo, la tentación de ir a él y tocarlo.

— ¿Todo bien? —Me centre en ver sus espectaculares ojos color miel.

¿Todo bien? Más que bien desde el momento en que decidió que tuviéramos unas tranquilas pero emocionantes vacaciones en Cerdeña, una ciudad que está ubicada entre la isla mediterránea de Italia, desde luego, él no deja de sorprenderme y más cuando sabe bien con qué cautivarme, porque una vez que pisamos la isla y nuestra primera aventura ha comenzado en Villasimius exactamente en la playa Porto Giunco, todo fue sorprendente. Más porque el clima y la época nos da ese favor de poder disfrutar la brisa del mar, las cristalinas aguas, la fina arena y la hermosura que trae el paradisíaco lugar.

—Claro que sí, ¿por qué la pregunta? —Me levanto para sentarse en la tumbona.

—Porque me observas mucho como si tuviera algo pegado en el rostro —se ríe de sus propias palabras.

La verdad es que admiro la hermosura que Dios le brindo a él, porque no es suficiente con ser un buen hombre y tener una peculiar personalidad para que ahora, se le agregue ese majestuoso cuerpo que no sólo yo ya estoy observando, sino que también, otras mujeres que caminan cerca de nosotros o se encuentran a nuestro alrededor no dejan de verlo. Es posible que, si no quito mis ojos de su perfecto abdomen y de sus increíbles brazos y caderas, no seré responsable de mis actos, como entre ellos, en lanzarme encima.

— ¿Es que no puedo verte? —Le digo mientras cruzo las piernas.

Ahora es su turno en el instante en que con cautela, observa mis piernas las cuales apenas son cubiertas con una falda blanca que hace juego con mi topless; desde luego, fue una buena idea tener que traer ropa de playa cuando tuve la esperanza que él me llevara a uno de estos lugares, eso sí decir que, aún ni siquiera le he dado la oportunidad de que me vea con bikini, porque si no es probable que ahora, los roles sean contrarios porque dejaría de verlo, para que en este instante sea él quien me vea sin descaro y pudor.

— ¿Te gusta lo que ves? —Digo con un tono sensual.

Veo como su respiración cambia de ritmo para apretar sus labios y tener que hacer el esfuerzo de ver hacia otro lugar, sé que si sigo seduciéndolo es probable que tenga un bulto debajo de esas bermudas azules que se acentúan perfectamente en sus anchas caderas; realmente ambos no nos estamos ayudando en nada, es más, lo que parece haber comenzado con un simple juego de insinuación y coqueteo, está dando paso a que ambos nos excitemos.

Solo Pide Un Deseo [+18]Where stories live. Discover now