Capítulo 17

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Todo estaba siendo más fluido. Juan Pablo y Pedro habían vuelto a hablar, luego de la charla útil que habían tenido hace dos semanas. El mayor había vuelto a charlar conmigo también, al principio eran sólo saludos por educación, pero ya volvió a ser como los primeros días luego de que me vayan internado. Los niños estaban llenos de evaluaciones, especialmente Tincho y Pablo, que ya estaban en la secundaria; esto provocaba más silencio en la casa debido a que estaban estudiando. Y al mismo tiempo se acercaba el cumpleaños de Bauti, nos encontramos al 3 de noviembre y su cumpleaños es el 15. Peter estaba entretenido con todos los preparativos; había comenzado a acercarse más a sus hermanos cuando toda la misión de los traficantes había terminado, me daba ternura verlo jugar con ellos a las cartas o al basket. Hablando de eso, Juanma había empezado hace ya dos meses a practicar este deporte y estaba super feliz con eso. Me había quedado a ver sólo dos de sus entrenamientos, de los últimos, pero parece que lo hace muy bien. Me alegra verlo motivado con algo, últimamente había estado medio bajón y no sabía cómo ayudarlo ya que él no quería hablar. La semana pasada, mi psicóloga me dijo que ya está mejor, que las sesiones por semana iban a bajar a sólo una de las tres que teníamos, pero que siempre que necesitara la llame para desahogarme. Me ponía aún más feliz de estar mejorando, realmente luchaba por eso. Solo quiero aclarar que claramente no puedo estar bien de un día para el otro. Pero que yo lucho. Todos los días digo estar bien para creerlo. Trato de tapar todos los pensamientos malos y negativos que se me cruzan en la cabeza. Y capaz las noches son más tormentosas. Cuando el silencio y la oscuridad provoca que empieces a pensar demasiado y que te bajonees, pero sin embargo al otro día me motivo con cualquier pequeña cosa para levantarme, para experimentar, para vivir realmente un día más. Cuando en la madrugada siento un vacío en el pecho, si es necesario, lloro. Aprendí a llorar. A que siempre es bueno hacerlo. A que si lo hacés, al día siguiente, es más probable que estés mejor, porque liberaste todo ese mal que sentías.

-Lu, ¿te puedo hacer una pregunta? -entró bauti acompañado de Tincho mientras yo escribía en mi cuaderno-

-Sí, claro, preguntame -se habían quedado parados al lado de la puerta-

-¿Vos te llamás Lucía o tenés otro nombre? -me sorprendió la pregunta y me llamó la atención que tengan esa duda-

-Si quieren siéntense -esperé a que lo hagan- Yo me llamo Mariana. Pero me dicen Lali, y así me pueden llamar ustedes.-asintieron- Yo no les quise mentir, pero lo que pasa es que tuve que suplantar a otra mucama que iba a venir que se llamaba Lucía, entonces tenía que pretender que ese era mi nombre.

-Aaah, o sea que vos sos La, no Lu -afirmó Juanma y asentí-

-No pasa nada, nosotros no creemos que nos hayas mentido, tenés un lindo nombre, me gusta - sonrió el menor-

-Gracias por entenderme -les sonreí también-

-Bueno Bau, vamos que Lali -me miró y guiñó el ojo- está ocupada y yo tengo que estudiar - Bauti hizo un puchero y vino a abrazarme tiernamente-

-Chau Laa, nos vemos después -me soltó y se desprendieron. Antes de cerrar la puerta, Tincho movió la mano saludándome-

Luego de haber estado alrededor de una hora arreglando el jardín, la hora de la merienda había llegado. Tiempo antes había preparado una tarta de frutillas con Juanba, su favorita. Cuando fui a buscarlo al playroom, me contó que su hermano había bloqueado la puerta de la habitación y que él no había podido entrar durante toda la tarde, me sorprendí con esa información. Le preparé una chocolatada, le serví una porción de tarta y lo mismo hice sobre una bandeja. Luego tomé el conjunto de llaves duplicadas y me dirigí al cuarto. Cuando entré, Tincho estaba recostado en la cama durmiendo, abrazado a una almohada, me relajé y lo desperté.

