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El pelinegro no supo en qué momento el chico rubio se había subido a sus piernas mientras lo tocaba coquetamente, no iba a quejarse, no le desagradaba en lo absoluto. El rubio se sentó a horcajadas del pelinegro, mirándolo de manera penetrante, Moonbin no quitaba la vista de sus apetecibles labios, haciendo puños sus manos por las inevitables ganas que tenía de tocarlo, pero no podía, según las reglas, no podía hacerlo.

El menor empezó un leve movimiento de caderas, dejándose llevar por el placer del momento, él no era de ser tan entregado a sus clientes, pero aquel pelinegro lo encendió desde el momento en el que lo vio.

-Puedes tocar.- le susurró al pelinegro, sintiendo como éste de manera obediente subió sus manos a su trasero, sonriendo con satisfacción.

Moonbin no estaba pensando con claridad, no solía ser de esa manera, pero su corazón roto lo llevaba a hacer ciertas acciones. Minutos después, el recuerdo de Yeonjun besándose con alguien más le llegó justo al sentir los labios del rubio en su mentón. Dejó de tocarlo, posicionando sus manos a cada lado de su cuerpo, dejando escapar un largo suspiro de frustración, sintiendo como su erección bajaba rápidamente.

-No puedo seguir- dijo Moonbin, mirando al chico frente a él.

-¿Pasó algo? Estábamos muy bien- le dijo, delineando el mentón contrario con su dedo índice.

-Es solo que... Lo siento.

-Genial- dijo el rubio, levantándose de las piernas del mayor con frustración.- No puedes solo detenerte así- suspiró- Sí te ven salir de aquí con esa cara de cachorro dolido me van a descontar a mí de mi salario por no hacerte feliz, ¿comprendes eso?.- dijo un poco desesperado.

-Puedo quitar mi cara de cachorro dolido si te hace sentir mejor.

-No es sólo eso, ¿no ves lo atractivo que soy? ¡No puedes solo rechazarme!.- dijo frustrado, quitándose el antifaz, dejando a la vista su bonito rostro.

-Sí eres atractivo- respondió Moonbin con sinceridad, viendo como sonreía de nuevo el rubio, tomando la posición que tenía hace unos momentos en sus piernas, seduciéndolo.

Moonbin lo miró con detalle, la cara del rubio estaba demasiado cerca, dándole una mejor vista de sus facciones que no podia ver antes por la falta de luz que lo dejara ver con claridad, analizándolo, pareciéndole terriblemente familiar. Y entonces en su mente algo hizo click, cayendo en cuenta de todo.

-Dongmin... eres Lee Dongmin.- murmuró con sorpresa.- ¿Cierto?

-¿Cómo sabes mi nombre?.- respondió confundido.

-Soy yo, Moonbin, fuimos amigos hace años.- le dijo con una gran sonrisa.

-Mierda... Entonces si eres tú.

Dongmin bajó de las piernas del mayor otra vez, sentándose esta vez a su lado. ¿En serio se le acaba de restregar al que fue su primer amor? Vaya vida.

-¿Qué haces en un lugar como este?- preguntó Moonbin, aún sintiendo los efectos del alcohol, pero ya no era tanto.

-Aquí trabajo.- Respondió, viendo la mirada de extrañeza de Moonbin.- Deja de mirarme así, no tengo sexo con mis clientes, solo les bailo.- frunció el ceño.

-Es tu vida.- dijo, riendo por la explicación del menor.- No te estoy juzgando, simplemente es sorprendente.

-De todas formas, ¿qué haces tú aquí?

-Ya te lo dije, un amigo me hizo parar aquí.

-Bueno, esto es raro.

Segundo después, un sonido salió por los parlantes, anunciando que el tiempo había acabado. Dongmin se le acercó peligrosamente al pelinegro hasta llegar a poner sus labios en el cuello contrario, dejando un muy húmedo beso, se acercó a su oreja, mordiendo levemente el lóbulo.

𝐓𝐡𝐞 𝐂𝐥𝐮𝐛 𝐁𝐨𝐲 / 𝐁𝐢𝐧𝐰𝐨𝐨- 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧Where stories live. Discover now