-Ey, ¿estás bien? -frunció los labios suavemente y negó, pude notar el nudo en la garganta. Cerré la puerta que había dejado abierta, apoyé la bandeja con comida en el escritorio y me senté a su lado- ¿Qué pasa? ¿Querés contarme? -no respondió- Escuchá, yo sé que ya hace un tiempo que estás mal, que no me querés contar, pero se nota. Estar aguantando esto sólo es peor que hablarlo, te lo digo por experiencia. Si no querés hablar conmigo le puedo decir a Peter o comentario para qué vayas a una psicóloga -negó rápido, seguro y suspiré- Bueno, si no querés que se enteré, le pido a mi psicóloga que esté con vos en uns sesión secreta. Es re buena, Juanma. A mí me ayudó un montón y sin dudas te va a ayudar a vos si lo necesitás. Ella no le va a contar nada a nadie excepto que estés en un caso extremo. Pero te va a hacer bien, en serio. -Esperé unos segundos en silencio, a ver si contaba algo pero no lo hizo- Te dejo que lo pienses. Cualquier cosa que necesites… yo estoy, siempre estoy -pensé que hubiese sido bonito que me digan eso en los momentos que yo estuve mal- Arriba del escritorio está la merienda. Con Bauti preparamos una tarta de frutillas. Espero que te guste -le sonreí-

Me despedí y me retiré del cuarto.
Me entristecía verlo así. No quería que un recién adolescente se sienta mal. Tiene mucho por delante, y esta etapa sería lo más ideal para disfrutar, no para llorar. No quería que alguien como él pase momentos tan de mierda, como yo los había pasado en alguna edad similar. No era bueno estar hundido en problemas, presión y estudio en esta etapa. Era más un momento de experimentar, de disfrutar y gozar. Aunque en realidad, durante toda tu vida deberías pasarla bien, claramente con sus bajones también, sino, no tendría sentido.

Luego de haber merendado, seguí cortando algunas malas plantas del jardín y limpiando la piscina.

-Bu -me asusté cuando me empujaron suavemente por detrás y casi caigo al agua. Me di vuelta y descubrí al "chistoso"-

-¡Casi me caigo! -le reclamé- No podés hacer esas cosas -me crucé de brazos y él rió-

-Sos re tierna -achinó sus ojos- Cuando querés, eso sí -revoleé mis ojos y me di vuelta para seguir el trabajo- Re divertido limpiar la pileta, ¿no? ¿Te ayudo en algo? -negué de espaldas a él- Ey ¿pasa algo? Mirame. -me volví hacia él, mi cara se no algo molesta, lo sabía- ¿Te molestó que te asusté? Perdón, no quise que te molestes, perdón -hizo un puchero-

-No, Pitt, todo bien con vos -suspiré-

-¿Qué pasa entonces? ¿Querés hablar? -se sentó en el borde de cemento de la pileta- Yo te escucho si querés -Me miró desde abajo y me causó una especie de ternura-

-No me tenés que escuchar a mí, tenés que escucharlo a Juanma. -dije al fin- Está mal -me dejé caer en el suelo- ¿No lo notás? - asintió lento,  ini triste- No te debería decir esto, me dijo que no lo haga -miré el piso- No quiere hablar, no sé cómo ayudarlo, no puedo verlo así. Me hace pensar en -no terminé la oración- No quiero que sufra siendo tan chico, yo sé lo que se siente. - lo miré con los ojos llorosos y me froté con la mano- Le ofrecí la psicóloga, le dije que lo pienses porque no me dio ninguna respuesta. Pero creo que lo necesita bastante. - hice una pausa - Capáz, vos podés hablarle. Sos el hermano. Y aunque estuviste algo ausente, él te perdonó y te entendió y tal vez le hace mejor hablar con vos. Quizá es algún noviazgo que lo tiene mal o… no sé, no sé - se me quebró la voz y él se acercó a abrazarme-

-Tranquila La, es un chico fuerte. Yo le voy a hablar, aunque no creo que quiera hacerlo. Pero no te preocupes por eso, no te hagas la cabeza. No es tu culpa y no tenés por qué cargarte todo encima. Lo vamos a ayudar, como sea. Yo ya notaba que él estaba más apagado, pero es algo común que pasa a esas edades. De todos modos, no fue buena idea esperar que él resuelva sus temas solo, para ver cuánto aguanta. Estuvo muy mal de mi parte, no estés mal vos, si? - tuve que asentir -

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⏰ Last updated: Dec 26, 2021 ⏰

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